Luis Abinader es el nuevo presidente de la República Dominicana. Es bueno y no está demás que Abinader y el grupo que ya lo acompaña en la jornada que hemos puesto sobre sus hombros estén advertidos. Y parece que lo están. ¿Qué esperamos?
Esperamos y seguiremos luchando para que la República Dominicana sea transformada y convertida en una tierra de hombres y mujeres libres y con derechos iguales. Donde encontremos líderes inteligentes y fuertes, capaces de animar y arrimar voluntades positivas para hacer esa transformación.
En ese camino aceptaremos ser dirigidos para enfrentar a los responsables de todas nuestras miserias provocadas por quienes cambiaron a Dios por dinero.
Lucharemos y rescataremos nuestras dichas arrancándoselas a quienes llegaron a esta tierra cuando apenas hacía una docena de años que Juan Pablo Duarte y sus muchachos, habían consumido sus fuerzas para fundar la República.
Duarte había sido sacado por la fuerza y las amenazas del Poder arbitrario y estaba huyendo sin recursos para enfrentar esas amenazas y la represión.
Pero en ese temprano momento de la República, ya habían llegado los extraños para poner alambradas y cercarían todos los terrenos que entendían no tenían dueños. Y desde ese entonces han liderados las fuerzas que todavía siguen cercando tierras y bienes ajenos, en base a la fuerza del dinero.
¿Están esas fuerzas en el coro del presidente Abinader? Claro que no lo están. Siempre han estado al lado de quienes han sido colocados en el liderazgo de la República mediante el uso de escondrijos. Y ese no es el caso de Abinader. Esos poderes fácticos están siendo convocados por Abinader, para que sepan que ante la grave crisis que agobia a la nación, a ellos les llegó el momento de hacer sus aportes, sacando “los mojosos” para ponerlos a producir.
La República ha sido la misma. La gente que no cree en el dios del dinero, sino en su propia suerte sigue, ahí. Encubierta en su aparente debilidad.
Abinader y el grupo que lo acompaña, según el primer discurso del nuevo gobernante, parece que están advertidos.
Abinader y su grupo saben que el mundo está siendo removido y cambiado por una fuerza que lo revoluciona. Todo está cambiando. Y también la República.
Más que una advertencia, puede Abinader y su grupo, tomarlo como una amenaza peligrosa. Para que como dicen los campesinos “estén advertíos”. La República cambiará. Y en ese proceso se llevará de encuentro a quienes tienen y adoran, y por el que se creen inamovibles y capaces de hacer de todo lo indebido.
Abinader es el nuevo presidente de la República Dominicana. Y es bueno y no está demás, de que, si él y su grupo se equivocan en una nueva aventura indebida, tendrán que enfrentar la ira acumulada de la República. Y que como todo está cambiando, ya no habrá grupos de ricos capaces de seguir acumulando bienes, pero incapaces de contener la ira de quienes buscan con la gracia de Dios, cambiarlo todo.
La advertencia, o amenaza, como quieran, está hecha. Esa es nuestra mejor buena voluntad. Y todavía hay fuerzas intactas para lograrlo.
La Virgencita de la Altagracia esté del lado de don Abinader, nuestro nuevo presidente, quien se ha confesado en público diciendo que está lleno de buena y sana voluntad.
Adelante, pues, buen hombre. Y tendrá 22 millones de ojos, colocados en once millones de rostros, observando en favor de esa buena y sana voluntad.
Después de eso, que el sol salga por donde le dé la gana. El éxito comunitario siempre estará asegurado. Suerte, Presidente. Como Usted, nosotros todos, estamos advertidos.
