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lunes, mayo 6, 2024

Yankees: metástasis y catarsis

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La temporada del 2023 se torna larga para los Yankees de Nueva York. Enésimo fracaso consecutivo. Catorce años para ser exactos, en los que se han invertido alrededor de tres mil millones de dólares en suculentos contratos que no se han traducido en desfiles victoriosos por la Quinta Avenida.

Ante el mayúsculo fiasco, nadie asume el ‘mea culpa’ en un entorno en donde los principales responsables están a simple vista, los cuales se reparten las cuotas de frustraciones que tiene a la más ferviente de las aficiones de las Grandes Ligas pidiendo la renuncia de los autores de esta coherente secuela de errores que ha conducido al mítico equipo del Bronx a un extenso fracaso que nació en la temporada del 2010.

Hal Steinbrenner ha demostrado que no sabe dar los contundentes golpes de mesa de su padre. Frío y pacífico, el heredero del equipo jamás alza su voz. Es un jefe de las sombras.

Opina a puertas cerradas, confiando demasiado en un gerente general como Brian Cashman, principal responsable de este largo período gris de los Yankees por ser cerebro y arquitecto de un equipo derrochador y mal estructurado que se rindió temprano en la presente temporada para comenzar la planificación de un futuro que se anuncia incierto y en el que se verá obligado a tomar decisiones impopulares para la fanaticada, pero necesarias para la organización, si es que se pretende corregir el improductivo sendero de las últimas temporadas en donde los Yankees confiaron su presente y futuro a puro golpe de chequera en el mercado de agentes libres y dudosas transacciones, olvidando muchas veces que la producción de talento propio en las menores ha sido el atajo predilecto de los Yankees para alcanzar el éxito.

La historia del equipo es bastante transparente para encontrar las respuestas a todas las interrogantes que surgen hoy. Esto no debería ser desconocido para Cashman, quien es gerente general del equipo desde 1998 y vivió una de las mejores etapas de la historia de los Yankees en la que predominaron los jugadores formados en la cantera de la organización con nombres como los de Andy Petitte, Derek Jeter, Jorge Posada, Bernie Williams y Mariano Rivera. La actualidad del equipo es patética, y aunque algunos quieran refugiar el fracaso de esta temporada en la lesión que padeció Aaron Judge en junio, lo cierto es que estos Yankees fueron un desatino anunciado, propio de una cadena de sucesos erróneos cometidos por el mismo Cashman, que se han combinado con una mediocre dirección de dugout de parte de Aaron Boone, la mala suerte de las lesiones y el pobre desempeño de jugadores sobrevalorados.

Poco o nada se puede rescatar de un 2023 para el olvido: Stanton, un error histórico, Rizzo, un mal ejemplo de las decisiones emocionales tomadas por Cashman, LeMahieu, el clásico burgués que se acomoda tras conseguir su objetivo, Gleyber, aunque está libre de toda culpa por sus decentes números, no es ni sombra de lo que se esperaba, Cole ha demostrado una evidente carencia de liderazgo y no justifica el millonario contrato a largo plazo, Rodón es solo otro intento fallido de los Yankees en la agencia libre, Severino, una espera que desespera, Cortes, un mar de dudas, y Donaldson, un capricho caro de Cashman.

Del grupo solo se puede rescatar a  Judge, que a pesar de tener unos 50 partidos menos que algunos de los antes citados, es el líder ofensivo del equipo en cuadrangulares y remolcadas.

El actual camino conduce a una reestructuración profunda, y por tal razón han tomado la recta final de la temporada regular como un laboratorio para comenzar a vislumbrar los Yankees del futuro inmediato en donde Anthony Volpe jugará un papel importante junto a los recien ascendidos Oswaldo Peraza, Everson Pereira y Jason Dominguez.

Mirar al pasado para construir el futuro nunca fue tan importante para estos Yankees.

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