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domingo, mayo 5, 2024

República Dominicana y Haití, pasado, presente y posible futuro

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El conflicto histórico entre la República Dominicana y Haití se remonta a las múltiples invasiones haitianas a la hoy República Dominicana, desde finales del siglo XVIII, y los genocidios cometidos contra poblaciones dominicanas, dejando una profunda huella de resentimiento, rechazo y desconfianza, hacia los haitianos, en la memoria colectiva dominicana.

Es importante entender que estas agresiones haitianas, fueron fruto de que a partir de la fundación de la República de Haití a principio del 1800, contaban con más de 500 mil habitantes, super armados por las armas que habían tomado del derrotado ejército francés.  Y como del lado de la hoy República Dominicana, era una población pacífica y desarmada de algo más de 150 mil personas, los haitianos se propusieron  en más de 10 ocasiones  conquistar su territorio. Gracias a Dios, al final, siempre fueron derrotados.

La normal animosidad existente entre ambos pueblos, no se basa en cuestiones de racismo o prejuicio, sino en cuentas pendientes y traumas históricos arraigados en la conciencia nacional dominicana. Y en la ignorancia haitiana, a quienes en las escuelas les han enseñado que la causa de su miseria, es porque  el territorio dominicano es de ellos, y los dominicanos  se lo quitaron.

La percepción de Haití como un país, con una cultura y una forma de vida diferentes, caracterizada por la práctica del vudú y una historia sangrienta de violencia y opresión, ha contribuido a profundizar la brecha entre ambos pueblos.

Esta división se refleja en la aspiración de muchos dominicanos -un pueblo alegre, pacifico y cristiano- de mantener una separación clara entre las dos naciones, con la convicción de que cada una debe seguir su propio camino en su lado.

Aunque es cada vez más creciente la idea  en la población dominicana, de que ese territorio debe ser rescatado y los haitianos devueltos a África de donde fueron traídos por los franceses a partir del 1795.

La República Dominicana, enraizada en la herencia de los tainos que habitaban la isla desde tiempos inmemoriales, aproximadamente  desde el 6000 Ante de Cristo,  ha experimentado una historia rica y compleja. La llegada de los europeos hace cinco siglos introdujo una nueva dinámica cultural, seguida por la incorporación de africanos, que enriqueció aún más la diversidad del país.

A pesar de este mestizaje, el espíritu de los antiguos tainos sigue resonando en la sociedad dominicana, aunque su legado haya sido a eclipsado en la historia oficial,  al insertar los europeos que escribieron la historia,  la mentira histórica de que los Taínos  desaparecieron, cuando sus descendientes -los indios claro e indios oscuros- son la mayor parte de la actual población dominicana.

La crisis de inseguridad en Haití, alimentada por el suministro de armas, la pobreza extrema y una serie de factores internacionales, ha contribuido a impulsar su migración hacia la República Dominicana. Sin embargo, esta migración plantea desafíos significativos para la estabilidad y la cohesión social en la República Dominicana, a un nivel tal, que ocupan la mayoría de las camas de los hospitales públicos, desplazan la mano de obra local, ocupan las escuelas, al punto que es ya considerada inaceptable por la población dominicana.

La narrativa de una conspiración internacional para agravar la crisis en Haití con el objetivo de forzar la unificación de los dos pueblos ha creado un íntimo y creciente sentimiento de desconfianza  hacia las potencias de occidente que manifiestan inclinación a la solución dominicana al problema haitiano. Lo que generará cambios políticos a futuro.

 

Es evidente que quienes sueñan con una solución dominicana al problema haitiano,  ignoran nuestra historia, la de un pueblo calificado como los Espartanos del Caribe, que ha enfrentado todas las potencias en los últimos 500 años, (salvo rusos y chinos) y salido victorioso defendiendo su soberanía.  Si  fueran conscientes de nuestra historia, sabrían que cualquier intento de unificación, está condenado al fracaso.

*El autor es escritor, ensayista y novelista  de la República Dominicana.

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