He hablado de los méritos de Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo), porque simboliza en su persona las mejores cualidades del pueblo dominicano, en su nivel universitario, y en su arrojo por defender la justicia arriesgando su vida en ello. Podría haberse dedicado a su profesión de abogado, pero la podredumbre del dictador y de sus seguidores lo obligaron a escoger otro camino.
No obstante, la maldad no fue solo de Trujillo, los seguidores de Unión Cívica, traicionaron los ideales democráticos que decían proclamar y en una conspiración, militar derrocaron el gobierno elegido mediante votos en diciembre de 1962 y se repartieron los principales cargos después del 25 de septiembre de 1963 y crearon lo que denominaron Triunvirato, porque fueron tres los principales directivos, de ese gobierno, Emilio de los Santos, como ejecutivo principal, Ramón Tapia Espinal y Enrique Tavarez Espaillat.
Cuando a los dos meses del gobierno espureo, los miembros del 14 de Junio se alzaron en rebeldía en Las Manaclas.
Fueron capturados y Emilio de los Santos dio órdenes de que se respetara la vida de los insurrectos, sin embargo, fueron fusilados y por ello renunció del Triunvirato.
Manolo fue fusilado el 21 de diciembre junto a otros 14 miembros, tales como Julio Ibarra Ríos, Pipe Faxas, Emilio Cordero Michel, sobrevivió (el único) Pero Leonte Schot Michel, también fue fusilado como también el único médico, Jaime Ricardo Socias.
Esa ejecución no le sumó fuerzas al Triunvirato. El desprestigio de dicho gobierno se elevó al grado de que dos años después el ejército se descompuso y una parte, se alzó en rebeldía y repartió armas al pueblo.
El 24 de abril de 1965 me encontraba en la casa de doña Marina de Bujosa, madre del compañero, José Bujosa Mieses, en preparación para asistir a la boda de Amín Abel Hasbun que esa tarde se casaba con Mirna Santos. Estábamos escuchando una disertación de José Francisco Pena Gómez, que anunció lo siguiente: En este momento un grupo de militares se acaba de insurreccionar, entre ellos el comandante Peña Taveras y llaman al pueblo a reponer al gobierno democrático del profesor Juan Bosch.
Dos días después, quien les habla portaba una carabina Cristóbal, de las que se repartieron a los civiles y se inició un ejército popular que tomó los cuarteles más cercanos y en mi participación de ataque a la guarnición de la policía, denominada Fortaleza Ozama fui encargado de los 27 prisioneros que se entregaron y los alojé en el edificio del tribunal civil en la calle José Gabriel García donde improvisamos un cuartel. Creo estar vivo por algo que voy a contar en mi próxima entrega.
En ese instante ocurrió como si la grandísima mayoría del pueblo estuviera esperando esa llamada y todos nos lanzamos a las calles en respaldo de esa acción ya que el triunvirato carecía de respaldo alguno.
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