Las guerras siempre han sido el escenario preciso para que los seres humanos, que por su naturaleza deberían apartarse de los seres irracionales, se comporten como verdaderos animales.
Aun los animales más torpes, a través de la historia, se ha demostrado que son capaces de entender algunas cosas.
En las guerras, sin embargo, los humanos son los verdaderos animales. Sólo que en el ruido de las guerras los humanos se confunden y aturdidos, señalan a los del bando contrario como los animales, y se excluyen de la manada.
El gobierno de la tribu de Israel, o del apartheid que viene siendo lo mismo, según ellos, la última descendencia del profeta Abraham, declaró la guerra al grupo de palestinos que no quieren a Israel de vecinos, aparecidos en su territorio por obra del destino.
Y los jefes militares de Israel declararon que los palestinos enemigos son “animales humanos” que deben estar acorralados en la Franja de Gaza, como lo que son: como animales humanos.
El criterio belicista del sionismo, de Israel, los conduce a negar a los civiles de Gaza, comida y agua. Y, además, matarlos con las bombas y armamentos de todo tipo, hasta convertirlos en ceniza y polvo.
La guerra de los hijos de Abraham es conducida para acabar, no sólo con los hijos de los palestinos de Gaza, sino con sus mujeres que no van a la guerra, con sus hijos de todas las edades, con los ancianos inválidos, con los enfermos de los hospitales, con las escuelas, con el diablo y su hermano que aparezca por esos lares. Tal vez, pensando, que de su propia supremacía y sobrevivencia habitarán en las ruinas sólo ellos como ratas solitarias y sin vecinos.
Los de Israel tienen razón en qué basar su pensamiento y su acción, barbaridad de la época moderna, porque Israel no tiene un pedazo de tierra donde habitar, sino en territorios que le han regalado conmiserados, otros humanos, que tal vez, no fueron tan animales como el concepto que los sionistas tienen de sus contrarios.
La historia no se equivoca en su trayecto. Nunca se ha equivocado la historia. Y cuando parece equivocarse se repite como comedia.
Lo de Israel en esta guerra declarada por ellos contra los palestinos de Gaza, tiene muchos cocorícamos escondidos. Como comedia, la historia señala a los sionistas de Israel como verdaderos esclavos de otros mandos y de otros mundos, donde sí que predominan los animales humanos: los colonizadores que viven y se sustentan en el armamentismo y en las guerras, convirtiendo la humanidad en un sendero plagado de animales humanos.
En Israel predominan los animales humanos, quiérase que no.
