Se ha establecido las edades de los pueblos, en base a las generaciones que han parido desde su fundación, en ese caso, RD apena tiene 6 años de edad. No hemos podido sobrepasar ese individualismo y sálvese quien pueda inicial, que sólo madurando como ciudadanos y con un sano sistema de justicia será posible.
Existe un divorcio psico-emocional y existencial, entre el segmento adinerado y el segmento pobre de nuestro pueblo. Los primeros, su norte es solo sumar riquezas, cuando se requiere de ellos compromiso con el proyecto de patria, por solidaridad y justicia con los más necesitados.
Ese divorcio, por ejemplo se refleja, en que los grupos adinerados, controlan las grandes importaciones, convirtiéndose en obstáculo al desarrollo de la producción e industrialización nacional, porque le afecta su establecido negocio, lo que se refleja, por su poderosa influencia, en las políticas públicas.
El gran desafío del liderazgo en RD, es motivar todos los sectores a comprometerse y alinear sus intereses con lo que requiere y demanda la sociedad, para crear riquezas y empleos de manera creciente y que el país alcance el nivel de desarrollo necesario, por bien para todos.
La historia de los pueblos es circular, y va de la democracia, la anarquía, a la dictadura. Si el desarrollo que se requiere, no lo conquista la democracia, vendrá la anarquía, y de nuevo será tarea para el próximo dictador. Ya sucedió en el pasado, Trujillo, es el magno ejemplo.
A los ricos, por ser la clase privilegiada, por su formación intelectual, su experiencia administrativa, por los recursos de que disponen, por el crédito local e internacional que cuentan, les toca ser el sector rector del destino nacional -como es-, pero no para solo enriquecerse, sino para servir al pueblo. Y si no son parte de la solución, se convierten en parte del problema.
Servir al pueblo dominicano, es enriquecer su población. Erradicando el desempleo, desarrollando todos los sectores potenciales generadores de empleos y riqueza, masificar las exportaciones, para incrementar la captación de divisas, para crear las industrias necesarias, para hacer realidad una QUISQUEYA POTENCIA.
El autor es escritor y ciudadano nacionalista
