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lunes, mayo 6, 2024

Sin comunicación no hay cohesión 

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Se considera que la comunicación efectiva y asertiva es uno de los medios que más valor agrega a la cohesión entre las personas, los Estados, los gobiernos, las empresas, las instituciones y las marcas. La cohesión es un factor esencial para garantizar el consenso, la solidaridad, la armonía, la convivencia, la gobernabilidad y la unidad en los ámbitos sociales, políticos, económicos, laborales, científicos, profesionales, culturales y académicos. La comunicación holística o sistémica es el insumo básico de la cohesión.

Hoy, es casi imposible dirigir eficazmente los recursos tangibles e intangibles de un Estado, un gobierno, un país, una empresa, una institución o de un proyecto de cierta relevancia, sin antes tener en cuenta el diseño e implementación de acciones internas y externas de comunicación, que ayuden a crear y mantener cohesionados a los actores que de una u otra manera inciden en el logro de resultados, en la calidad de la gobernabilidad y en la sostenibilidad de la gobernanza. Por más buenas y nobles que sean las intenciones, el logro de metas y objetivos es inviable sin estrategias y acciones de comunicación que cohesionen a las partes involucradas.

Con reiterada frecuencia, la falta de cohesión entre los miembros de determinados colectivos humanos suele ser un obstáculo para implementar ideas, decisiones, proyectos, políticas públicas, entre otras acciones que pudiesen ser de mucha utilidad para el bienestar individual o colectivo, debido a la ausencia total o parcial de acciones efectivas de comunicación.

Recuérdese que la cohesión no es otra cosa que mantener un cierto grado de acuerdo, alrededor de determinados temas, ideas, decisiones, proyectos y políticas públicas, los que para implementarse requieren el consenso y la aprobación de los actores clave de dichos procesos. En definitiva, sin comunicación efectiva no hay cohesión.

Por lo general, son muchas las buenas ideas, los proyectos, las intenciones sanas, las causas nobles y las decisiones acertadas, provenientes de los entornos gubernamental, corporativo, laboral, profesional y académico, que por el simple hecho de no contar con buenas estrategias y acciones de comunicación sistémica, se quedan en el plano teórico y fracasan.

Los jefes de Estados y gobiernos, así como los líderes de entidades políticas, laborales, empresariales, sociales, profesionales y académicas, tienen que hacer un esfuerzo para entender que la toma de decisiones y actuaciones pertinentes, requieren de la cohesión, el consenso y el empoderamiento de sus colaboradores directos e indirectos.

Hay que entender que la comunicación holística es un eje transversal a todos los procesos y actividades humanas. Los hechos evidencian que para alcanzar resultados significativos y sostenibles, sin importar el entorno de donde provienen, siempre será necesario contar con equipos de colaboradores cohesionados. Es a través de la comunicación sistémica que se puede construir un contexto favorable a la cohesión sana, productiva y sostenible. La comunicación asegura el consenso sincero y transparente, como recurso imprescindible para ejercer el poder social, político y económico con resultados de alto valor agregado.

Los ciudadanos perciben cuando en los ámbitos gubernamentales, corporativos, laborales, profesionales, políticos, académicos, etcétera, no existe planificación,  gestión y control de la comunicación sistémica. La concepción holística o sistémica de la comunicación, evita que los subsistemas que integran los sistemas organizacionales (Estados, gobiernos, empresas, organizaciones sociales, entidades académicas y profesionales, etc.),  operen como si fuesen un archipiélago. Para afectar negativamente los tangibles e intangibles del todo, basta con que una de sus partes tome malas decisiones e incurra en actuaciones incorrecta. El nivel de riesgo disminuye cuando las decisiones y actuaciones provienen del consenso y la participación.

Sin duda, la comunicación gestionada desde la perspectiva holística o sistémica, facilita la cohesión, el alineamiento y la participación de todos los que interactúan alrededor de los sistemas organizacionales.  En otras palabras, la comunicación es la mejor vía para asegurar la cohesión alrededor de la implementación de una política pública, un proceso, una idea, un proyecto, una causa,  una decisión relevante, una ley, una norma, entre otras acciones que pudiesen afectar intereses individuales y colectivos. En cualquier entorno, la cohesión sana y productiva contrarresta la dispersión, la desarticulación y la incongruencia.

Cuando los jefes de Estados y de gobiernos, los líderes de entidades políticas, laborales, empresariales, sociales, profesionales y académicas, hagan conciencia en torno a la calidad y pertinencia del valor que agrega la comunicación sistémica a la necesaria cohesión que debe existir entre gobernantes y gobernados, entre patronos y trabajadores, así como en cualquier otro contexto de las relaciones humanas, entonces será cuando la gobernabilidad y la gobernanza se podrán llevar a cabo en un ambiente caracterizado por la solidaridad, la cooperación, la armonía, la buena convivencia, la participación espontánea, la empatía y la cohesión positiva.

Es una quimera pretender que los miembros de un colectivo conozcan, acepten, apoyen y se empoderen de una causa, una idea, una decisión o de un proyecto, sin acciones de comunicación que expliquen con efectividad y transparencia lo positivo y negativo de lo que se pretende hacer y lograr. En este sentido, los esfuerzos de comunicación tienen que realizarse antes, durante y después de poner en marcha lo que se quiere lograr en el corto, mediano y largo plazo.

Previo a la toma de cualquier tipo de decisión, sin importar su naturaleza, la magnitud de sus efectos y los ámbitos donde incidirán sus resultados, siempre es recomendable tener control de las consecuencias positivas y negativas que pudiesen derivarse de la misma. Además de prevenir los posibles riesgos provenientes de una determinada decisión, hay que pensar en estrategias, medios y acciones de comunicación, que operen antes, durante y después de implementarse las iniciativas. En síntesis, la comunicación es el proceso que facilita la gestión efectiva de los demás procesos estratégicos, clave y de apoyo.

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