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miércoles, mayo 15, 2024

Lo sorpresivo y lo sorprendente del régimen Abinader

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El presidente Luis Abinader ha ordenado por radio y televisión que todo el mundo en la República Dominicana se quite las “mascarillas”, ese desagradable trapo que debe comprarse y usarse, decían, para evitar el contagio de COVID-19, enfermedad vendida, hasta el discurso de tres minutos de Abinader, como lo peor del mundo. Algo que destruye la salud y mata. Y que aniquila la economía de los países: el COVID-19.

“Sorpresa es un estado de alteración emocional, resultado de un evento inesperado o imprevisto”.

Es una mala maña que se acumula en estos tiempos de comunicación moderna y automatizada: Siempre que uno tiene confusión con algo, acude a la internet, y ahí, encuentra la explicación.

La sorpresa puede ser neutral, agradable o desagradable, complementa la web, para decirnos de inmediato, que fueron unos científicos quienes descubrieron eso, llamados Paul Ekman y Wallace V. Friesen, en su libro de 1975 Unmasking the Face​ (quitarse la máscara).

De inmediato la prensa y alguna red muy bien financiadas, no bien terminó Abinader de hablar, y ya estaban aplaudiendo y añadiendo que “todos los centros de diversión se alegraron y acataron”. Y también, los médicos de la Asociación Médica Dominicana (AMD).

Eso es sobre lo de cualquier sorpresa.

Ahora, lo “sorprendente” es otra cosa. Lo sorprendente es algo que está fuera de lo común. Algo que es extraño.

Hagamos las diferencias. Si sorpresivo fue el discurso del presidente Abinader, más sorprendente fue la reacción del ministro de Salud Pública, Daniel Rivera, quien dijo que la decisión del presidente Abinader de eliminar el uso de mascarilla y presentación de la tarjeta de vacunación, no indica que se haya decretado el fin de la pandemia.

Estas explicaciones vienen caso porque la declaración, que no decreto, de Abinader, fue sorpresiva, ya que no se había adelantado nada al respecto. Y sorprendente lo dicho por el doctor Rivera, porque hasta los chinos de Bonao, y también en Ucrania, por donde anda nuestro Gobierno, ahora, saben que una epidemia, pandemia, o enfermedad, no puede eliminarse por decreto de ningún presidente.

¿Dónde está la falla? Es evidente que hay una falla en la estrategia de comunicación social del Gobierno, ya que según la información oficial posterior al micro discurso de Abinader, eso que él anunció se cocinó, se consensuó, se dijo, en reuniones y comisiones de trabajo del área de la salubridad pública.

Quienes se llevaron lo sorpresivo y lo sorprendente fueron los miembros de eso que llaman “las gentes del pueblo”, a las que se les estaba exigiendo a punta de pistola que se sometiera a un “plan de emergencia” que, entre otras disposiciones mayores, contenía el uso de las mascarillas y portar tarjetas comprobatorias de la vacunación, con fechas y marcas de fábrica.

A todo esto, es también sorpresivo y sorprendente, que todo se haya hecho al margen de las responsabilidades asignadas en esto de pandemia, vacunación, mascarillas, etcétera, a la vicepresidente Raquel Peña.

Que me expliquen lo que tengan que explicar quienes manejan la estrategia comunicacional del Gobierno, criollos y extranjeros, que se alojan en el Palacio Nacional. Humildemente, lo pedimos en nombre de esas gentes humildes que no tienen voz, pero sí, boca, nariz y brazos.

 

 

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