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domingo, abril 28, 2024

La otra Cara

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Al meternos a Héctor Dotel y a mi en una celda donde  habían  adolescentes por delincuencia como robos , encuentro al personaje llamado probot que es un prisionero al que conceden el privilegio de abusar de los demás prisioneros en el sentido más amplio de la  palabra: puede entrar y salir cuantas veces quiera de la celda y generalmente abusa más de los recién llegados.

Lo primero que hizo el preboste fue llevarme al inodoro de donde a salían excrementos  a borbotones para decirme que si le daba dinero yo no tenía que limpiarlo. Le dije: yo no tengo. ¿Cómo que no? ¿Y esa cadena ? Le alegué : lo siento pero no puedo entregártela porque esa una protección que mi madre me pone con la medalla de la virgen.
No me la arrancó en ese momento porque él estaba seguro como obtenerla.
En la mañana siguiente después de dormir noté en mi cuello su ausencia e ingenuamente le pregunté al preboste por ella, quién con un gesto verbal señaló a los ladronzuelos .

Déjame contarte que yo estoy aquí por segunda vez porque cumplí 15 años por haber matado un hombre y cuando regresé a mi casa supe que mi mujer tenía un amante y los maté a los dos, me narró sin ningún sonrojo.

Esa historia tenía un solo propósito que era amedrentarme lo suficiente para el paso siguiente:que era hacer de mi su águila. Qué es esa ave en el lenguaje carcelario de 1964 ?

Es un prisionero que se convierte en esclavo sexual de otro  y al contarme  su salvajismo me señaló lo que estaba visible desde mi celda en la otra celda  frente a nosotros, donde cada doble camastro estaban cubiertos de mosquiteros que disfrazaban  los desahogos homosexuales.
La batería de ataques no culmina con el miedo, también se alterna con la oferta de buscar para mí leche en vasijas para que yo no tuviera que comer el chao que es una especie de caldo donde las bacterias le ganan la competencia a los prisioneros  por encontrar algún grano de habichuela que  aparezca entre los  un poco más frecuente  de arroz .
Que yo cuente esto hoy 57 años después , sin sonrojo y sin que mi dignidad fuera comprometida creo que se debe ,primero que nada, a la salud emocional que recibí en los 18 que viví en el campo de la provincia Espaillat como estudiante y agricultor y el amor de mis padres y mis otros 9 hermanos.
Me despido robando de Pablo Neruda el título de su libro » Confieso que he vivido»

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