Las estadísticas señalan que 7 millones de personas al año mueren por el uso de cigarros y cigarrillos y 1.3 millones a causa del humo producido por otra persona.
Las advertencias de las autoridades públicas al respecto son enormes y las señales en cada lugar de prohibición de fumar inundan por doquier. No obstante, esas cifras tenebrosas los humanos continuamos con el uso, al tiempo que permitimos la siembra de tabaco para ese propósito y la industria de cigarros y cigarrillos.
Probablemente los dueños de las factorías pueden que no fumen, pero el negocio de vivir de la adicción a este vicio predomina. De igual manera está comprobado que el alcohol no tiene ningún beneficio al organismo y entre ambos negocios el mundo consume 7.4 billones de cigarrillos y el alcohol y bebidas espirituosas consumen al año 1500 millones de dólares.
Las muertes en accidentes por uso de alcohol alcanzan a 37 por día solo en USA.
El consumo de azúcar a nivel mundial es de 178 millones de toneladas métricas y por supuesto que para que ello ocurra las colas tienen una gran tajada de este volumen y mi hermano que es médico que se horroriza por ver que el recién transcurrido día de Halloween es un absurdo por regalarles caramelos azucarados a los niños norteamericanos es fortalecer el consumo de azúcar que tiene millones de ellos en sobrepeso (entre el 16 y 33 por ciento)
Ofrecerles calorías a ellos debería ser delito.
No voy a comentar la irracionalidad de criar vacas con un consumo de 100 litros de agua al día, mientras millones de personas sufren sed y enfermarnos de exceso de colesterol por beber su leche que se hizo para los becerros o por comer en exceso sus músculos.
Estos comentarios los he hecho en ánimo de que yo mismo intente de racionalizar mi conducta, que de seguro que he hecho mucho por el calentamiento global a través de mis 82 años de existencia.
