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domingo, mayo 5, 2024

Pedro Aníbal Fuentes Berg en los recuerdos de sus hijos quién laboró para el SIM en la Era de Trujillo

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Sobre la horrible etapa de persecución y tortura a muchos jóvenes dominicanos antitrujillistas, y en especial sobre la figura de su padre, el “fotógrafo de la 40”, los hermanos Gladys y Ángel Aníbal Fuentes Batista ofrecieron sus impresiones y vivencias en entrevista a Onorio Montás para su «Revista Dominical Dejando Huellas», que se transmite por QuisqueyaFM.
Gladys Fuentes Batista, de manera introductoria, agradeció la posibilidad de visibilizar la figura de su padre, Pedro Aníbal Fuentes Berg, y realizó un breve resumen de hoja de vida de ese enigmático e importante personaje en la era las luchas por derrocar al dictador Rafael Leónidas Trujillo. Así, destacó su virtuosismo como fotógrafo, “adelantado para la época”, por contar con equipos y técnicas fotográficas de última generación.
“Él trabajaba en emigración, y pertenecía a la célula de emigración del movimiento 14 de Junio. Aquello era tipo trinitario, de a tres y de a cuatro, que nada más se conocían entre ellos. Entonces a él lo mandaron a hacer un servicio al Servicio de Inteligencia Militar (SIM), porque al venir Fulgencio Batista a la República Dominicana iban a venir unos espías, algo así, y le dieron algunas fotos para que él las arreglara. Ellos se encantaron
con su trabajo y ahí vino su desgracia, porque le dijeron que tenía que permanecer trabajando para ellos”, pues fue trasladado al Servicio de Inteligencia Militar (SIM), apuntó.
Asimismo, la entrevistada continuó diciendo: “Al parecer los guardias eran un tanto estúpidos y nunca le quitaron los negativos. Él traía esos negativos y los copiaba en el baño de mi casa cuando todo el mundo dormía. Entonces mi tío Gilberto, que trabaja en Dominicana de Aviación, recibía las fotos que él le pasaba y se las entregaba a dos pilotos de su confianza Manolo Lamarche y Monchi Moliné, de acuerdo a José Israel Cuello se la entregaban a Ilander Selig que también trabajaba para CDA.
Así se dieron las fotos a conocer y eso obligó a la Organización de Estados Americanos (OEA) a venir a República Dominicana, las fotos de las torturas a José Mesón con los ojos desorbitados en la “silla eléctrica” que salieron publicadas en las revistas como Time-Life y al ver las torturas y las muertes que se sucedian en los centros de torturas de la tiranía de
Trujillo”, aclaró.
La mayor de los hermanos Fuentes Batista recordó también sus impresiones de aquella época, apenas con 5 o 6 años de edad, y dijo que, luego de que apresaran a su papá tras conocerse lo de las fotos, y luego de la muerte del dictador, su madre iba a visitar todos los martes y jueves la cárcel de La Victoria, a hacer fila y mirar las guaguas para ver si lo veía,
pero nunca lo encontró. “Ella nunca encontró a mi tío y mi papá porque tenemos testimonios de presos políticos que dijeron que a los Fuentes los mataron el 21 de enero, al otro día de agarrarlos. Este enero se cumplieron 64 años de desaparecidos”, precisó.
Asimismo, la entrevistada comentó que a su abuela, so pretexto de tener dos hijos eran desafectos al gobierno o estaban involucrados actividades comunistas, la despidieron de su trabajo como costurera de La Voz Dominicana y el mismo José Arismendi Trujillo Molina (Petán) le comunicó su despido, y que la angustia a la que se sometió su familia duró incluso luego de derrocada la dictadura, ya que decían que había unos barracones
en Haití donde tal vez estaban su padre y hermano, pero todas esas eran fábulas.
“Yo de chiquita decía que iba a hablar con Trujillo para que soltara a mi papá. Luego fui haciendo conciencia de que mi papá y su hermano habían sido víctimas de la tiranía de Trujillo, y eso luego de que varios amigos de la familia vinieran y hablara de ellos”, recuerda.
Por su parte, Ángel Fuente Batista, hijo del fotógrafo, recordó a su padre en la entrevista como a un hombre muy interesado en todo tipo de conocimientos, y, aunque era muy pequeño cuando sucedieron los hechos mencionados, apuntó que tanto su madre como sus allegados contribuyeron a moldearle los recuerdos de su padre.
“Mi madre me contó que cuando él iba a la cárcel de La 40 se llevaba los bolsillos llenos de cigarrillos, porque cuando aquello todos los muchachos fumaban, y de allá para acá venía con mandaditos, tipo: dile a mamá que estoy preso. Él hacía un servicio digámosle comunitario, con la intención de ayudar, él fue un servidor en todos los sentidos y eso me enorgullece mucho”, relató.

En este sentido, Gladys destacó que, al ser tan dadivoso su padre, cuando lo apresaron y mataron varios amigos de la familia se ocuparon de ayudar a su madre en la crianza de los 3 niños, tanto con dinero como con otras necesidades. “Mami siempre me decía que Manolo Lamarche le mandaban 15 pesos. No sé por qué lo hacía, si por solidarizarse con mi
papá o porque tenían algún acuerdo hablado, nunca lo supimos”, dijo.
La mayor de los hijos del “Fotógrafo de la 40” insistió también en lo multifacético que era su padre, quien, además de ser un fotógrafo profesional, tenía afinidad por la mecánica, la caza y la pesca, al punto de ser capaz de construir, él solo, un bote con todo y motor. “Recuerdo el día que vinieron a llevarse el bote en un camión, fueron unos marinos. El bote
se llamaba Mocita, como él me decía de cariño. Se llevaron todo lo que era de él. A nosotros nos hicieron lo que ahora se conoce como allanamiento”, expresó.
“Yo recuerdo que aquí en la terraza él tenía un radio grande de esos que había antes, y yo venía a molestarlo, “a buscar a mi papi”, y él me decía que me fuera donde mi mamá. Era que él escuchaba a Fidel Castro, desde Cuba, antes que triunfara la revolución allá; eso me lo dijo tiempo después mi madre”, recordó.

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