Jandy Ventura es el hijo de Johnny Ventura que más se parece a su progenitor, se parece tanto que el mismo Johnny, en una entrevista lo definió como » un clon» suyo por el casi total parecido que los une como la sangre y la relación padre- hijo.
Ahora con la muerte física de «El Caballo Mayor», a Jandy, muchas y muchos lo están cargando con la más pesada de las cargas que levantó » El hijo del pueblo»: su legado.
Ese legado de Johnny, su muerte física lo ha dimensionado hasta cuestionar aquella sentencia de Francisco Henríquez y Carvajal, ¡quién ante el féretro del inmenso Eugenio María de Hostos recriminaba a la América antillana reconocer a sus” grandes vivos cuando eran sus grandes muertos!».
Con Johnny, el pesar por su muerte expresado en idiomas, lugares distintos y distantes y a través de todos los medios que hoy Interconectan a todos y todas en esta » aldea global» advierte que la tarea de su emergente » sustituto» superará a la de Sísifo y la del protagonista de La Odisea juntas.
En tan difícil tarea, Jandy tiene algunas herramientas que, por lo menos, valorarán sus intentos: la compañía de su madre, la siempre constante y cercana doña Fifa Flores, quién por más de 50 años acompañó a Johnny en las buenas y en las malas, y la disposición responsable y humilde del heredero que en este escenario de dolor ha mostrado su disposición para responder como las circunstancias le exigen.
Su mensaje al desfasado Ala-Jaza, me parece una de las respuestas que ayudarían a transitar por el camino que tiene que recorrer: cuando al insensato » artista urbano» la mayoría de quiénes han valorado su » pésame» están condenándolo al ostracismo, el hijo de El Caballo Mayorle extiende » un ramo de olivo» y le dice que no hay rencor ni él ni en su familia por el exabrupto cometido.
Plausible esta actitud de Jandy que revela el dolor no lo obnubila, que ese sentimiento lo aturde, pero no lo anula; que le da fuerzas. Pero ese es el menos desafiantes de los ingentes retos que tiene el ahora líder del clan de los Ventura- Flores.
El más demandante es ese que le han encargado desde el presidente Luis Abinader, la merenguera Milly Quezada y otros/as artistas, y quiénes se han abrogado la misión de hacerlo responsable de » mantener el legado» de Johnny Ventura.
» ¡Y es fácil”, diría cualquiera!
Más allá del reconocimiento y pesar expresado a lo largo y ancho por la muerte del popular merenguero, con su carisma, su » don de gente», capacidad de trabajo y compromiso político- social alcanzó una dimensión lograda por muy pocos.
¡Y no están estos tiempos para eso!
