Margarita Cedeño, exprimera dama y exvicepresidenta de la República lo está dando todo en su camino hacia una meta que tiene años forjándose en su mente. En los últimos meses la hemos visto como un gallito de pelea con sus espuelas bien afiladas que a cualquiera deja tirado en el suelo. Ella, como cualquier mortal tiene aspiraciones, en su caso, su objetivo apunta a ser la primera mujer en dirigir un gobierno dominicano.
El camino hacia este propósito, por supuesto, es largo y tortuoso por los fuertes vientos que soplan a lo externo y dentro de su propia organización política y que al final podrían hacer tambalear su proyecto político.
Margarita es una mujer inteligente, nadie pone en duda su gran capacidad para administrar la Cosa Pública, pues fueron 20 años manejando intereses desde la casa de gobierno, 16 de forma ininterrumpida, que es mucho decir, sin embargo, como dice un famoso refrán, “cuando el viento sopla airado, no hay paz en ningún lado”.
En política nada es predecible, es verdad, pero sí previsible, y en el caso de Margarita, ella sabe muy bien que los cuestionamientos a la gestión pasada siguen como el primer día, que el Partido de la Liberación Dominicana, también es muy cuestionado, y que las críticas al actual gobierno por los desaciertos cometidos en poco más de un año no son del todo plausibles para una parte de la sociedad dominicana.
Aliarse con la figura de Danilo Medina no fue su mejor decisión y nunca lo será. La he visto hablar de sus proyectos, de lo que sería un gobierno inclusivo bajo su mando, cercano a la gente, de oportunidades, en fin…un discurso que apela a las emociones y esperanza de la gente común, una estrategia política para conseguir adeptos y votos.
Pero cuando su mentor salga también al ruedo político, porque conociendo a esa figura, hay que imaginárselo dando el discurso de presentación de su pupila. ¿qué pasará con ella y su proyecto? Se ha hecho Margarita esa pregunta. ¿Le pasará igual que a Gonzalo Castillo?
La imagen del pasado Presidente de la República va cada día de mal en peor, pues cada vez que se destapa un nuevo caso de corrupción que involucra directamente a su familia, también salpica a todo aquel que esté cerca de él y Margarita lo está, y muy cerquita.
Pero, además, de esos sinsabores, la ex vice tiene que ponerse los guantes para una pelea en el ring con un compañero de partido que también tiene las mismas aspiraciones: ser elegido candidato oficial por el PLD. Me refiero al actual alcalde de Santiago, el excongresista Abel Martínez Durán.
Abel, quien en principio formó parte del cuadro de Leonel Fernández, también viró la torta en su momento para el lado de Danilo Medina. Sin embargo, de un tiempo acá hemos visto languidecer sus aspiraciones. Quiero interpretar que lo hace deliberadamente para luego saltar y sorprender en el escenario político, o me pregunto: ¿lo mandaron a callar?
El, como quien no quiere la cosa, se maneja, por ahora, en bajo perfil, y a nivel de percepción Margarita le lleva la milla.
Sin embargo, el excongresista también lo está dando todo en su natal Santiago, desarrollando una gestión para la historia como carta de presentación, y ante esas acciones, los santiagueros, como buenos agradecidos, se lo retribuirá en apoyo.
Así que la disputa está entre Margarita y Abel por la nominación a la Presidencia de la República por su partido, lo que no sabemos es si el desenlace se hará con el retiro de Abel, (porque dicen que la pelota está en la cancha de Margarita) o cuando en octubre, fecha escogida para la consulta, se sabrá quién le giró hacia abajo el pulso a quien.
