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miércoles, mayo 8, 2024

José Cestero: Memoria viva de la Ciudad Colonial 

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José Socrates Pérez Cestero es uno de los artistas más representativos de las artes visuales en República Dominicana, no solo por crear una estética original con la que plasma la identidad dominicana, sino porque ha sido participante de primera línea en los principales acontecimientos políticos y culturales de las últimas seis décadas, particularmente en  de la guerra de abril en el 1965.

En 1954 se marcha a Nueva York por un tiempo y a su regreso se involucró en la política, participando en movimientos revolucionarios que surgieron en el país después de la caída de tiranía de Rafael Leonidas Trujillo en 1961, tales como el Movimiento Arte y Liberación, integrada por Silvano Lora y Antonio Toribio, Asdrúbal Domínguez, Jose Ramírez Conde, Ada Balcácer, entre otros.

Esta agrupación de artistas constituía un movimiento cultural que quería conectar con la sociedad por medio acciones realizadas en espacios públicos, para transformar a través de la cultura: recitales de poesía, obras de teatro, murales, talleres, exposiciones, etc… Esta misma agrupación conformará durante la Revolución de Abril de 1965 el Frente o Comando Cultural Constitucionalista. Personalidades como Silvano Lora, Ada Balcácer, Elsa Núñez, Ramón Oviedo, José Cestero, Asdrúbal Domínguez, Julio Susana, José Ramírez Conde, Dionisio Rodríguez, Soucy de Pellerano, entre muchos otros artistas e intelectuales, usaron sus pinceles y sus plumas como armas de guerra, creando y duplicando pancartas en apoyo a los constitucionalistas.

Mujer angustiada 55x39 1965

Mujer Angustiada 55×39 1965

Bajo este panorama político, nos encontramos en un momento crucial, de suma importancia para el arte dominicano, pues la mayoría de los artistas acuden al llamado revolucionario y se identifican con las políticas socialistas. Arte y Liberación, levantará el discurso sobre el “arte comprometido”, sosteniendo que el artista debe utilizar su creación como herramienta de activismo político y social. Esta forma de pensamiento fue absorbida por la gran mayoría de artistas de esta época: generaciones ’50 y ’60, pero tuvo también su contraparte con artistas reaccionarios que también formaron coaliciones y emitieron manifiestos con fuerte presencia y el apoyo de críticos de arte de la talla de Manuel Valdeperes que afirmaba que “…el arte comprometido no es ni auténtico ni revolucionario… ”.

En estos años el joven Cestero se encontraba en una fase de experimentación de técnicas, sujetos y materiales. Utilizó una paleta de colores oscuros, terrosos y fríos, y formulaciones pictóricas tensas, abstractas y densas. Muchos artistas crearon obras con estas características, que reflejan la estresante situación política que se vivió durante los años posteriores al ajusticiamiento de Trujillo. El cuerpo de obra producido durante esa época por este grupo de artistas puede enmarcan dentro de una misma dimensión formal y estética.

Familia Dominicana
Familia Dominicana

Durante los años 70s no se conoce con exactitud el paradero de Cestero, pero presuntamente se mantuvo viajando entre los estados unidos, República Dominicana y alguna visita a Europa. Estudia, lee, absorbe. En este periodo el maestro se empapa de conocimientos sobre arte, estilos, movimientos. Conoce los grandes museos de los Estados Unidos: el Moma, el Metropolitan Museum, el Guggenheim en Nueva York…

Las obras que crea durante las décadas siguientes, tienden más hacia el dibujo en formatos grandes y medianos. Se aprecia el lápiz sobre el papel blanco, son dibujos livianos, con poca y diluida pintura. Sus temas siguen siendo de compromiso social, dibuja su propio entorno, recrea los personajes con los cuales convive, de tal forma que se convierte en un narrador de las realidades que enmarcan su vida.

