“…Jesús había multiplicado milagrosamente esas provisiones, panes y peces, y al final, ¡incluso sobró 12 canastas llenas de comida!”
Es casi seguro que cuando Jesús produjo el milagro de multiplicar los panes y los peces, los concurrentes se alegraron, pero no por el fenómeno en sí, sino porque iban a comer gratis. Es muy probable también que otros lugareños, al enterarse, se arrimaron a la epifanía, sin importar su origen, porque no había que pagar por alimentarse. ¡Estaban en franca ventaja!
La humanidad: Vanidosa, egoísta, acaparadora, agiotista… siempre le ha gustado sacar ventajas por encima de los demás. En esas delanteras hay trampas, triquiñuelas, mañas… de perderlo todo por una avaricia incontrolada.
“El que mucho abarca, poco aprieta”. Ese refrán ha cambiado mucho desde entonces, y ahora reza: “El que mucho abarca es porque tiene los brazos muy largos”, y aprovecha esa superioridad en su favor.
Ahora el señor Wilkin García, conocido como “Mantequilla” y su empresa 3.14, la raíz cuadrada del Pi que aprendimos en trigonometría (que no tiene fin, pues es un número irracional 3.1416…), multiplica, como por arte de magia, el dinero de sus carreristas. ¡Una mezcla bien dosificada de rey Midas con las quimeras de Jesús! ¿Cuánto habrá de cierto o de falso en todo ello? Solo las autoridades, que manejan los negocios financieros, lo saben; pero el señor Mantequilla se ha impuesto en una población que quiere dinero fácil, para exhibirlo y luego, gastarlo en acciones superfluas.
Una gallina no puede durar mucho tiempo poniendo huevos de dos yemas como una vaca no puede ser ordeñada dos veces por día durante un largo periodo, el organismo se atrofia, el del ave y el del vacuno por igual; no es como el Pi 3,1416 que es una cifra irracional que nunca termina.
¿Quién no ha disfrutado de un rico filete a la mantequilla o, un sabroso postre suave y esponjoso? La mantequilla es muy dócil en la cocina o la repostería con platos exquisitos; pero en exceso puede aumentar el colesterol malo o saturar de grasa el plato… esto sin contar con los niveles de higiene y calidad a la hora de su producción. Una barra de mantequilla dejada al azar en un piso resbaladizo podría resultar fatal.
