El mundo católico está inmerso en el regocijo de la Navidad. Se conmemora el nacimiento de Jesús, considerado el personaje más influyente en la historia universal.
Tanto que la historia del mundo terrestre se cuenta cronológicamente, antes de Cristo y después de Cristo.
Esta celebración se presta para que muchos se entreguen a todo tipo de gozo terrenal. Vaya contradicción: goces terrenales para recordar al que se considera Rey de los Cielos.
Tal vez, tal contradicción es lo que suele conducir a desbordamientos que terminan en lamentables tragedias.
Para otros se trata de una fiesta de recogimiento. Una oportunidad para compartir en familia. Para estrechar lazos y solidaridades con el prójimo. Esa es la gran enseñanza de Jesús.
Conmemorar el nacimiento de Jesús no debe ser causa para caer en excesos que generen angustias.
Todo se puede llevar a cabo con moderación.
Ahora mismo, el mundo, incluido nuestro país está siendo afectado por una odiosa pandemia provocada por el virus del COVID-19.
La variante ómicron de ese virus, está costando millones de vidas y pérdidas incalculables a la economía mundial.
Este medio, Reporteextra.com llama a los dominicanos a disfrutar con mesura este largo asueto, y hacerlo con el espíritu de Jesús, que vio la luz del mundo en un pesebre, y que toda su vida fue un derroche de humildad, lo que no mengua su influencia en el mundo de hoy.
Feliz Navidad, pero sin sobrepasarse.
