“Investigar significa pagar la entrada por adelantado y entrar sin saber lo que se va a ver”. (J. Robert Oppenheimer)
Uno de los momentos más caudalosos, más ingeniosos como epicentro de la imaginación, es la construcción en las ciencias sociales, de las técnicas de investigación y con ellas, del método de encuestas que viene a ser la consolidación de la entrevista y el cuestionario, como herramientas de búsqueda de datos, de información. El método de encuesta, con el muestreo, significa un salto cualitativo, inmenso para las ciencias.
El muestreo es una porción, una fracción, una representación, de un todo, de un universo, o de una población determinada. A partir de esa pequeña unidad podemos inferir y al mismo tiempo, caracterizar la generalización de la referida porción con sus límites, alcances y tamaño del error o desviación. El muestreo significa una loable revolución, pues significa anticiparse a un hecho, un acontecimiento que tenemos en el horizonte, cuál será la respuesta hoy de lo que devendrá mañana.
El muestreo y con ello, el método de encuesta, cuando se llevan a cabo con rigor los procedimientos, los métodos, los diseños de las muestras y de las preguntas del cuestionario, generalmente, expresan el caleidoscopio de una realidad. Empero, la realidad de hoy puede variar mañana, sobre todo, en lo que atañe a las encuestas políticas-electorales. El comportamiento político-electoral es frágil, acusa una variabilidad intensa. Están en juego el grado de fragilidad de los actores políticos, el momentum de las condiciones políticas-institucionales, la realidad económica, el mapa social, los factores exógenos de como gravitan para bien, o para mal, a los actores políticos en el tiempo que se llevan a cabo las encuestas. Incluso, puede ser que al momento de realizarse un estudio de opinión pueda haber sucedido un acontecimiento que impacte en la población objeto de la percepción investigada.
Los muestreos y, con ellos, las encuestas, son tan significativas para una cantidad de investigaciones que ahorran dinero, tiempo, y lo más trascedente: anticipan. Las encuestas están sujetas a la ley de los grandes números, científicas. No es lo mismo que sondeo. Un sondeo es informal, sin el rigor de las muestras, sin tomar el tamaño de la misma, la representación del universo que se desea estudiar y el porcentaje, de acuerdo a la dimensión de la población de cada provincia, cada municipio, cada distrito municipal, cada barrio y sector residencial. El sondeo te puede dar una débil frecuencia de tendencia. Es muy sesgado y no contiene parámetro técnico-metodológico científico. No se diseñan por edad, por sexo, por nivel educativo, por nivel de ingreso, por estratificación social y geográfica como las encuestas científicas. La Ley 20-23 del Régimen Electoral establece como sinónimo encuesta y sondeo, sin embargo, no es lo mismo.
Lo que estamos diciendo es que, en las encuestas medimos. Pero, ¿qué es medir? “Significa asignar valores numéricos a una dimensión, a un objeto u objetivos mediante la utilización de determinados procedimientos”. La base de toda muestra, desde la perspectiva científica, es la del cálculo de probabilidades y la ley de los grandes números. La empírica y la no aleatoria no guardan relación con las encuestas profesionales. Ezequiel Ander-Egg nos señalaba las cualidades de una buena muestra:
a) Ser representativa o reflejo general del conjunto o universo estudiado, reproduciendo lo más exactamente las características del mismo.
b) Que su tamaño sea estadísticamente proporcionado a la magnitud del universo.
c) Que el error muestral se mantenga dentro de los límites adoptados como permitidos.
En realidad, veamos, que es una encuesta. Para Jorge Lazarte Rojas es “un conjunto de técnicas y procedimientos mediante los cuales (sobre la base de un cuestionario específico) se obtienen datos e información respecto de la opinión de un grupo representativo de encuestados y cuyos resultados pueden ser generalizados al conjunto de la población”. Para 2020, 23 firmas encuestadoras hicieron sus predicciones en las elecciones generales presidenciales que se llevaron a cabo en el mes de julio del año señalado.
Sigma 2, Politic Research y Polietrics dijeron que Gonzalo Castillo quedaría en primer lugar. Market Report, Grupo de investigación y Desarrollo Lerenbours, Global Trend, Horizon Research y ASISA presentaron a Leonel en segundo lugar. Hay de esas firmas de estudios de opinión que tuvieron una desviación total de 44, 44.7, 45.8, 45.9 y 50.5. Con desviaciones promedio de: 14.7, 14.9, 15.3, 16.7. Todo esto es descomunal desde el punto de vista técnico científico y de las cualidades de las muestras, sobre todo, que el error muestral estuvo lejos de los límites permitidos por ellas. Cuando esto sucede, es porque la investigación está muy sesgada. No es profesional. No hubo rigor técnico-científico.
