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viernes, mayo 17, 2024

Unidad indisoluble entre Rusia y Ucrania

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La historia de Ucrania está indisolublemente unida a Rusia, desde que el príncipe vikingo Oleg de Nóvgorod la fundó en el año 882 e instauró la Rus de Kiev (el reino de Kiev), que comprendía Ucrania, la Rusia europea y Bielorrusia.

Entonces, podemos afirmar,  que a Rusia se le expidió su Acta de Nacimiento en Kiev. Y que por tanto, su historia está indisolublemente unida a Ucrania.

Como consecuencia sociológica de esta historia el 90% de la población de Ucrania es bilingüe, es decir, habla ucraniano y ruso, mientras una cantidad considerable de ucranianos y ucranianas consideran a Rusia como su Madre Patria. Pero además, la une una fuerte influencia religiosa ortodoxa,  una sólida relación étnica y, costumbres y hábitos rusos.

Incluso dos presidentes de la ex-URSS, que tenían su sede de mando en Moscú, Nikita Khrushchev y Leonid Brezhnev, eran ucranianos.

Desde su fundación hasta hoy día, han habido diversas luchas internas y de geopolítica y económica regional de grandes potencias  por su dominio, pues, además de ser el segundo país más extenso de Europa (con una superficie de 603.550 Km2), es muy rico en minerales y posee un 33% de tierra negra de alta calidad del Planeta. Pero además, representa un importante puente de comunicación comercial terrestre y marítima,  entre Europa y Asia.

Producto de la revolución de febrero de 1917 contra el régimen zarista, y la Revolución Bolchevique de Octubre del mismo año, se llevó a cabo la Guerra de independencia de Ucrania, de la cual surgieron principalmente la República Popular Ucraniana y la República Popular de Ucrania Occidental, donde la primera fue derrotada y su territorio fue distribuido en su mayoría entre Polonia y la Unión Soviética. De este último suceso se crea, más luego, la República Socialista Soviética (RSS) de Ucrania en 1921. En 1922, la RSS de Ucrania fue una de las 15  repúblicas fundadoras de la Unión Soviética, mediante la firma del Tratado de Creación de la URSS, país que fue muy combatido por Estados Unidos y otros países imperialistas.

Como se podrá notar fácilmente desde la época de la URSS, Ucrania ha estado en la agenda del dominio geopolítico y económico de Occidente.

Diversos conflictos, contradicciones y la degeneración capitalista del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), produjeron en 1991 su desintegración, y por tanto,  la derrota del proyecto socialista de V. I. Lenin, que por efecto dominó, hace desaparecer la RSS de Ucrania.

A partir de esos lamentables acontecimientos y el desmantelamiento del Pacto de Varsovia,  encabezado por la URSS que era el equilibrio militar mundial frente a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), para  mantener la paz en el mundo, comienza el drama que todavía vive Ucrania, y que Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN, persisten en  ponerla bajo su estricto dominio e instalar en su frontera con Rusia, sus fuerzas armadas, con todas sus armas sofisticadas, a los fines estrechar aún más su cerco contra dicho país, agregando más tropas a las que ya tienen en Alemania, Polonia, Letonia, Estonia y Lituania,  en el Mar Báltico; y, en Rumania, Bulgaria y Grecia, en el Mar Negro, entre otros países,  por lo que el gigante euroasiático no lo ha permitido, ya que eso va contra su seguridad como país soberano.  Es por esa realidad que Rusia se ha preparado militarmente en el tiempo, creando  súper armas ofensivas, como los misiles hipersónicos Avangard y Zircon, que viajan a una velocidad, por lo menos de   cinco (5) veces más rápido que la velocidad del sonido, pudiendo burlar cualquiera de los sistemas antimisiles existentes.

 

Ahora bien, ¿por qué Estados Unidos, Europa y la OTAN en conocimiento del poder militar ofensivo de Rusia  han hecho caso omiso ante sus reclamos para buscarle una salida diplomática y pacífica al “affaire” de Ucrania?   ¿Cuál es la causa de fondo del conflicto? ¿Por qué codician tanto a Ucrania?

