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lunes, mayo 13, 2024

En la Operación anti pulpo: decisión ponderada del juez y lecciones a granel del Ministerio Público

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El juez de la Oficina de Atención Permanente del Distrito Nacional, José Alejandro Vargas, en su función de gobernador judicial ante el caso de lo que el Ministerio Público publicitó como Operación Anti Pulpo, a pesar del fastidio de tener que escuchar durante 26 horas, con interrupciones, peroratas y discursos, salió ileso.

Yeni Berenice Reynoso, al frente de la racha de acusaciones por investigación en proceso y que apenas se inicia, lució incorregible, sabia e imponente, como joven autoridad fiscalizadora desde la Procuraduría General de la República.

El juez Vargas blandió todo el tiempo su experiencia, no sólo de abogado probado, sino de comunicador social, retomando su pasado de periodista y locutor para mantener dominio total del escenario, con sus altas y bajas. Y hasta dejó saber que, en época no muy lejana, en su juventud, fue un soñador revolucionario. Y bajó más de una orden a que dejaran su turno en distintas exposiciones, a fiscales y abogados. Incluida la propia Berenice, quien insistía: “Por favor, Magistrado, debe un minuto, un ratico más”.

José Alejadro Vargas
José Alejandro Vargas

La Reynoso comandó durante todo el trayecto del proceso, asistida por una barra de fiscales. Fueron, en grupo, pertinaces en mantener una madeja de acusaciones enrostrando el pandillerismo delictivo, según sostuvo, encabezó Alexis Medina Sánchez, basándose en sus nexos de hermano del presidente Danilo Medina, sacado del Poder hace apenas tres meses.

El juez Vargas insistió en que no hay que hablar tanto como se habló, ni decir la secuencia de discursos bonitos, para defender con corrección a distintos acusados, algunos de los cuales pagan muy bien y por adelantado. La prueba de esta afirmación parece estar en un cheque incautado por los fiscales, firmado y fundamentado en que se trata de un adelanto al pago del abogado Carlos Salcedo, por defender a por lo menos dos de los principales acusados envueltos en la trama para desfalcar al Estado Dominicano.

Vargas se extendió en consejos y arengas que lanzó sobre la cabeza de Medina Sánchez, de quien dijo es el hermano menor de la familia del ex presidente Medina. El mimado, quien goza de su pariente la mayor de las estimas, por lo que no debió cometer los hechos que le imputa la autoridad.

Medina Sánchez salió de la sala de audiencias, sin embargo, con tres meses de cárcel que serán revisados, por estafador de los fondos públicos y tráfico de influencias. Alegando que su familia ha sido hostigada tras salir su hermano salir del gobierno.

Y no es sólo a ese hermano de Medina, a quien adornó con sus buenos consejos el juez Vargas. También consideró sobremanera a la también hermana del ex presidente, Carmen Magalys, acusada por asociarse en la trama de distracción de fondos públicos. Y la sentenció a permanecer en prisión hogareña vigilada, durante tres meses, porque él, como juez, nunca enviaría a prisión a una mujer.

Son once los miembros del grupo sometido al pugilato de argumentos de los fiscales y abogados de la defensa. Todos fueron enviados a la cárcel o puestos bajo vigilancia adornados con los modernos grilletes delatores de movimientos ambulatorios. Grilletes que, a su vez, son parte de los cuestionados negocios de Medina Sánchez. Grilletes que estarán condicionados en su uso, hasta que el Ministerio Público indague y aclare las relaciones de la Procuraduría General de la República con la empresa de que se valió Alexis Medina para vender esos instrumentos de moderna vigilancia ambulante para prisioneros sin sentencia definitiva.

Lecciones sucesivas con excelente don de mando fue lo que expuso la doctora Reynoso, quien fue enfrentada en sus discursos de acusación hasta por jóvenes abogados que recientemente fueron sus alumnos en las aulas universitarias.

Y como fiscal, debió ser rebatida a medias por el juez Vargas, en cuanto a su concepto de lo que es jurídicamente el delito de lavado de dinero por el que se acusa a los hoy prisioneros. Aunque hizo saber que no coinciden en el criterio de se trata de un delito autónomo.

Destacó en todo el asunto la masiva vigilancia policial como resguardo del proceso. Vigilancia a mano armada, con modernas ametralladoras y cascos protectores. Además de los chalecos protectores y también cascos con que se dotó a los acusados, engrillados, cuando pedían ir a los baños para asuntos personales.

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