Para las elecciones del 19 de mayo de 2024 tomaremos en cuenta las encuestas a partir del mes de octubre del presente año. Qué nos dicen las firmas encuestadoras a lo largo de esos 8 meses y, finalmente, haremos una evaluación entre el grado de predicción y los resultados formales del conteo de la Junta Central Electoral, esto es, la validación y el contraste, al tiempo que comprobaremos el peso de las desviaciones totales y promedio. Esto, es lo que nos da el nivel de profesionalidad, el contenido ético de las empresas, que llevaron a cabo los estudios de opinión político-electoral.
La Ley 20-23, Orgánica del Régimen Electoral, promulgada el 17 de febrero de 2023, en sus artículos del 212 al 216 nos habla de las encuestas y sondeos de opinión electoral. El 213 señala el Registro de firmas encuestadoras: “La Junta Central Electoral creará un registro de firmas encuestadoras en materia electoral y política que estaría bajo la supervisión de la Dirección de Elecciones de la institución”. Como requisito fundamental para la realización y publicación de encuestas y sondeos de opinión político electoral, las empresas dedicadas a estos fines deberán inscribirse en un registro que la Junta Central Electoral, a través de la Dirección de Elecciones, habilitará para dichos fines”. Los artículos 214 y 215 esbozan: Documentos a depositar para habilitación de empresas encuestadoras y Requisito para la publicación de los resultados de las encuestas”.
Ese control y regulación es válido. La libertad de expresión y de empresa ha de tener límites. El sentido mayor ha de ser la legitimidad de la verdad de la información a los ciudadanos. Hay que evitar, lo más posible, lo que denominamos empresas mercenarias que cobran al mejor postor y ponen números. Otras son organizaciones fantasmas que surgen en periodos electorales, puntuales, para “convertirse” en firmas que metamorfosean la realidad para “crear” percepciones. Usan las encuestas políticas-electorales como mecanismos, herramientas e instrumentos de propaganda para el candidato o el partido que la paga.
Una de las falencias, carencias o ausencias de las leyes 33-18 y 20-23 (Partidos políticos y Régimen electoral) es que contienen prohibiciones, empero, las mismas no contemplan sanciones o la proporción de las sanciones no guardan relación con la desviación, con el delito cometido. Los delitos y crímenes electorales, en la sociedad dominicana, no han sufrido el peso que le corresponde. Los medios de comunicación, como parte de la sociedad civil que son, deberían en el proceso electoral coadyuvar hacia una sociedad más decente, contribuir, no publicando firmas de estudios de opinión que no estén registradas en la Junta y como las hay actualmente, que no tienen ni siquiera referencia de domicilio.
En la mayoría de los países de la región imponen castigo, penalidad, a las empresas encuestadoras, a los partidos y multas a los medios. En algunos clausuran medios e inhabilitan empresas de opinión que solo sirven de creadores de imágenes, fuera de la realidad. La Ley 20-23 toma en cuenta la Boca de urna o Salida de la urna. No habla del conteo rápido que es más riguroso, más científico y cuyo aval de predicción es como un reloj suizo. Todavía, en nuestra sociedad, como sociólogo, no asumo con seriedad la encuesta a boca de urna por el peso arrollador del poder, por el nivel del clientelismo y por la célebre cultura del gancho, entronizada en el tejido social dominicano, explicado, en gran medida, por la dominación de 31 años, más 22 de dictadura y estado bonapartista.
En lo que va de año se han realizado más de 20 encuestas publicadas por diferentes firmas. ACD Media ha conducido 6 estudios de opinión. RD-Elige /RCC Media, 3. Gallup/RCC Media, 2. Mark Penn, 1. Centro Económico del Cibao, 4. ASISA, 1. CID Gallup Latinoamericana, 3. ABC Marketing, 3. Markestrategia, 4. GPI, 2. Métrica Marketing, MK, 2. En todas ellas se ha dado, hasta ahora, lo que se denomina el efecto ganador o bandwagon effect, pues todas apuntan que el candidato que está en primer lugar es el actual Presidente de la República. En la mayoría de ellas con más de 20 puntos del que se encuentra en segundo lugar.
El manejo de las alianzas, en los partidos de la oposición (PRD, PLD, FP), lo han asumido no en la perspectiva real de ganar, si no como el efecto perdedor o underdog effect. El underdog nos dice que no es una alianza sobre las fortalezas y que pueden mutar hacia una unión suma cero a mediano y largo plazo. En caso de una segunda vuelta el que le toque apoyar al otro, en el balotaje, tenderá a desaparecer y más aún, si finalmente gana. Dicho de otra manera, estratégicamente no conviene, ni al PLD ni a la FUPU. En términos inmediatos sí, sobre todo, para los políticos más añejos en el tiempo biológico.
Como nos decía Jean Piaget “El conocimiento parece ser la resultante de unas interacciones que se producen a medio camino entre el sujeto y el objeto y, por tanto, que dependen de ambos al mismo tiempo. Pero acusa de una indiferenciación completa y no de unos intercambios entre formas distintas”. La credibilidad y fiabilidad en una encuesta, ha de darse en base al rigor de ella y al espíritu ético de sus hacedores.
