Cómo ninguna otra colectividad humana ha sido desafiada la ciudad de Nueva en estos 21 años del nuevo siglo, pero todas esas calamidades las ha superado con su vigor característico, resultado de su dinámica multicultural y racial que la hacen única en este «amalgama de colores» que es Estados Unidos.
El centenario iniciaba con la angustiante iniciaba con la angustiante perspectiva de perder: «El disco duro» de la realidad contenida en la red – que se presumía no daría el salto al nuevo siglo y que inundó de temores al mundo-, en septiembre 11 del 2001 Nueva York sufrió el más trágico de todos sus acontecimientos: la destrucción de » Las Torres Gemelas», símbolo universal del imperio del Capitalismo.
Ese atentado que reportó la muerte de más de tres mil neoyorquinos también fue «el parteaguas» que sacudió al sistema que ya se consideraba el dueño absoluto del mundo ante la disolución en 1989 de quién se presentaba como el otro extremo que balanceaba el mundo, la antigua URSS.
A partir de ese Septiembre Maldito, Estados Unidos reforzaría en una nueva etapa su autoproclamado papel de » gendarme del mundo» y busco » castigar» a quien consideró los autores del atentado desatando una agresiva ofensiva que ahora culmina con una aparatosa, desesperada y nada tranquilizadora retirada en Afganistán.
Después del 9/11, Nueva York pudo recuperarse y casi de inmediato mostraba ser » La Ciudad que nunca duerme»: su dinamismo lo recupero sin olvidar su duelo ni olvidar su tragedia, y apenas siete años después vio derrumbarse otros de sus símbolos: Wall Street con la crisis financiera del 2008.
Pórtico de la inauguración de una nueva era, la llegada a la presidencia de Estados Unidos del primer presidente negro (si obviamos la apreciación de Toni Morrison quién dijo era Bill Clinton ese), Barack Obama solventó esa crisis.
Aún los efectos de la debacle del 2008 aguijonaban a Nueva York, la tormenta Sandy en 2012 desgajó a » La Gran Manzana» desnudando sus miserias que eran conocidas, pero no » guindadas al Sol» cómo sábanas de » señoritas» recién » desfloradas».
Y si faltaba algo por sacudir a » La Capital del Mundo», en el 2020 el elusivo, funesto y descomunal COVID-19 se encargaría de arrodillar a esta incomparable, sugerente, amada y nunca aprehensible ciudad que es Nueva York, haciéndola » desvelarse» en una tragedia de antología.
Y cuando ya se mostraba renovada, incitante y provocativa, un hecho la sonroja (la renuncia de su hasta hace poco admirado gobernador acosado por acosar a mujeres de su entorno laboral) y otra tragedia: las secuelas de la tormenta Ida que provocó en Nueva York más daños humanos que en Nueva Orleans, dónde las fuerzas del entonces huracán plantaron menos cruces.
¡Sin embargo, Nueva York sigue moviéndose!
