El tipo de vivencias en 1959 había crecido en mí y en el plano político también. El derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista, que se refugió en el país donde se aceleró la resistencia interna contra Rafael Leónidas Trujillo. Un sector de la iglesia empezó no solo en críticas en los sermones de las misas de los domingos sino también organizativamente.
En mi caso Cornelio García, primo de Marién García en Estancia Nueva, Moca organizó una veintena de opositores en el Movimiento Revolucionario 14 de Junio y en muchos más en el Cibao en conmemoración de los 54 expedicionarios que en esa fecha de 1959 intentaron reeditar en RD, lo que había ocurrido en Cuba el 2 de diciembre de 1956 para combatir la dictadura de Fulgencio Batista. Pero las condiciones sociopolíticas y organizativas en Cuba, eran bien diferentes en esa nación a las que había en nuestro país.
Después de la experiencia de insurrección fracasada en el cuartel Moncada en 1952, para 1956 entraron por Las Coloradas, en Cuba se maduraron esas condiciones y los expedicionarios llegados desde México recibieron respaldo y gradualmente fueron controlando territorio, especialmente en la Sierra Maestra y para el 1ro de enero de 1959, lograron derrotar a la dictadura.
En RD, eso no ocurrió, con los insurrectos de Constanza, que llegaron desde Cuba el 14 de junio de 1959, aunque sin duda impactó negativamente la dictadura trujillista y yo fui organizado en el movimiento clandestino que fue descabezado, pero no fui apresado porque mi contacto, Cornelio García no me delató cuando fue apresado junto a su hermano y otros muchos en todo el Cibao.
Sin embargo, la oposición al régimen fue manifestándose y recuerdo que en un evento trujillista en el parque Duarte de Moca, fue saboteada por el administrador de un restaurante dirigido por Antonio Marte, en contra esquina del evento, quien lanzó una funda de hielo que al chocar con un poste de luz se esparció de tal modo que los asistentes salieron huyendo en desorden y después se encontraron 56 zapatos femeninos sin pares.
Ese tipo de acciones era imposible que ocurriera anteriormente, pero sí recuerdo que en la pensión donde vivía, todos éramos antitrujillistas. En la Universidad de Santo Domingo aún bajo el hecho de que no existían autoridades elegidas democráticamente, sino nombradas a discreción del gobierno muchos jóvenes éramos anti trujillistas.
En la facultad de Ciencias Comerciales, el hijo del dictador, Radhamés Trujillo, asistía a un aula para él solo y algunos de los miembros de los llamados COFRADIA que lo acompañaban. Recuerdo también que uno de los alumnos compañero mío era miembro del Servicio de Inteligencia Militar y descubrimos su militancia por su actitud frente a ese hecho bochornoso de que Rhadamés recibiera ese privilegio y ponderó la supuesta inteligencia de ese borrego que terminó muerto por ser miembro de una organización narcotraficante.
