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lunes, mayo 6, 2024

Una pena: Japón enfila hacia el armamentismo internacional

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Japón, un país que destaca por su amor por la paz y el equilibrio ecológico y geopolítico, se encamina hacia formar parte de los ejércitos utilizados por las grandes potencias, en su pugilato por imponer sus intereses.

El asesinato de Shinzo Abe, quien fuera primer ministro japonés y quien arrastraba una robusta fama de hombre líder de influencia equilibrado, parece estar moviendo fuerzas para que Japón cambie su Constitución por la paz, para obtener la legalización de que se sume a la corriente armamentista internacional, promovida por Estados Unidos de Norteamérica.

¿Por qué, a pocas horas del atentado que provocó la muerte de Shinzo Abe, quien preconizaba que su país debía disponer de una fuerza militar de alcance internacional, la Unión Soviética difunde informes de que “Estados Unidos apunta a desplegar misiles de mediano alcance en Japón para una «disuasión integrada» contra China?

Estos informes parecen conducir a la conclusión de que el asesinato de Abe no fue algo casual, sino que obedeció a un interés específico en el rejuego internacional, lo que tendría que ser comprobado en el proceso que seguirá de inmediato a protagonizar por las fuerzas de influencia mundial.

Tras la muerte del líder japonés, políticos de todo el mundo publicaron en redes sociales mensajes de condolencias. Fue victimado por un disparo con un arma de fuego de fabricación casera por Tetsuya Yamagami, un veterano oficial de la marina japonesa.

Refieren los medios lo que dijo la Policía de Japón: Yamagami, de 41 años, confesó que sentía animadversión hacia una serie de personas del país, una de las cuales era el exmandatario.

¿Por qué podía ser odiado el destacado político de oficio y ex gobernante japonés Shinzo Abe? ¿Por encomienda de quién o de quienes Tesuya Yamagami cometió su indignante hecho?

Abe, político de cuerpo entero, estaba pronunciando un discurso en una calle de la ciudad de Nara, dentro de la campaña electoral en marcha para los comicios a la Cámara Alta del Parlamento, del domingo, 10 de julio, comicios eclipsados apenas a dos días de la muerte violenta del político. En definitiva, los partidarios del cambio de la Constitución en Japón obtuvieron la mayoría absoluta en las elecciones parlamentarias.

El gobernante PLD estaba preparado para tales resultados, imbuido por los efectos del asesinato del ex primer ministro. Así, el partido Liberal Democrático (PLD) —el movimiento gobernante—, el partido Komeito y el partido Japan Renewal Society, juntos recibieron 166 de los 246 escaños, o sea, dos tercios del total.

Procedería, ahora, la realización de un referéndum nacional, según la legislación nipona, para introducir enmiendas en la carta magna, tras la obtención de la aprobación de los dos tercios de los diputados de cada una de las cámaras del Parlamento. La idea de cambiar la Constitución del país fue algo promovido con firmeza por el ex primer ministro Shinzo Abe, antes de ser asesinado.

¿Cómo y porqué pudo ocurrir este crimen de odio y violencia, en Japón, una nación pacifista porque se lo ha impuesto su propia Constitución durante largas décadas, después de la Segunda Guerra Mundial?

Eso es lo que se pregunta todo el mundo, y cuestión a la que hay que buscar una explicación, hurgando en la historia. La historia, a la que con frecuencia se rehúye, sin temor a repetirla.

La publicación The Global Time según nota desplegaba por el medio ruso Sputnik, está asegurando que el ejército japonés y el ejército estadounidense han discutido la colocación de misiles balísticos de alcance intermedio en las islas del suroeste de Japón con el objetivo de lograr una «disuasión integrada» contra China”.

Se está vendiendo la información o la desinformación de que las fuerzas japonesas y el ejército estadounidense tienen bajo presión al gobierno del actual primer ministro japonés, Fumio Kishida, desde 2021. Kishida pertenece al mismo grupo político del que era líder destacado el difunto Abe. A principios de mayo, el jefe de política exterior del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) de Japón, Masahisa Sato, el mismo de Kishida y Abe,  el país debería estacionar misiles de alcance intermedio lanzados desde tierra en la prefectura más septentrional de Hokkaido, para frustrar posibles ataques con misiles de China, Rusia y Corea del Norte.

Es evidente, Japón está siendo empujado por los intereses norteamericanos a hacer filas con intereses hegemónicos que en modo alguno contribuyen a promover la paz de la que tanto se ha ufanado el pueblo japonés durante décadas, y pondría en grave peligro la seguridad nacional de China, al permitir a Estados Unidos expandir su influencia en la región.

El plan del que se habla buscaría que Washington pueda desplegar misiles para disuadir a China, reforzando la construcción de la «primera cadena de islas». El temor de los rusos y otros sectores es el de que tal plan podría ser un riesgo de seguridad significativo para la región de Asia y el Pacífico.