La Colillera del CONDE Peatonal, 40X30-2011

Obtiene el Tercer Premio de dibujo en el I Concurso de Arte E. León Jimenes con la obra “Estudio de niño con juguete” en el 1964; en 1968 el premio en categoría dibujo en el IV Concurso de Arte E. León Jimenes con la obra “Estudio para figura fantástica”; en 1983 gana el Segundo Premio del X Concurso de Arte E. León Jimenes con la obra “Díptico para Mutanville”. Su carrera escala, y se convierte en un artista valorado y apreciado en su propio tiempo. Ciertamente, desde el principio a sido muy querido por todos, siempre apoyando las causas rebeldes, amigo de colegas, desprendido de todo lo material, desinteresado y franco.

Es conocido por ser un tertuliante formidable, en su casa, o en su taller se producían las más interesantes reuniones en las que participaban los artistas e intelectuales más importantes de aquellos años, los “años de Balaguer”.Humedales en La Isabela1

Humedales en La Isabela1

En 1990 obtiene premio en la XVII Bienal Nacional de Artes Plásticas con la obra “Recuerdo de mi infancia, Juan Calalú apaga la vela, prende la luz”, un dibujo sobre tela de casi tres metros de altura por un metro y medio de ancho. En este enorme dibujo se puede ver un pequeño personaje subido en una silla en el centro del cuadro que está encendiendo una bombilla eléctrica, mientras sostiene una vela con la otra mano, la cual está soplando. El entorno del dibujo es difuso, parece ser el justo instante en el que enciende la la bombilla e irrumpe la luz, cegando la vista por y creando una atmósfera amarillenta por un segundo. Tanto este personaje del centro como la figura del fondo se representan de forma borrosa e indefinida, de color gris oscuro, como manchas o borrones.

Foto cafetera Cestero Mam
Foto cafetera Cestero Mam

Al observar con detenimiento notamos las manchas del guache que le dan forma al personaje detrás y se distingue claramente el gesto de las manos que indica que está rezando. Al otro lado de la tela una virgen de la Altagracia, claramente dibujada con colores más intensos. Es una obra que nos habla de ese momento histórico cuando el pueblo viva apagones de más de 10 horas de manera constante, en todos los sectores del país.

Foto pared amarilla Cestero Mam (2)
Foto pared amarilla Cestero Mam (2)

Todas las casas estaban preparadas con velas, velones, lámparas de trementina y de gas, hasta que el inversor se hizo asequible y se convirtió prácticamente en un artículo de primera necesidad hasta entrado el siglo XX!, que se han logrado minimizar las averías y cortes de suministro. Esta obra es parte de la colección del Museo de Arte Moderno.

Cuando vemos el conjunto de obras que integran su producción de pinturas de la década del 90 se percibe la evolución de su técnica, que parte con una factura pos-expresionista, encontrando la definición de su estilo particular. Las temáticas que han persistido a lo largo de su carrera tienen mucho que ver con su entorno próximo, incluso apareciendo él mismo dentro de sus pinturas en muchas ocasiones.

José Cestero es considerado el “cronista de la zona colonial”, pues gran parte de su obra se dedica a proyectar los personajes, los amigos y los lugares de su entorno, donde ha hecho su vida. Esta importancia del contexto, quedó reflejada en su reciente y gran retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo: “Notas sueltas para contar” (2022), curada por Mildred Canahuate y Amable López Meléndez, en la se recreó La Cafetera, espacio icónico de la Calle el Conde de Ciudad Colonial, punto de encuentro de artistas e intelectuales.

 

Autoretrato

Autoretrato

Su mítica serie de monumentos de la Zona Colonial, creada con motivo de la celebración del “V Centenario del Descubrimiento de América”. Con esta serie, quedó consagrado como el “Pintor de la Ciudad”. Su estilo único, el uso de trazos gestuales y líneas sueltas, los colores puros y limpios, una imaginería sencilla, caricaturesca, elementos que hacen su obra auténtica y generan conexión con el espectador; generalmente quien se encuentra con un cuadro de Cestero se identifica fácilmente con él.

Escenarios fácilmente reconocibles, personajes captados con pocos gestos de una manera increíblemente precisa. Muchas de esas pinturas de la Zona Colonial, narran historias y anécdotas muy puntuales que forman parte de la memoria emocional de esa comunidad. Cestero nos ayuda a definir la dominicanidad, a vernos y reflejarnos en esas historias sobre amistad, amor, desamor, salud mental, tradiciones y del diario vivir en el espacio urbano más antiguo de la Ciudad Primada.