Primero, para dar salida a la venta de armas que tienen almacenadas y hacer más ricos a los halcones, dueños de su complejo industrial-militar; segundo, para hacer de Ucrania un nuevo miembro de la OTAN; tercero, para disponer de tropas y armas sofisticadas en la frontera con Rusia; cuarto, por sus inmensas riquezas naturales, su producción industrial, su localización en el Mar Negro como punto estratégico entre Europa y Asia; y, quinto, por su privilegiada posición geográfica en relación a Rusia. Pretensiones desaprobadas  por Rusia porque hace peligrar su soberanía.

Recordemos cómo reaccionó justamente igual Estados Unidos, cuando la URSS instaló misiles en Cuba, en el1962, que tuvo que retirarlos para evitar una Tercera Guerra Mundial.

Veamos por qué Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN quieren adueñarse de Ucrania.

Ucrania ocupa el séptimo lugar en el mundo en reservas recuperables de minerales de uranio y el primer lugar en Europa; segundo lugar en Europa y 10º lugar en el mundo en reservas de mineral de titanio; segundo lugar en el mundo en términos de reservas exploradas de minerales de manganeso; segundas reservas de mineral de hierro más grandes del mundo; segundo lugar en Europa en reservas de mineral de mercurio; tercer lugar en Europa (y 13° lugar en el mundo) en reservas de shale gas; octavo lugar en el mundo en reservas de carbón; pero además Ucrania es conocida como el “granero de Europa”, gracias a poseer un tercio de la reserva mundial de suelos negros fértiles; primera en Europa en superficie de tierra cultivable; primer lugar en el mundo en exportaciones de girasol y aceite de girasol; cuarto lugar en el mundo en materia de producción de cebada y en materia de exportaciones del mismo cultivo;  quinto productor y cuarto exportador de maíz del mundo; tercer productor mundial de papas; cuarto productor mundial de centeno; quinto lugar en el mundo en producción de abejas; quinto lugar en el mundo en exportaciones de trigo;  segundo en Europa y cuarto en el mundo en materia de gasoductos de gas natural del mundo; la segunda economía de Europa y la séptima del mundo en términos de capacidad instalada de centrales nucleares; cuarto lugar en Europa y decimotercero en el mundo en cuanto a la longitud de la red ferroviaria; quinto exportador de hierro del mundo; tercer puesto mundial en exportaciones de arcilla; quinto lugar del mundo en exportaciones de titanio; duodécimo puesto mundial en exportaciones de productos de la industria de defensa; y, duodécimo mayor productor de acero del mundo. (¿Por qué Ucrania es importante? Un país clave en agricultura, reservas de minerales y gas. www.infobae.com, Valentyn Ogirenko, Reuters, 24 de febrero de 2022).

Esta es la causa de fondo por la que Estados Unidos y la Unión Europea quieren subordinar  a Ucrania a sus intereses, y para asegurarse de que así sea, trabajan permanentemente para que ésta pase a ser miembro de la Organización del Tratado  del Atlántico Norte (OTAN),  con lo cual, según sus planes, podrían enviar tropas con sus armas más sofisticadas, incluyendo misiles de última generación, a dicho país, desplegándolas en la frontera con Rusia. Planes que han encontrado una firme oposición del presidente ruso Vladimir Putin, pues atentaría contra la seguridad del Estado ruso.

FUENTE: www.google.com

Más de tres décadas de “descomunización”, con énfasis en los últimos 8 años, se libra en una sostenida lucha política, unas veces por la vía diplomática, otra por la vía armada, por hacer de Ucrania un país con una fuerte economía de mercado, o sea, una sólida economía capitalista, donde predominen las multinacionales norteamericanas principalmente.

Tras la decisión del presidente Víktor Yanukóvich en el 2013 de rechazar un Acuerdo de Asociación entre Ucrania y la Unión Europea y, por el contrario, estrechar relaciones con Rusia para ingresar en la Unión Aduanera Euroasiática, dio comienzo una serie de protestas y enfrentamientos, principalmente en Kiev, que dejaron centenares de muertos, por lo que Víktor Yanukóvich y su gobierno se exiliaron a Rusia. El libreto Estados Unidos había triunfado.

