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viernes, mayo 3, 2024

Margarita vs. la misoginia

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Es muy común escuchar en el apretujamiento del transporte público o en el colmadon del barrio con varias frías sobre la acera, expresiones como las siguientes: “Compadre, déjese de vaina, que este país no está para que lo gobierne una mujer, olvídese de eso…” o, “No me montes esa cotorra, que las mujeres no aguantan ese fuete, la presidencia es otra fragancia; te subí los vidrios…”

Peor aún, como se refirió un rancio político del Partido de la Liberación Dominicana acerca de la doctora Margarita Cedeño, para ese momento vicepresidenta de la República, “Cedeño solo toma decisiones de lo que van cocinar en su casa” (escuché la expresión y sentí compasión por la esposa y las hijas del ofidio político; si es que las tendría)

Lo cierto es que las mujeres hacen y resuelven lo que los hombres no pueden ni siquiera aproximarse: Originan, organizan, administran, controlan, distribuyen y mantienen aspectos de la vida que jamás podría hacer el todopoderoso homo-sapiens.

Laborar en la profesión para la que se prepararon, tener en cuenta todos los aspectos de la familia (supermercado, farmacia, pagos de servicios, tareas escolares, celebraciones sociales y citas médicas), malestares cefálicos y catameniales; y estar pendiente del esposo, es demasiado; pero las señoras pueden con eso y más; ¡son ingeniosas, se los aseguro!

La doctora Margarita Cedeño, me dijo una vez, yendo a una reunión con la rectoría del Instituto de Formación Docente Salomé Ureña  (ISFODOSU), “Don Leo, para conseguir metas hay que tener pies de plomo, y más en este país, donde las mujeres somos casi invisibles en el aparato político”, refiriéndose, por supuesto, al interior de los partidos dominicanos.

En ese momento, para el 2007, fui su director audiovisual durante ocho años aproximadamente, y podría afirmar que le conozco bien. Ahí fui testigo  de su amable sonrisa para celebrar el éxito, pero también de su carácter enérgico a la hora de pedir cuentas sobre un determinado proyecto; de sus deseos de hacer por su país, de la planificación y la estrategia para conseguir el propósito de construir, de edificar más con menos.

Como primera dama logró lo que hasta ese momento nadie se había propuesto, dar apoyo a sus congéneres en la prevención del cáncer de mamas. Dejó instalados veintiún mamógrafos en toda la geografía nacional. Apenas había dos aparatos en el momento de su iniciativa. Una mujer tenía que venir de Pedernales o Samaná, de Santiago Rodríguez o Higüey por un examen.

Programa Progresando: Educación y apoyo económico para las familias de las regiones más vulnerables. “No te damos el pescado, te enseñamos a pescarlo”, era una de las líneas filosóficas. Estos son dos de los muchos proyectos de ese Despacho de Primera Dama. ¡Puntillas de un iceberg de gran profundidad! Sin contar, por supuesto, con los Centros Tecnológicos Comunitarios y la atención a las juventudes con sus diferentes inquietudes, promoción del libro y la lectura, becas para bachilleres estudiar en España… desarrollo de la artesanía y otros oficios cooperativos.

Si la doctora Cedeño logra vencer la misoginia en el PLD, debe ser la ganadora de las primarias internas de ese partido. Tiene el ingenio, el carácter y la probidad para dirigir una nación.  ¡El resto sería otra historia por contarse!

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