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miércoles, mayo 1, 2024

¡Pobre pueblo!

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Muy a pesar de sus contadas y cantadas epopeyas, República Dominicana, hoy, es un pueblo amodorrado. Y, más que un pueblo de habitantes pobres, somos ¡un pobre pueblo!, que no es lo mismo.

Con esto último, nos referimos a que conformamos una nación de gente inocentona y cándidamente ingenua. Creyeron que, con Luis Abinader, en el país se operaría un “cambio” significativo a favor de los descamisados.

La palabra cambio es seria; pesada, y conforma un espectro, en lo político, que se supone abarcador en cuanto a resolver nuestras carencias capitales. El mismo, parece atascado. El presunto giro al nuevo vehículo del progreso, trastrabilla constantemente; eso se nota en las medidas que pretende adoptar el gobierno y luego recula.

Y a casi tres años del gobierno, ante la anomia en ciertos estamentos y reclamos populares en vías, y en otras obras, todavía se nos dice que el gobierno es prematuro en el poder. Y, por lo regular, sus adláteres y el propio Abinader, miran hacia atrás. Es decir, todavía la pasada gestión es responsable de ciertas irregularidades. Se descarga en el pasado gobierno cualquier falencia que no atinan a solucionar.

Cautivados por los “poetas” políticos, decidores de cifras macroeconómicas de progreso, y proyectos esperanzadores, entendieron que Abinader se suicidaría junto a los de su clase social en pos de difuminar las penurias de los desamparados. Hoy se destaca el protagonismo de improvisados, tecnócratas, y los denominados “popis”.

Al margen de los fanatizados de siempre, uno se pregunta cómo es que el pueblo entendió que con las escaramuzas de judicializar a funcionarios del pasado gobierno, los de abajo, tendrían mejor existencia. Parecería que con esa oferta bastaba.

Lo ensimismaron con ese señuelo. Estas corporaciones se alían a lo más perverso de nuestro tejido social en lo político y empresarial para ascender al poder. Y está demás decir que, siempre el pobre pueblo, queda como perico en la estaca.

    El autor es periodista, miembro del CDP en Nueva York, donde reside.

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