Se basarían los temores en la visita que el almirante John Aquilino, comandante de la Flota Indo-Pacífico de Estados Unidos, y Koji Yamazaki, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas de Autodefensa de Japón, giraron a los sitios de construcción de la base militar en las en noviembre del año pasado.

Rusia y Japón tienen pendiente la negociación, desde 1945, de un tratado contencioso de paz de las Islas Kuriles. Japón reclama cuatro islas Kuriles del Sur, alegando un tratado bilaterial de 1855. Terminada la Segunda Guerra Mundial las islas fueron traspasadas a la Unión Soviética en virtud de los acuerdos internacionales, y Rusia como heredera legal de la URSS asumió la soberanía de estos territorios, semi despoblados, aunque por lo menos en la isla principal   Kuril, existen reservas de tierras y metales raros.

Desde enero de 2022, Japón y los Estados Unidos declararon que el ejército estadounidense y las fuerzas japonesas aumentarían la cantidad de instalaciones militares en esas remotas islas del suroeste de Japón.

El presidente ruso Vladimir Putin, al lamentar el hecho, destacó la aportación del líder político de Japón en el desarrollo de las relaciones bilaterales y sus «excelentes calidades personales y profesionales. La mano de un delincuente ha acabado con la vida de un destacado estadista, que encabezó el Gobierno de Japón durante largo tiempo e hizo mucho por el desarrollo de las relaciones de buena vecindad entre nuestros países», expresó el mandatario ruso, recordando los repetidos contactos que mantuvo con Abe y en los que «se manifestaron plenamente sus excelentes calidades personales y profesionales». Aparte, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, calificó de «monstruoso crimen y acto terrorista» el asesinato del ex primer ministro Abe, señalando que Moscú se siente aturdido por el hecho.

¿Por qué son importantes y trascienden las expresiones de Putin y de Rusia, en torno a la muerte de ese líder japonés?

El conflicto entre Ucrania y Rusia, según los expertos ha hecho resaltar las divisiones entre los países en Asia. Allí, no ha faltado quien lance alertas señalando el juego desestabilizador de la OTAN y de Ucrania. Otros respaldan las sanciones occidentales y norteamericanas tratando de aniquilar a Rusia. El conflicto en Ucrania resalta las divisiones entre los países del mundo, incluyendo a Asia, donde hay voces que alertan del papel desestabilizador de la OTAN y de Kiev, mientras otros optan por sancionar a Rusia. La posición del fallecido ex primer ministro japonés Shinzo Abe era de equilibrio en ese sentido, ya que culpaba al presidente ucraniano de la crisis y proponía más sanciones contra Moscú.

Abe, sin embargo, había sostenido el criterio, días antes de su muerte, en mayo, en una entrevista con The Economist, de que se pudo evitar una escalada de la situación entre Ucrania y Rusia, si se hubiese obligado a Zelensky, quien funge de presidente en Ucrania, a prometer que su país no entraría en la OTAN o a conceder un alto nivel de autonomía a los dos enclaves del Este.

Abe estaba al mando de la facción más grande del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD). Sus ideas políticas pesaban con fuerza en la vida japonesa, ya que expresaba con claridad como líder, abiertamente, la necesidad de “una política de seguridad aún más asertiva de parte de Japón”.

¿Qué quiere decir esto?

Lo cierto es que más de un observador opina que Estados Unidos busca repetir en el Pacífico el escenario que ha sido provocado en Ucrania. Los chinos siguen considerando que el caso ucraniano es de gravedad y un desafío, no sólo para Asia, al tratar de repetir el escenario ampliando la confrontación de Taiwán y China, sino para todo el mundo. Sería algo así, se opina, como la ucranización del Pacífico.

En julio del 2014, se leía en la prensa internacional: “Japón reinterpreta su Constitución para ayudar militarmente a sus aliados. El Gobierno de Abe se aleja del pacifismo impuesto tras la guerra entre protestas sociales”.

Era el momento en que el Gobierno de Japón estaba aprobando una histórica reinterpretación de su Constitución pacifista que acaba con la prohibición de usar la fuerza para resolver conflictos internacionales”. Se estaba aprobando la reinterpretación del artículo 9 de la Ley Fundamental (impuesta por Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial) que permite a Japón defender a sus aliados, algo hasta ahora limitado por el mencionado artículo 9, que impide al país declarar la guerra”. Un gran giro en la política de seguridad que pretende dar a Japón un papel mucho más activo internacionalmente aumentando su perfil militar. Un empeño personal del asesinado primer ministro conservador, Shinzo Abe. Estados Unidos, que ve este cambio como favorecedor para sus intereses en la zona, sobre todo para aplacar el dominio de Pekín. Y pese a la desconfianza y las críticas de países vecinos que sufrieron el colonialismo imperial nipón hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, como Corea del Sur o la propia China.

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