Mi generación de San Carlos conoció, convivió y hasta fue «víctima del aguajero».
Llegué adolescente a San Carlos (1981) cuando ya La Familia André comenzaba a sonar en la radio dominicana.
Recuerdo que la orquesta La Solución sacó al mercado latinoamericano un álbum que contenía el éxito «La Rueda», que había grabado hacía mucho tiempo Celia Cruz.
«El aguajero» es un personaje con las mismas características que «El bultero». Dos de sus cualidades más notables : hablan y prometen cosas que no pueden cumplir ni en «revelaciones». Presumen de sus buenas relaciones sociales. Buche y pluma no más, como dice el refrán popular.
Recuerdo un amigo del liceo Unión Panamericano, hoy un exitoso abogado de los tribunales de la República tenía una capacidad para «vender sueños» a sus compañeros de aulas. Una vez me dijo :»Roberto Monclús quieres bailar con chicas bonitas y universitarias? Te invito, el viernes a Disco Club Universitario». Machete, respondí. Llega el día acordado. El reloj marcaba las 6 de la tarde y no habían llegado ni si quiera las estudiantes de «enfermería, bioanálisis, contabilidad y Humanidades». Ya nos habíamos «bajao un ron gordito de Barceló» y no he bailado un solo «merenguisto».
Desde ese día, mi compañero y colega abogado Lincoln Méndez, pasó a la categoría de agüajero.
Finalmente, antes de cambiar de emisora para continuar con República Musical recibí varias llamadas de apoyo…pero se quedaron en «aguaje» y aquí estoy este jueves, recordando que Dios no es ningún aguajero porque cumple sus promesas.
