Cuál cabellos de Sansón, que determinaban la fortaleza o debilidad del afanado marido de Dalila, la próstata, ese particular órgano es «rasero» para convertir a su portador en «hombre», o reducirlo a su condición de varón, que, aunque es lo mismo, no son iguales, de acuerdo a la percepción machista que marca la sociedad dominicana.
Me arriesgo al reproche de mis amigas y relacionadas feministas si me atrevo a comparar a la inteligente Dalila con la «díscola» próstata, por sus capacidades para decidir qué hacer con sus respectivos «hombres», de los que reclaman atención. La mitológica mujer, según «sus humores» dominaba a Sansón por el corte en el pelo, tal vez desconociendo la función que en la «hombría» puede provocar la próstata.
En la sociedad dominicana, la «Dalila» es ese órgano, intrincado, particular y común anatómicamente del varón, pero que distingue del «hombre» cuando es afectado por la dolencia, con una morbilidad de más del 60 por ciento, aunque de reducida mortalidad, la que en muchos casos es «preferida» al «oprobio» de las consecuencias que produce.
Los números de la morbilidad, si se tratara de otro conglomerado social diferente al dominicano, sirvieran para trazar políticas de salud para un manejo más exitoso de la mísma, pero como «somos un país especial», es la vergüenza que rodea esa afección, como el someterse al examen por tacto rectal – uno de los procedimientos más usuales por económico y de mejor pronóstico, aunque hay otros, más costosos y sofisticados- motivo para la renuencia a asistir al urólogo, el especialista de la enfermedad.
Quizá sea esa la parte positiva de la revelación reciente de Danilo Medina de que está afectado por un incipiente cáncer de próstata, el que sus médicos en el país detectaron y refirieron a tratarse en Miami, dónde hay más avanzada tecnología y procedimientos más modernos. Esa declaración la hizo el ex-presidente luego de su regreso al país, lo que el PLD entiende confronta y desmiente «las dudas, rumores y manipulaciones» en cuanto a la posible relación del líder peledeísta en el expediente Calamar.
Con la admisión pública, Medina confirma los rumores de su padecimiento, aunque no toda las dudas de cuál es realmente su afección de salud, pero nada dice sobre «las manipulaciones» consignadas en el expediente del caso en el que tres ex-ministros de sus gobiernos están encartados por contundentes indicios y evidencias de manejo irregular de fondos públicos para provecho personal de ellos, y beneficio colectivo para el PLD, que utilizaría en la pasada campaña electoral.
La manera cómo se trata ese padecimiento de su salud, también revela a un Danilo Medina sarcástico, pues siendo presidente enrostro a los dominicanos una «comparoneria» por «preferir» las clínicas privadas a los hospitales públicos para la asistencia médica, alegando que estos tenían una calidad y servicios superiores a aquellas, resultado de la gestión de su gobierno en esa área.
En el citado expediente se establece que fondos destinados a los hospitales Vinicio Calventi y Jaime Mota, fueron trasegados en las operaciones englobadas en el caso Calamar. En la operación «Pulpo», otro expediente donde están involucrados familiares de Medina, aparecen datos y cifras cuantiosas de dinero sustraído a programa de reparación de más de 50 hospitales públicos. Al salir del gobierno, la mayoría de esos centros quedó casi en la similar condiciones que cuando se inició el programa de reparación, y en muchos casos se consumió el presupuesto asignado.
La próstata de Danilo ha revelado que este, por su gestión gubernamental ha sido un beneficiario muy aprovechado de la inequidad de iniquidad, a la vez que portentoso promotor de la iniquidad de la inequidad. Falta por comprobar si el líder peledeísta seguirá sacando provecho a esa inequidad de la iniquidad ante el reto de la operación Calamar.
