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viernes, mayo 17, 2024

El mundo, la humanidad, ya tienen que hacer algo

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En las redes circula un vídeo de una adolescente, que desde la impotencia se rebela para denunciar lo que está ocurriendo contra los palestinos en la Franja de Gaza, donde la inclemente arrasadora invasión de fuerzas israelíes ha dejado más de nueve mil muertos en poco más de dos semanas.

Con el título:» Eso hay que detenerlo, es un genocidio», los responsables del video presentan el testimonio de la jovencita, que narra cómo el asedio y agresiones permanentes contra los palestinos han diezmado su familia y a otros/as miles de sus coetáneos, en una desigual y abusiva lucha de Israel y sus aliados contra los pueblos palestinos, que ya alcanza 75 años.

Su historia, contada desde el dolor, se resume a un minuto y pocos segundos en la presentación, pero es larga, muy larga en el pasado, y lamentable es que para ella lo será siempre: nunca acabará:  tal vez con la muerte, esa que clama: «¡desearía haber muerto también»!

«Es ella. Es ella, lo juro, es mi madre. La he reconocido por el pelo.  ¿Por qué me has dejado?

¡Dios! ¿Por qué me la has llevado?

!Lo juro, no puedo vivir sin ti, mami!

¿Por qué? ¿Por qué?

«Por favor, déjame verla», le insiste a un adulto que llega para intentar consolarla.

“Por favor, que alguien busque a mi hermano Ahmed”, ruega.

¿Por qué, Dios?

“Los israelíes han matado a mi madre y a mi hermana – responsabiliza- No tengo a nadie.

“¿Por qué se han ido los mejores?

“Lo juro, no puedo vivir sin ella. ¡Desearía haber muerto también!”

«Son mártires», dice el hombre que la abraza, tratando de consolarla.

-Se que son mártires! ¿No han tenido suficiente?

Han matado a mi abuela, a mi abuelo, y han matado a mi tía y a sus hijos, a mi madre y a mi hermana.

-Son mártires, y están en el cielo, intercede el hombre.

“Sé que son mártires. No puedo soportar más.

¡Dios, ten piedad de nosotros! ¿Qué hemos hecho?”

 

Ese es el desgarrador testimonio de una adolescente de la Franja de Gaza, que manifiesta la desgarrante situación que padece por la muerte violenta de su madre, de su familia, víctimas de la política de odio del estado de Israel contra los pueblos palestinos , la que ejecuta con bombardeos indiscriminados, cercos estrangulantes, hostigamiento permanente, todo con el propósito abusivo de aniquilarlos, empeño que mantiene desde hace 75 años y que en las últimas cuatro semanas ha incrementado, desoyendo todo razonamiento de contención; aún el «pedido» de sus aliados y orientadores, y desafiando a quien cuestiona su arrasadores embates de guerra.

En el vídeo donde aparece la desesperada adolescente, se observa parte de los estragos que las desproporcionadas fuerzas israelíes han provocado en represalia al inadmisible ataque que miembros del grupo Hamás protagonizaron el pasado 7 de octubre en territorio de Israel, respuesta que ya muchos comienzan a equiparar con el Holocausto, la tragedia que padecieron, víctimas del odio y los prejuicios que en su contra desarrolló Adolfo Hitler, resultando muertos más de seis millones de judíos, en parte de la Europa del siglo pasado.

El diccionario define al mártir como una «persona que sufre o muere por defender su religión o sus ideales», y en una siguiente acepción dice que es la «persona que padece sufrimientos, injusticias o privaciones por alguien o por algo, especialmente si los padece con resignación», mientras que al héroe lo define: «persona que se distingue por haber realizado una hazaña extraordinaria, especialmente si requiere mucho valor».

La protagonista grita que sus familiares y los otros miles de palestinos asesinados son «mártires», pero ya está agotada por la situación: «No puedo soportar más», y aunque clama la piedad divina como solución, también cuestiona: “¿Qué hemos hecho?», impotente ante los padecimientos inmisericordes que han sufrido generaciones de palestinos desde 1948, cuando Naciones Unidas dictaminó la creación de dos estados en el territorio que «comparten»(¿?) con Israel, quien se ha apropiado por la fuerza  de casi todo, y sigue anexándose más.

Abogar por la paz en Gaza es una urgencia y una responsabilidad ineludible para ganarle la carrera a la furia criminal del gobierno de Netanyahu y fuerzas aliadas, pero hay que hacerlo tal como José Antonio Rodríguez, el cantautor de «Somos amantes de la paz», que plantea que esa paz conquistada por héroes, en cambio, sea la que «se cuela en el silencio/quitándole al silencio su vagancia», esa misma, la esperanzadora, la que canta Roberto Carlos: «la paz de tu sonrisa».

Porque el mundo, la humanidad, ya tienen que hacer algo.

¡Y pronto!

 

 

 

 

 

 

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