Sin embargo, ante la ascensión al poder de la derecha pro-occidental, con su sector neonazi a la cabeza, la reacción del pueblo revolucionario ucraniano no se hizo esperar, comenzando un movimiento de protestas y lucha armada, que dio origen, el 6 de abril de 2014 a la guerra en varias ciudades orientales de la región del Donbas  y, a la proclamación de la República Popular de Donetsk (RPD) y la República Popular de Lugansk (RPL).

Ya antes Rusia había ocupado a Crimea, (la antigua República Socialista Soviética de Crimea), con la finalidad de ponerse en mejor situación de combate en el sureste de Ucrania contra los planes de cerco organizado por la OTAN, y sus líderes Estados Unidos y Europa.

No fue sino con la elección a la Presidencia de Petró Poroshenko, en las elecciones presidencia de 2014, que las fuerzas armadas ucranianas comienzan a trasladarse a la región del Donbas, a los fines de recuperar todas o partes de los territorios ocupados por los separatistas pro-rusos, en lo que es hoy la Republica Popular de Donetsk (RPD) y la República Popular de Lugansk (RPL).

Para buscarle una solución diplomática, pacifica, que terminara con la guerra, se firmó el Protocolo de Minsk, la capital de Bielorrusia,  (Minsk I), el 5 de septiembre de 2014, rubricado por representantes  de Ucrania, Rusia, la RPD y la RPL.

Este protocolo se proponía poner fin a la guerra en la región del Donbas, y acordó  un alto al fuego, un intercambio de prisioneros, asistencia humanitaria y la retirada de armas pesadas de la zona en disputa en  Donetsk y Lugansk. Pero al poco tiempo el gobierno de Kiev lo rompió, y los separatistas no tuvieron otra alternativa que defenderse contraatacando.

Ante el recrudecimiento de los combates, fue firmado el Protocolo Minsk II el 12 de febrero de 2015, con la participación de Alemania, Francia, Rusia y Ucrania, bajo la supervisión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), y se acordó las siguientes medidas: un alto el fuego incondicional para ser observado por la OSCEL: retirada de las armas pesadas del frente de batalla, la liberación de los prisioneros de guerra, y  reforma constitucional en Ucrania. ​

Sin embargo, el 14 de febrero, antes que entrara en vigor el inicio de la nueva tregua de Minsk II, el área de Debáltsevo sufrió importantes combates y la guerra se aproximaba a los alrededores de Mariúpol.  O sea, la tregua se había roto, y posteriormente, comenzó una fuerte escalada de las Fuerzas Armadas de Ucrania contra Márinka y la casi totalidad de las fronteras de las Repúblicas de Donetsk y Lugansk. Sellando, de esta manera, la derrota del Minsk II.

Con el nuevo presidente Volodímir Oleksándrovich Zelenski​, electo el 21 de abril  de 2019, quien gobierna Ucrania a partir el 20 de mayo de 2019, se amplió el baño en sangre en todo el país contra los rusohablantes, pero en especial en la región del Donbas, bajo el mando de los neofascistas de Kiev, donde han muerto 15 mil combatientes, y más de 200 mil han sido apresados.

O sea, la tregua se había roto con la fuerte escalada de las Fuerzas Armadas de Ucrania contra Márinka y la casi totalidad de las fronteras de las Repúblicas de Donetsk y Lugansk, sellando así la derrota definitiva del Minsk II.

En conclusión, el gobierno de Kiev del presidente  Zelenski​ y sus mentores estadounidenses, europeas y la OTAN, no querían la paz, sino la guerra.

En su alocada pretensión de transmutar a Ucrania en un firme baluarte contra Rusia, el trío occidental del mal ha seguido un proceso de  modernización de sus Fuerzas Armadas,  bajo los patrones de la OTAN, y transformándolo para el 2019, en el tercer ejército más grande de Europa, con tropas de 1,246,445 soldados.

Es a partir de estos acontecimientos que Rusia reacciona y decide iniciar la guerra contra Ucrania, y poner a occidente en jaque.

Entonces, no sólo refuerza su influencia en la ya península de Crimea y Sebastopol, y en la República Popular de Donetsk y  la República Popular de Lugansk, sino que inicia  su intervención militar en Ucrania para hacer cumplir su demanda de hace 10 años en el sentido de que este país no se integre a la OTAN, y que por tanto, evitar que tropas de la OTAN se instalen en la frontera ucraniana, pues eso iría contra su seguridad, como es lógico.

