El significado del reciente encuentro entre los ex presidentes Danilo Medina e Hipólito Mejía, por ocurrir en un año preelectoral, no se puede pasar por alto. Y ha desatado innúmeras especulaciones.
El sentido común indica que ese encuentro va más allá de una simple visita para expresar los parabienes de Mejía a Medina por la llegada del nuevo año.
Llama la atención que una instantánea de esa visita fuera divulgada e incluso que tuviera como fondo una fotografía de Juan Bosch, fundador del peledeísmo, escenografía que no fue improvisada.
Con ello se envió el claro mensaje a la militancia de ambas organizaciones archirrivales, de que es posible fraguar un acuerdo entre ambas.
Muchos se preguntan si el presidente Luis Abinader y Abel Martínez, candidato presidencial del PLD, fueron enterados de la reunión.
Después que el Partido Revolucionario Dominicano postulara a la vicepresidencia de la República, en el Acuerdo de Santiago, al general Elías Wessin y Wessin; y que ocurriera el Frente Patriótico entre PLD y PRSC, para cerrar el paso a José Francisco Peña Gómez, y más recientemente, la llamada Alianza Rosada entre el PRSC y el PRD, no sorprendería cualquier armonía entre sirios y troyanos, en el escenario electoral.
Como nada en política es gratis, para cristalizar una alianza de esa naturaleza, el PLD pondría sobre la mesa una especie de “suavidad” en la lucha contra la corrupción, lo cual no sería difícil, si se toma en cuenta la doctrina de Mejía de que a los ex presidentes no se les toca.
Mejía en una reciente entrevista en el periódico El Nuevo Diario reveló estar de acuerdo con una alianza entre el PRM y el PLD con miras a las elecciones municipales, aunque un hecho de esta naturaleza tiene sus pro y contra que se deben sospesar, que en su momento deben analizarse.
Se trata de dos ex presidentes que a pesar de que hoy no se proyectan como candidatos, conservan influencias, que no se pueden obviar, por lo que las lecturas de este encuentro no pueden ser simplistas como han pretendido algunos, quizás talvez para restarle importancia.
Medina, como líder del Partido de la Liberación Dominicana, activa para llevar a su organización al poder, o al menos, a que realice un buen papel en los próximos comicios, a lo cual también aspira Mejía.
Ese acuerdo buscaría cerrar el paso al partido Fuerza del Pueblo, al que pretenden dejar sin aliento, ya que una unidad de tal naturaleza voltearía el escenario electoral y garantizaría al PLD una cuota de poder a través de los cargos electivos.
Al PRM, que por ahora luce con cierta fortaleza, no le iría nada mal un acuerdo de esa naturaleza, debido a que haría los nudos con el peledeísmo para una eventual segunda vuelta electoral.
Los meses por venir serán ricos en hechos que contribuirán a definir la escena electoral para las elecciones del 2024.
