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viernes, mayo 17, 2024

  Señales de progreso

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Recientemente adquirí la tarjeta con mi foto de la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA), por sus siglas en inglés, que me benefician con el  pago de medio pasaje en las diversas modalidades del transporte público en la ciudad de Nueva York.

Aunque tuve que mostrar cuál realmente es mi edad, es decir, que aunque todavía esté un tanto fuerte, soy un individuo camino al envejecimiento; de ahora en adelante sólo pagaré dos dólares con 70 centavos por dos pasajes de ida y vuelta.

Y esto, al margen de la naturalización como estadounidense. Los que todavía no alcanzan mi edad ni están retirados, la obtienen por el monto de cinco dólares con 50 centavos.

Si ese beneficio se le facilita a los mayores de 60 años de República Dominicana, de alguna forma, tendríamos una ancianidad compensada, sobre todo los que ya  dejaron el pellejo en el trabajo. Claro, al margen de esto, en los Senior Cente de Nueva York, los mayores de 60 años pagan un dólar con 50 centavos de almuerzo, y 75 centavos por desayunar.  A pesar de la pandemia que todavía causa estragos.

Pero, sí además, también se les beneficiara con adquirir los productos de primera necesidad a menor costo, y la asistencia a diversos espectáculos por la mitad del importe, estas medidas indicarían que realmente vamos camino hacia la solidaridad para con los más desvalidos. Nos enrumbaríamos por sendas de progresos.

Si al gobierno se le antojara instalar gimnasios en todo el país, en un programa en el que los envejecientes asistan gratuitamente, prologarían su existencia, y, al mismo tiempo, se ahorraría una significativa friolera de pesos por conceptos de gastos sanitarios en los hospitales públicos.

En la mayoría de los países desarrollados, tanto los ancianos y la niñez son gratificados con acciones que redundan en su beneficio. Si los congresistas y el presidente Luis Abinader aplicaran los mecanismos para esas consecuciones, de seguro, habría un clima de más sosiego y armonía en todo el territorio dominicano.

Y si es como se dice, que el gobierno que encabeza Abinader está “entregado” a las directivas y ejecuciones de las autoridades estadounidenses, estas medidas se corresponden con sus políticas públicas de asistencia social.  De paso, menguaría la presión para la entrega del 30 % del dinero de los que ya se han jubilado.

Y esto, porque es posible que no baste con los apresamientos de funcionarios que incurrieron en corrupción en el pasado gobierno de Danilo Medina; también hay que aplicar iniciativas que dispensen bienestar tanto a los viejos o ancianos como a las mujeres, y, finalmente, a nuestra infancia.

El autor es periodista, miembro del CDP en Nueva York, donde reside

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