Uno de los objetivos de Moscú fue tomar las Plantas de Chernóbil (en el norte) y de Zaporiyia (en el sur), esta ultima la más grande de Europa, Esos objetivos los logró.

Otro objetivo a la vista es tomar Kiev, y las tropas  rusas están ya a 10 kilómetros de esa importante capital.

La estrategia, según las informaciones de prensa, demuestra que el ejército ruso está empleando la estrategia de la pinza: avanzan desde la región del Donbas por el este, suben desde el sur (Crimea y Sebastopol) y bajan desde el norte hacia Kiev y sus contornos.

Los hechos indican que Ucrania perderá irremediablemente  esta guerra, pese a los mercenarios pro-imperialistas que han ido en su apoyo, ya que la OTAN no intervendrá militarmente de manera directa, pues no le conviene a Europa ni mucho menos a los Estados Unidos.

Y eso que no han entrado en escena los súper tanques Armata, en sus diferentes tipos de lanzacohetes BM, capaces de destruir una ciudad, tampoco las armas laser, ni sus misiles hipersónicos Avangard y Zircon, así como otras armas de alta precisión y potencia sin necesidad de utilizar el poder atómico. Además, Estados Unidos y Europa saben que existe un Acuerdo Militar entre Rusia y China de defensa mutua.

¿Qué han hecho, entonces, Estados Unidos y Europa, y sus grandes socios imperialistas contra Rusia? Aplicarle una severa sanción económica, comercial y financiera. Por ejemplo: prohibir que sus líneas aéreas viajen a sus países o vuelen por sus espacios aéreos; no comprar sus combustibles; congelar los activos rusos de sus mayores bancos, el Otkritie, el Novikombank, el Sovcombank; y, congelamiento de las fortunas  de los principales ricos  con depósitos en el extranjero, entre otras bellaquerías.

Otra de sus draconianas medidas es bloquear a algunos bancos rusos en el sistema bancario SWIFT, o sea, la identificación bancaria más utilizada en las transferencias bancarias mundiales.

Esas son algunas de las principales medidas adoptadas por los países imperialistas de occidente.

Ante estas medidas de asfixie económica contra Rusia, China le extiende sus manos al gigante euroasiático, firmando un acuerdo de compra de su combustible por 30 años; y, además, integrando a Rusia al equivalente chino del SWIFT, o sea, al ‘ecosistema de pagos’ de China. Mientras Rusia construirá un gaseoducto desde Siberia a territorio chino.

La derrota de Ucrania, y con ella de Estados Unidos, Europa, Canadá y Japón, nos está sugiriendo que ya “la pava no pone donde ponía”, que el declive del imperio norteamericano es un hecho real, que el mundo unipolar y su modelo neoliberal están en cuidados intensivos, entubados, y que no hay a la vista medicina alguna para ayudarlo a seguir con vida.

En conclusión, creo que esta guerra ruso-ucraniana no producirá una Tercera Guerra Mundial, pues los centros hegemónicos saben de las terribles consecuencias que traería para la existencia de la vida humana, vegetal y marítima. A lo sumo, traerá una nueva planificación de las grandes economías para seguir dominando los mercados y países, y una fuerte recesión en la economía internacional,  que disparará todos los precios de los artículos industrializados, los servicios y las materias primas, como los combustibles fósiles, que afectará, en primer lugar,  a los países pobres.

Y en consecuencia, una ampliación de la lucha política y social contra la explotación y opresión, en perspectiva al logro de un mundo mejor para los desposeídos.

(El   autor   es   economista  egresado  de  la  UASD,  escritor  y  poeta, miembro   de  la Comisión   Política   de   la   Coordinación   Nacional y   ex-Coordinador   de   Relaciones Internacionales del Movimiento Patriapara Tod@s MPT,   exCoordinador  Nacional  de  la  Campaña  Dominicana de        Solidaridad con Cuba,  miembro del Comité Dominicano  de Solidaridad con la Revolución Bolivariana de Venezuela,  y   miembro                            del Capítulo  Dominicano  de  la  Asamblea  de los Pueblos del Caribe).

[email protected] (809) 492.8787.

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