Autoretrato con la Duquesa de Alba (1)

Autoretrato con la Duquesa de Alba (1)Otras importantes series desarrolladas por el maestro Cestero son las apropiaciones de artistas universales, buscando desentrañar algunos de sus secretos. Apropiaciones para las cuales no copia el estilo pictórico. Lo que nuestro artista pretende es trasladar los conceptos a su mundo, en su materia y con la intervención de su gran sentido del humor. Es así como celebra a Jan van Eyck, Diego Velazquez, Van Gogh, Magritte, Frida Kahlo, Diego Rivera, Josep Gausachs.

La reciente exposición en el MAM, incluyó tres versiones diferentes de su apropiación de la obra de Van Eyck “Retrato de los esposos Arnolfini”, expuesta originalmente en la Galería Senbelén (1987).

En una de estas versiones se auto-representa casándose con Frida Kahlo y en otra con la actriz y cantante Cher. Estas recreaciones de las obras de grandes artistas del pasado y del presente, demuestran que es un estudioso de la historia del arte, dispuesto a jugársela en todo momento, estirando la dimensión de lo original y lo legitimo y traduciendo a lenguajes que serán apreciados por el público.

También ha sido de gran interés para coleccionistas sus series sobre El Quijote en las que pinta escenas de la célebre obra de  Miguel de Cervantes, colocando los personajes envueltos dentro de un ambiente encantado por la bruma sensacional y mística. La primera de estas series fue presentada en 2005 bajo el título “Las Andanzas del Quijote” en el Museo de Arte Moderno.

Posteriormente, asume el reto de representar el paisaje natural de la ciudad de Santo Domingo, especialmente los humedales del río Ozama. Cuadros de grandes y medianos formatos, donde plasma y celebra con trazos ágiles, seguros y precisos, las riquezas naturales que estamos perdiendo debido a la contaminación ambiental. En la serie de sus humedales y marinas, descubrimos una nueva preocupación del maestro Cestero: la ecología y el medio ambiente. Estos trabajos se presentaron en 2009 en la exposición individual “La Ciudad del Ozana”, como un homenaje al arquitecto Eugenio Pérez Montás.

José Cestero es un artista incansable, siempre activo; al servicio del pueblo, creando un patrimonio artístico único y particular. Es por ello que en el 2015, el Ministerio de Cultura le otorgó el Premio Nacional de Artes Visuales. Cestero es verdaderamente un artista auténtico y sin miedo a pervertirse, incluso ha sido capaz de regalar su obra o venderla muy barata en numerosas ocasiones.

Amigos y coleccionistas han estado siempre ahí para apoyarle, cuidando de él y protegiendo el valor de su obra, tales como José Muñoz; Verónica Sensión y Mildred Canahuate; también, el empresario y coleccionista Viriato Pernas Piantini, ha tenido una estrecha relación por décadas con Jose Cestero, facilitándole un espacio, donde tuvo su taller por muchos años. Según testimonio del propio artista, este taller, localizado en la residencia materna de Viriato, ha sido uno de los espacios donde ha podido trabajar a sus anchas y donde se ha sentido más féliz.

Así mismo, el empresario y coleccionista César Miguel se ha ocupado de cuidar y poner a la disposición del artista todo tipo de materiales y soportes. Precisamente, durante los últimos años César Miguel ha venido trabajando en la creación del Museo José Cestero a inaugurarse próximamente en la Ciudad Colonial.

Nocturno en el Parque Colón

Nocturno en el Parque Colón

Ya el maestro José Cestero alcanza los 85 años de edad. Es el artista dominicano vivo más importante de nuestro tiempo. Es un privilegio contar con un referente como él, partícipe directo de la historia política, social y cultural de la República Dominicana. Ha sido un estudioso de los grandes maestros de la pintura universal y se ha hecho grande él mismo a través de sus aportes a la plástica dominicana y su legado estético invaluable.

Precisamente, este año 2022 su personalidad, su trayectoria y su legado han sido valorados y aupados por el Museo de Arte Moderno, así como por el Banco de Reservas, quien le ha proyectado internacionalmente como el símbolo de la vitalidad y riqueza de las artes visuales y la cultura de la República Dominicana.

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