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viernes, mayo 17, 2024

Bestialidad policial

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La bestialidad policial no se detiene en República Dominicana. Los esfuerzos en busca de una reforma de la institución policial para convertirla en un seguro para proteger a la población se revuelcan en nuevas brutalidades policiales.

¿Qué derecho, con cuál autoridad, pretenden los miembros de la Policía Nacional que la sociedad acepte que los ciudadanos sean apresados, y luego aparezcan masacrados en los cuarteles de los distintos destacamentos policiales?

¡Eso no se puede tolerar!

Uno de esos casos vergonzosos que comentamos es el de David de los Santos. Este joven profesional fue detenido, tras una discusión con una señora. Los agentes policiales lo agarraron en un centro comercial y lo llevaron al destacamento del Centro Olímpico. Este fue el lugar escogido como centro de tortura. Y allí fue liquidado por los policías.

Nadie cree que el victimado por la Policía, se provocó él mismo los daños sufridos.

Días antes había ocurrido lo mismo en otro cuartel policial en San José de Ocoa. Allí, otro hombre fue asesinado tras padecer torturas a manos de los agentes policiales.

¿Es que nos quieren convencer de que la dictadura de Rafael Trujillo sigue vigente, pasados casi 70 años?

¿O, tendríamos que concluir en que el fantasma de Joaquín Balaguer está en ebullición en las mentes de esta brutal Policía Nacional que padecemos?

Que se investiguen cada uno de estos y otros hechos.

Y que la institución policial sea depurada de estas bestias uniformadas. Pero que sea así, no sólo en simulacros y promesas.

Que se empiece por interrogar a la señora con la que uno de estos victimados discutió. Tal vez resulte que se trata de alguien muy influyente a quien la Policía entendió que debía reivindicar con máxima brutalidad, pasando por encima del derecho y del respeto debidos a cada ciudadano.

La jefatura de la Policía Nacional debe actuar con energía y someter a los agentes responsables de la golpiza que costó la vida a este joven, que no era ningún delincuente, quizás si hubiera sido un delincuente de cuello blanco, de esos que atracan al presupuesto nacional lo protegen en la cárcel, como ocurre.

¿Cuántos hechos similares ocurren cada día en los destacamentos policiales del país y no trascienden a la opinión pública?

Creemos que son muchos, y no sólo los que han trascendido.

Toda la sociedad debe ponerse de pie y exigir el cese de la brutalidad policial. Nosotros empezamos con esa exigencia que no estamos dispuestos a mendigar.

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