29.9 C
Santo Domingo
lunes, mayo 6, 2024

Estado de barbarie

Las más leídas

Todo parece indicar que nuestro país está mereciendo una catarsis que nos sirva para una efectiva rehabilitación.

No acaba la autoridad, en la persona del presidente de la República, de anunciar un nuevo Plan de Seguridad Nacional, cuando empieza a desencadenarse un oleaje de violencia y delincuencia vergonzante. Suficiente para llenarnos de miedo.

Uno de esos hechos de violencia recientísimo lo constituye la acción de una patrulla de la Policía Nacional que mata a tiros a la pareja Elizabeth Muñoz Marte y Joel Díaz. Dos inocentes e inofensivos ciudadanos, quienes como a todos aquí, sólo nos queda encomendarnos a Dios al salir de nuestros hogares. Y estando en los sitios que estimemos son los más seguro. No hay discriminación al momento de ver el desamparo reinante.

Este hecho es gravísimo atendiendo a todos los tintes que lo configuran. Estos policías, como la institución a la que pertenecen podrán argumentar y explicar, más nunca justificar la violencia que escenifican para vergüenza de todos.

Una acción como la horrorosa que se comenta, protagonizada por manos que están llamadas, y a las que se les paga para evitar tales hechos, es un lamentable espejo que refleja con exactitud nuestra penosa existencia.

No valdrán declaraciones, ni designación de comisiones que investiguen, ni medidas de penalización administrativas que barran con los niveles de toda autoridad envuelta, aunque sea de lejos, en este tipo de violencia. Siempre se repetirán los hechos. La historia pasada y la presente nos dan la razón cuando lo decimos sin temor a que estemos siendo atrevidos. Es que se ha desbordado toda nuestra capacidad represiva para evitar estas circunstancias.

La Policía Nacional está llena de hombres incultos, no preparados para ninguna función de responsabilidad pública ni privada.

Diríamos, sin interés de justificar lo injustificable, que es nuestro país el que parece desfallecer sumergido en ese tipo de cultura barbárica.

Esta acción policial no es única. Se reproduce y multiplica en todos los estratos sociales nuestros. En toda actividad. En todos los escenarios. No se trata, ya, de aparecer con iniciativas paliativas condenadas al fracaso, una y otra vez.

Se trata de que tenemos que ver la realidad con ojos bien abiertos. De continuar impávidos ante el derrotero de la violencia que nos arropa, iremos a parar a destinos insospechados y peores. Tal vez, cuando no haya tiempo para reparaciones.

No vamos a montar, ahora, toda una teoría en torno a si es falta de educación, o que se yo qué, para volver a cabalgar la misma montura. Pero la realidad es que a este país le falta mucha escuela con maestros que, a simple vista, parece están muy escasos.

Ciudadanos, gobernantes, la República Dominicana está muy grave en múltiples aspectos. Tal vez, sea tiempo, de que despertemos.

Hagamos un esfuerzo para ver si visualizamos y emprendemos la verdadera respuesta necesaria. Porque si no, ¡ay de los vencidos!

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Lo último