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jueves, mayo 16, 2024

Es Viernes y el cuerpo lo sabe y VII

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Maritza al subir al taxi del tatuado y comprobar por los demás componentes de tamaño y figura  que, se trataba de la persona que la había robado y violado, se llenó de la  confianza necesaria para ejecutar su plan que tenía meses de espera.

Ahora lo tiene en sus manos. Cuidadosamente agarró la soga, verificó al tacto que estaban en la bolsa que la acompañaba, la vejiga, los guantes que no dejaban huellas digitales, además de la botellita de alcohol y del encendedor. Se puso silenciosamente los guantes y comprobó que el nudo corredizo funcionaba, así que todo estaba en orden.

Verificó que el asiento del chofer estaba separado del asiento delantero del pasajero de modo que ella pudiera ejecutar lo planeado.

Avanzaron hacia la avenida Duarte y cuando llegaron al Parque Enriquillo, Maritza alcanzó a ver el motoconchista con la chaqueta amarilla puesta. Pensó en ejecutar su plan, al tiempo que lo insultaba y le decía el por qué de su acto, pero lo razonó mejor, disfrutando en su soledad la venganza y que la víctima se preguntara, mil veces, por qué esa turista loca actuó de esa manera.

En un movimiento relámpago colocó por encima del hombro del taxista la soga magistralmente, de tal modo ,que sus dos brazos quedaron inmóviles atados al asiento y desde atrás haló con todas sus fuerzas hasta ajustar el nudo corredizo, y que  le permitiera hacer un amarre, como si el ejecutor fuera un marinero de los tiempos de las carabelas de Cristóbal Colón.

El taxista gritó un coño que pudo oírse siete cuadras, no solo por la sorpresa, si no porque recibió también entre sus piernas la vejiga conteniendo ácido del Diablo que se desparramó por sus genitales como si hubiera recibido un engarce en ellos con garfios de pesca más agrios que los dientes de un cocodrilo.

Maritza salió velozmente de la puerta trasera y se dirigió al motoconchista que la esperaba mientras un grupo de curiosos se acercaban al incidente. En la confusión Maritza se montó con el motoconchista y le ordenó: vámonos a mil de aquí, en el camino te explico.

Llévame a la 30 de Marzo, con México. En un solar yermo que encontraron en el camino, Maritza ordenó al motoconchista: párate, dame tu chaqueta, se quitó la de ella y junto a los guantes le roció la botellita de alcohol , encendió el paquete y le dejó el encendedor también sobre las llamas.

Reinició el viaje hasta llegar al destino. Allí lo esperaba el otro motoconchista, le entregó 500 pesos al conductor y abordó el nuevo a quien le dijo llévame a Los Alcarrizos.

Al día siguiente el titular principal del periódico Listín Diario fue: Taxista es Atacado con Acido del Diablo. y un subtítulo. Se cree que fue una turista. .

 

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