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domingo, mayo 5, 2024

De puertos y bases militares: de Ucrania a la invasión USA-RD de 1965

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Es una suerte para la República Dominicana que el actual gobierno haya hecho juramento, inclinando la servís ante la Embajada de Estados Unidos de Norteamérica, de que no se permitirá que China haga inversiones en áreas estratégicas en nuestro país.

Es una suerte, porque si hay motivos para una guerra cualquiera entre poderes, siempre aparecerá la  nación endeble de por medio, tomada como chivo expiatorio. Y en ese tipo de guerras y conflictos, sólo pierde el más chiquito. Valga el ejemplo de Ucrania.

China es un poder enfrentado, hoy día, en el ámbito económico y financiero a Norteamérica, en el tejemaneje vigente por romper la hegemonía unipolar y hacer del mundo un rejuego multipolar, también en lo militar.

Estados Unidos y sus teóricos acusan a China de fomentar préstamos amarrados con inversiones en obras estructurales de desarrollo en las naciones amigas, se dice que con el propósito de meter a sus socios en lo que se denomina “la diplomacia de trampa de la deuda”. Traducido esto en términos simples en que el prestamista financia, el prestatario no puede pagar, y entonces los chinos convierten la deuda impagada en inversiones para empresas autorizadas por el Estado.

Ahora mismo se desarrolla una campaña de información contra China a propósito de un déficit que acogota a la asiática República Democrática Socialista de Sri Lanka (65,610 kilómetros cuadrados, 20 millones, 905, 456 habitantes). Esta nación tiene deudas atrasadas con China y el gobierno y los medios informativos norteamericanos la están poniendo como ejemplo de “trampa de la deuda”.

Y acusan a China (cosa que ésta rechaza), de querer apropiarse del puerto de Hambantota, en Sri Lanka, ya que esta nación isleña vive una crisis económica, que deriva en crisis política, como consecuencia de la pérdida de turistas tras el paso del demoníaco Covid, y padece, hoy, falta de alimentos, combustible y medicinas.

China será de temer por largo rato en este mundo que se transforma, a causa de sus proyectos de conectividad e infraestructura terrestre y marítima que denomina Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), que se está desarrollando en más de 140 países.

Es por ocurrencias como la que exponemos, por lo que estimamos una suerte que República Dominicana esté condicionada por los intereses norteamericanos y rechace, de momento, ofertas tentadoras como las de China, “en el orden estratégico” mundial. Los cuatro puntos cardinales de esta isla, de la que somos sólo una mitad, han sido ambicionados por las garras imperialistas desde tiempos inmemoriales. Ambición geopolítica, no más.

Hacemos la advertencia, porque el país anda congraciándose con aves de mal agüero. Y no es ninguna referencia a Iván Duke (ese sí sabe de terror y entrega por mandato), el presidente de Colombia, bello, querido y respetado país en este vecindario.

Y lo decimos, también, porque como el rejuego, las fuerzas de poderes mundiales andan buscando puertos para bases militares de avanzada, y entre nosotros se está anunciando, entre otras iniciativas, “el inicio” de la licitación para construcción del magnífico puerto de Manzanillo con fondos comprometidos en un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID, y sus empresas conexas). En esta iniciativa se incluye, como proyecto aparte conectado, la instalación de una planta de 800 megawatts a gas natural, así como una terminal de gas natural. Los chinos ya expresaron interés en tales financiamientos que como es lógico suponer, no van. Esos terrenos ya fueron explorados en persona, por la misma embajadora (en su momento) de los Estados Unidos.

Y como algunos grupos de la sociedad dominicana han presentado, recientemente, y han marchado con la consigna “fuera Comando Sur-EEUU del Puerto de Manzanillo». No está demás, sólo por recordar. Manzanillo toca el Atlántico, ¿verdad?

Sobre todo, después que el presidente Luis Abinader sostuvo una reunión de trabajo y se sintió honrado con el cuerpo de ingenieros de la Armada de los Estados Unidos, quienes ayudan y asesoran en la puesta en marcha de la rehabilitación y ampliación del puerto de Manzanillo, en Montecristi”.

Francisco Alberto, caramba.

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