El trabajo en equipo solo florece y produce buenos resultados, cuando los intereses, ambiciones, apetencias y pretensiones individuales nunca se colocan por encima de los objetivos y metas colectivos. Los egocéntricos, los excluyentes y los megalómanos carecen de las competencias blandas mínimas para trabajar en equipo. El trabajo en equipo no tolera la existencia de agendas ocultas y distintas a las aprobadas mediante la participación y el consenso de los que integran el colectivo.
El trabajo en equipo es mucho más que un discurso vacío, una predica al margen de la práctica, una moda coyuntural, así como un aparentar distante del ser. En pocas labras, trabajar en equipo es una labor humana sustentada en la sinergia, la solidaridad, la sinceridad, el compromiso, la cooperación, la creatividad, la libertad y el respeto. En muchas empresas e instituciones, el trabajo en equipo solo existe como parte de los contenidos de su narrativa pública.
Trabajar en equipo implica, entre otras acciones, unir y maximizar conocimientos, experiencias, esfuerzos y aptitudes. La calidad humana, profesional y social de las personas, son los insumos esenciales del trabajo en equipo sostenible y productivo. No es posible lograr que el trabajo en equipo se convierta en una ventaja comparativa y competitiva de alto valor agregado para el buen desempeño de las empresas e instituciones, si el talento humano carece de emociones, valores y principios positivos.
Sin duda, el trabajo en equipo es una herramienta gerencial clave para lograr que el desempeño de las organizaciones sea sostenible, humano y de calidad. Del trabajo colaborativo se derivan muchos y distintos beneficios. Por ejemplo: mejoramiento del clima laboral, la motivación y el compromiso del talento humano se potencializan, aumenta la productividad individual y colectiva, disminuyen las causas que provocan los conflictos de y por intereses individuales, se fortalecen las relaciones interpersonales, florece la cultura de cambio, se fomenta el intercambio de conocimientos y experiencias, la participación y la solidaridad reducen los riesgos, se aviva el liderazgo cooperativo y se impulsa la gestión sustentada en valores.
Se ha demostrado que mientras mayor sea el grado de entendimiento, compromiso, empoderamiento y de cohesión entre todos los miembros del equipo, más y mejores serán los resultados.
En muchas ocasiones, lugares y circunstancias, el desconocimiento del trabajo en equipo ha provocado que empresas, instituciones, partidos políticos, organizaciones sindicales, gremios profesionales, entidades académicas, marcas corporativas y comerciales, no hayan podido concretar sus respectivas misiones, visiones, valores y objetivos estratégicos.
Hoy más que ayer, los logros y resultados del trabajo en equipo siempre han sido el resultado de los esfuerzos, las iniciativas y la creatividad de un grupo de personas, donde cada una de ellas tiene en común lograr una misión, una visión, unos valores y unos objetivos, que han sido socializados y consensuados de manera colectiva.
Para que se considere trabajo en equipo o cooperativo, el trabajo debe tener una estructura organizativa que facilite la gestión cooperativa de éste, así como el abordaje integral de las oportunidades de mejora que se puedan presentar. El trabajo en equipo no existe sin personas que piensen, decidan, actúen y hablen desde los principios que sustentan la inclusión, la empatía, la humildad, la sinceridad y el respeto a la dignidad humana.
