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martes, abril 30, 2024

Cantata de Luz para Mario de los Santos Peña…

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CRONICAS CIUDADANAS

«Soy sólo un hombre común que es fiel a sus creencias»

                                         John Wooden.

En 1942 un director de orquesta británico, pidió al brillante músico Aaron Copland (1900- 1990), que compusiera una fanfarria y el genio musical de Copland, produjo una obra titulada: » Fanfarria para el Hombre Común «. (*).

A veces o casi siempre, el llamado hombre común, que aparenta simple, que apenas musita palabras para no ser notado, es el menos común de todos.

Así era Mario De los Santos Peña, humilde chofer de la Ciudad Colonial, que tenía preferencia por su asiento de hierro en el parque Colón, donde se sentaba a esperar turnos y turnos, en sus ojos se podía notar esa angustia auténtica, el hombre más que honrado, sin palabras y solo en su banco del parque miraba el tiempo discurrir, preocupado por sus años y los suyos.

Banco del parque Colón donde Mario se sentaba a esperar turnos
Banco del parque Colón donde Mario se sentaba a esperar turnos

Esta es una cantata de luz para ese amigo temeroso de Dios y sus designios, cuando los truenos retumbaban en las húmedas calles de la antigua ciudad.

Hablar lo justo, lacónico por principio y respeto excesivos a sus clientes.

En su caminar, Mario tenía una vieja lucha con el tiempo, que apenas se disimulaba, tomando un sorbo de agua para continuar la faena, el rodar y rodar de cada santo día…

Cuando Aaron Copland, aquel músico norteamericano arriba citado, compuso su Fanfarria para un hombre común, nunca pensó que, en centro mismo del corazón de su música, alguna vez en otro lejano lugar, estaba dedicando a Mario de Los Santos Peña, aquella música que tampoco era tan común, combinaciones de metales y percusión al inicio, fue el himno sinfónico que Mario nunca conoció, pero alguna vez hablamos de estos temas y me decía que con  mejor ​oído le hubiera gustado escuchar aquellas fugas de la que yo le hablaba, había perdido un poco de audición en el odio derecho y le sonreía a la vida como si estuviera mirando a James Levine o Carl Davis, dirigiendo la fanfarria que desde hoy será la suya…

Una Cantata de luz para un hombre común, es el mejor signo de orgullo para alguien cuya moral como ser humano, traspasa todos los parámetros de honestidad y responsabilidad, por eso un hombre tranquilo como los ríos nocturnales, que corre con la vida como esas corrientes de aguas silentes y quietas, para cada mañana salir a vencer el día y sus tizones cotidianos.

Sorprendido una madrugada, de repente a campo abierto del cielo, un fantasma oscuro reclamaba su soplo vital, entonces esfumó su silueta del parque, su guagua sucia de nubes, sola se aceleró hacia esos lugares brillantes donde  solo las buenas almas comunes habitan (CFE)

( * ) La historia cuenta que Aaron Copland  se había inspirado en parte en un discurso que el entonces vicepresidente de Estados Unidos Henry A. Wallace pronunció ese mismo año, -1942- en el que proclamaba el “amanecer del Siglo del Hombre Común», entendiendo “hombre común” como todas aquellas personas honestas y trabajadoras que hacían grande al país con su esfuerzo.

Wallace fue 33 vicepresidente de los Estados Unidos de América, el presidente era F. D. Roosevelt…

2 COMENTARIOS

  1. El mejor hombre del mundo, nuestro mayor orgullo, con un valor incalculable para tu familia, siempre te amaremos y te honraremos toda vida.

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