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jueves, mayo 2, 2024

Orlando Martínez, todavía vivía

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“El Nacional en Lucha” es un hito periodístico que todavía, a más de 46 años de su efímera salida, no lo recogen los escribidores de historias testimoniales capitalizables. “El Nacional en Lucha” fue el predecesor del vespertino “La Noticia”, hijo legítimo de un grito de libertad de la prensa, en nombre de un país turbulento.

Posado en la acera frontal del mismo edificio que hoy todavía ocupa la sede del diario vespertino El Nacional de ¡Ahora!, y otros hilos comerciales de información creados por su propietario, estaba el grupo de veteranos periodistas en huelga.

Un lío de resabios libertarios en favor del sano ejercicio periodístico era la causa de aquella protesta casi desamparada.

Los héroes estaban afuera, sobre la acera. Dentro del edificio estaban los victimarios que politizados e ideologizados manejaban las imprudencias del momento. En la escuela de Ciencias de la Información les llamaban “los esquiroles”. Eran los ejecutivos del vespertino y del semanario en forma de revista ¡Ahora!

Entre estos últimos estaba Orlando Martínez, recién regresado de la Unión Soviética con su carga sociológica y de ideas.

Represión y huelga

Días antes, Freddy Gatón Arce, poseído de sus ansias de forjador de periodistas de ébano, había presentado a Orlando Martínez a un grupo de estudiantes, en uno de los pasillos de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), conexos a las aulas de la entonces Escuela de Ciencias de la Información. Para el grupo de estudiantes, Orlando Martínez era un desconocido recién llegado de la URSS. Debió de tener algunas ideas sobre periodismo académico. En directo fue colocado en Publicaciones ¡Ahora!, como ejecutivo. Y desde ahí, militaba y dirigía contradiciendo todo lo que no olía a socialismo soviético. Y con ello daba cuerpo a su propia rebeldía.

La huelga de los periodistas posados sobre la acera del edificio de Publicaciones ¡Ahora!, no olía a nada de lo que olía Orlando Martínez. Con Orlando Martínez sí estaban viejos profesores, modelos de rebeldía política, algunos también recién llegados del exilio.

Un resto de historia

“Para tanta gente que lo ignora, Pepín Corripio ingresó al negocio de los medios por el vespertino La Noticia, que fundamos el 11 de junio de 1973 un grupo de periodistas que salimos de El Nacional en enero de 1973.

“Los accionistas de La Noticia eran Pepín, la familia Vicini, José Antonio Caro Álvarez, José A. Brea Peña y los periodistas que compramos acciones con un préstamo del Banco Popular Dominicano.

“El dueño principal de El Nacional de Ahora en 1973 era Rafael Molina Morillo. Y en 1975 controlaba todo el aspecto editorial del vespertino, pues el director Freddy Gatón Arce había sido desplazado. Cabe destacar que a finales del mes de diciembre de 1971 Molina Morillo canceló a Radhamés Gómez Pepín como Jefe de Redacción de El Nacional. Radhamés, que fue uno de los fundadores del periódico en 1966, solo pudo volver a El Nacional después que Pepín Corripio compró el vespertino en 1979”.

(…)

“Yo y un grupo de compañeros tuvimos que dejar El Nacional en enero de 1973, dos años antes de la muerte de Orlando, porque el director y su dueño no quisieron publicar una carta mía dirigida muy respetuosamente al director del Listín con relación a un reportaje mío publicado en El Nacional sobre las leyes de reforma agraria. Es más, Don Rafael Herrera publicó mi carta después en el LISTÍN después que salimos de El Nacional”. El texto entrecomillado es de Víctor Grimaldi. Es texto testimonial. Este grupo de periodistas que dejó El Nacional eran los huelguistas, casi desamparados.

Estudiantes como soporte

Los estudiantes de Periodismo de la UASD de entonces, encabezados por los jefes de grupos estudiantiles apéndices de los partidos y grupos políticos de entonces, se entretenían haciendo colectas, aula por aula, para recoger fondos para llevarlos a los huelguistas, para comida, agua  y otras  necesidades, como los insumos para un nuevo periódico que idearon, ahí mismo. “El Nacional en Lucha” fue ese periódico, que corregía sobre un barril vacío, con su puño y letra, el legendario profesor Rafael Núñez Grassals.

Más de una historia se podrían reseñar con los rasgos de esta hazaña. Como aquella en que se debió conquistar a un dirigente de los choferes de la UASD para secuestrar una guagua de la institución académica para conducir a los estudiantes de periodismo y sus dirigentes estudiantiles hasta la acera poseída por los periodistas en huelga. ¡Qué días, aquellos!

Desde la acera misma del edificio de Publicaciones ¡Ahora!, en la Avenida San Martín, los veteranos periodistas en huelga entregaban los ejemplares de “El Nacional en Lucha”. Los estudiantes distribuían los ejemplares a precio de cooperación, partiendo de diez centavos, en las puertas de los cines, tiendas y supermercados.

El estudiante de periodismo Juan Báez, acompañado de otros alumnos, con un paquete de ejemplares de “El Nacional en Lucha”, se acercó a aquel conocido que salía de la sala de un cine que operaba en el Malecón, al lado de lo que es hoy una edificación pública. Extendieron la publicación a aquel hombre conocido que con un manotazo apartó la oferta. En la publicación se recogía la historia del periodismo en huelga por la libertad de prensa. Y ese hombre que no quería ver la oferta de la publicación era un protagonista principal, pero dentro del edificio de Publicaciones ¡Ahora!

La curiosidad llama la atención, al leer hoy, al cabo de casi medio siglo, cuando Grimaldi en su juicio testimonial concluye: “Entonces, la cuestión estaría en ver si el director del periódico y el dueño dejaban de publicar un artículo tan ofensivo contra el Presidente de la República se salvaría la vida de un periodista en un momento de la vida nacional en que no existía la democracia y el estado de derecho actual”. Se refiere Grimaldi al artículo difundido, como uno más, a la firma de Orlando Martínez.

Ese hombre conocido que daba el manotazo a la mano que le ofertaba la publicación con el grito de protesta de los huelguistas de “El Nacional en Lucha”, era Orlando Martínez. Uno de los jefes de quienes entre los alumnos de Periodismo llamaban “los esquiroles”. Ese era Orlando Martínez. Y ésta, es una parte de la historia.

Paz a sus restos.

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