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domingo, abril 28, 2024

Prudencia política

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Los partidos de la Liberación Dominicana y  Fuerza del Pueblo podrían tener rompe cabeza, en su liderazgo político, por el asunto de la distribución de las candidaturas legislativas y municipales en todo el país, pero ninguna de esas dos organizaciones necesitan la inteligencia, prudencia y noción de la equidad como el hoy mayoritario Partido Revolucionario Moderno.

Se trata de miles de aspirantes a puestos electivos. Sin embargo, ni siquiera la cuarta parte estaría finalmente en las boletas que imprimiría la Junta Central Electoral con miras a los certámenes de febrero y mayo del año entrante. El problema se torna más complejo por las reservaciones que hacen los partidos grandes para las alianzas con organizaciones minoritarias, así como la cuota que atañe a la mujer, que por ley corresponde al 33.33%, pese a que las féminas no activan en política en esa proporción. El número de hombres es cinco o seis veces superior.

El PRM, de forma muy particular, acaba de realizar unas primarias que, pese al clientelismo y demás vicios que matizan nuestro escenario político, se pueden calificar de exitosas por la alta votación y por la aparente transparencia de la JCE en el montaje y organización de este evento. Pero ahora viene la difícil tarea de manejar los disgustos de muchos que no fueron escogidos, tanto en lo legislativo como en lo municipal, por las encuestas. ¿Para qué la dirección del PRM se echó ese problema encima, cuando lo ideal hubiera sido someterlos a todos a elección a través de las primarias? El que ganó, ganó y el que perdió, perdió y punto.

Se trata de un momento que demanda de prudencia para sortear eventuales crisis en demarcaciones del país,  donde personas con liderazgos locales podrían mostrar insatisfacción ante resultados de encuestas. La ventaja que tiene el PRM es que está en el Gobierno, aspecto que podría amortiguar bastante respecto a disgustos de dirigentes que se necesitan. Los votos nunca sobran dice la experiencia política, aunque no faltan individuos que exhiben triunfalismo, que son enemigo número uno de un proyecto político.

Recuerdo que el doctor Peña Gómez, un antiguo administrador de crisis, decía que los perredeístas se volvían fieras cuando aspiraban a cargos, porque casi ninguno aceptaba sacrificio, por lo que el otrora líder, procurando distribuir el pan equitativamente, para que todos queden satisfechos, se inventó el famoso dos y dos, una fórmula contraria a la Constitución y que a fin de cuentas trajo serios problemas con dirigentes que no honraban palabra y preferían irse.

De todos modos, Peña Gómez siempre abogó por el equilibro. Cuando don Antonio Guzmán ganó las primarias del PRD y se hizo acompañar de Jacobo Majluta, en 1977, el líder no lo pensó dos veces en imponer a Jorge Blanco como candidato a senador por el Distrito. Asimismo, cuando Jorge Blanco venció a Jacobo en las internas de 1981, impuso también al candidato perdedor como senador por la capital. Como esos ejemplos se citarían muchos, pero solo pretendo expresar que la prudencia y la equidad son aspectos a considerar al momento de armar boletas electorales.

Dijo Jaime Balmes: “No hay sabiduría sin prudencia, no hay filosofía sin cordura. Existe en el fondo de nuestra alma una luz divina que nos conduce con indudable acierto si no nos obstinamos en apagarla”.

Otro aspecto importante: las decisiones nunca se toman en caliente, siempre en frío. Y mientras más personas de confianza se consultan mucho mejor. Las decisiones no se apresuran. Se conoce de personas de enorme talento: carisma, capacidad intelectual y de exposición, que han arruinado carreras políticas, por la toma de decisiones  erróneas.

Nuestro electorado se torna conservador. Los políticos que han mostrado perseverancia, que no confrontan mucho (sangre de maco) ni se dejan provocar, son los que terminan ascendiendo al poder. La prudencia es la mejor consejera.

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