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miércoles, mayo 8, 2024

El Palacio Nacional no debe alojar racismo ni fascismo

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Ante los ojos de todo el mundo, acaba de ocurrir un suceso expandido por la prensa en los bordes de la puerta del Poder Ejecutivo: una asesora ha calado su bayoneta contra los periodistas de a pie.

Los “feos y mal vestidos”, dijo, usando las expansivas redes sociales, refiriéndose a los andrajosos reporteros que importunan con sus preguntas y comentarios a los impúdicos funcionarios oficiales de turno, quienes suelen vestir de lino y marcas bien caras.

¿Por qué habló así, sin el recato debido en el área que como funcionaria de Estado le corresponde proteger?

Habló así, porque uno de los pecados que se le pueden atribuir al actual régimen de gobierno, es no haber atinado, hasta ahora, en la protección de esa área tan importante como es la comunicación social, hoy día. La señora del cuento habló así, porque ella nunca ha ejercido el periodismo ni la comunicación social de la calle que ejerce gente fea y mal vestida.

El racismo, el fascismo y el nazismo, este último del que se atribuye la génesis a Adolfo Hitler, han existido, sin embargo, desde muchos siglos antes del surgimiento del nazismo alemán, hoy generalizado en todo Occidente. Por lo menos, eso han comprobado investigadores reconocidos como muy serios.

La señora Ángela María Peña (María Altagracia de los Ángeles Peña Peña), asesora del Gobierno en materia de estrategia de comunicación, podría estar bordeando la esencia del racismo con tendencia al fascismo, de manera inusitada, en un país tan libérrimo como se hace ver la República Dominicana, en donde no hay discriminación por raza ni apariencia. Un país gobernado por Luis Abinader, un hombre de la estirpe civilista de Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco, Jacobo Majluta y José Francisco Peña Gómez.

¿O se trata de un simple desliz de la señora Peña Peña? Parece que no, dada su larga presencia, que no experiencia, en lides políticas y como funcionaria del Estado. ¿Que lo que dijo se lo sacaron del contexto? Podría ser que no fuera sacado del contexto, sino de la botella que guarda a los genios y sus genialidades, a la que sin que se dieran cuenta le quitaron el tapón, ya que de botellas palaciegas estamos hablando.

Esta dama que lleva largo rato merodeando en las más altas instancias del Poder Ejecutivo, fue designada en el cargo mediante decreto 684-21, con el rango de asesora del Poder Ejecutivo para la Dirección de Estrategia y Comunicación Gubernamental, en 202l. Tras sus expresiones de corte fascista, Peña Peña ha sido desmeritada en su cargo, por encumbrados y superiores puestos del oficialismo.

Como al lado del hombre que porta la estatura más alta del Estado debe de estar una mujer de la misma estatura, la Primera Dama prefirió denunciar que no conoce a esa señora en su entorno palaciego. Eso es pura inteligencia femenina. Pareció decir: marido, póngala de patitas en la calle.

Lo de larga experiencia de Peña Peña en el Estado, viene a caso, ya que desde el 12 de diciembre del 2014, el ex presidente Danilo Medina, también la designó con el decreto 484-14, en el cargo de viceministro de Energía y Minas para el Área de Energía Nuclear de ese Ministerio. Energía nuclear, el área moderna de los grandes miedos y temores.

Se mantuvo en ese cargo hasta noviembre del 2018, cuando ese entonces presidente emitió el mandato 389-18, con el que la sustituyó por Susana Gautreau. En la gestión de Hipólito Mejía dicen que fue cónsul general durante 2000-2003, ¡quién sabe de dónde!

Y fue candidata a diputada por el PLD en la provincia Montecristi; y, en el 2010, compitió por el puesto a senadora con el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Cambia de colores según el brillo del sol que alumbre.

Una fuente de la casa de Gobierno indica que el puesto de asesora habría sido otorgado por sus vínculos políticos y que estará dando apoyo en el área comunicativa y de redes sociales. ¿Habrá usted visto al diablo?

La asesora presidencial en materia de comunicación social se ha lamentado de que, en los medios de prensa, específicamente, en la televisión, hay “mucha gente fea y muy mal vestida”. Podría ser cierto, pero ¿han hecho ella y su gobierno algo para evitar que esos comunicadores aludidos tengan que ser identificados por sus hábitos exteriores que ella entiende los desmeritan? ¿O, es que ya el hábito hace al monje?

Fascistas son sus declaraciones, porque eso es lo que hacen el fascismo, y el racismo, desmeritar al ser humano por su apariencia. Por su aspecto. Por su raza alejada de las tradicionales alcurnias.

Lo peor podría ser que la Peña Peña no encuentre de frente un gremio profesional pertinente que la desnude en plena calle. O, tal vez, ella figura como miembro nominal de ese inexistente gremio.

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