En los años ochentas, hubo una fiebre de fotografía en gran parte de la juventud estudiantil universitaria. En ese entonces, no eran tan fácil adquirir una cámara fotográfica, pues todas las de buenas marcas (Pentax, Canon, Nikon, Konica, Kodak y Olympus) eran caras. Aun así, se hacía lo posible para hacerse de una.
Existían varias casas que traían esos equipos y otras que se dedicaban al revelado y copiado, así como a la venta de los rollos (Kodak, Fujifilm y Konica) y hasta rollos rebobinados. Entre ellas estaban: Unifot, Fotosol, Foto Color, Polanco Foto, Zabi Color y otras de menor categoría. La competencia, iba desde regalar un rollo por cada revelado y copiado, hasta aumentar el tamaño del formato pedido, sin costo alguno.
A través de la prensa, se promocionaban cursos para principiantes y para aquellos que tenían conocimientos medios. Faustino Pérez, Onofre de la Rosa, Martín López, Onorio Montas, entre otros, eran los profesores en la mayoría de estos cursos. Además, se invitaban a los amateurs a participar en concursos, sobre temas específicos.
Yo, que era un estudiante de Comunicación Social en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), también me monté en esa ola y me dejé llevar por ella. Por eso, para tener más y mejor conocimiento de fotografía, tomé la materia Fotografía I (FOT-I), perteneciente al pensum de la Escuela de Artes. Mi único objetivo era beber del manantial de conocimientos y sapiencias del profesor Wifredo García. Me consideraba un privilegiado, al poder tener dos cámaras de buena calidad, una Olympus XA1, compacta de lente fijo y otra Konica P3 con tres lentes, intercambiables. Ambas las conservo y no sé si funcionan, pues no hay lugar en donde adquirir rollos, ni mucho menos donde revelarlos.
Wifredo García, quien es considerado como el padre de la fotografía moderna en nuestro país, fue miembro fundador de Jueves 68 y Fotogrupo, que fueron instituciones dedicadas a la fotografía artística y cuyos miembros, se destacaron tanto nacional e internacionalmente, en este arte. Además, escribió los libros: La Catedral del Bosque, República Dominicana, País de Sol y Son y el que considero más importante: Fotografía, un arte para nuestro siglo.
Como profesor era preciso, exigente, minucioso y pedía lo mejor de su alumnado. Corregía los trabajos que asignaba hacer y señalaba los errores de encuadre, iluminación y otros elementos que se toma en cuenta para obtener una buena foto. Su enseñanza se podía catalogar como personalizada, pues ponía atención a cada uno de sus alumnos.
Durante el Primer Festival de la Cultura en febrero de 1983, celebrado en la Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte. Un sábado en la tarde, luego de visitar las exposiciones itinerantes del Museo del Hombre Dominicano, me encontré con el profesor Wifredo en la parte trasera de esa edificación, bajo un alto y frondoso árbol. En ese lugar él preparaba sus equipos fotográficos, por supuestos, para tomar fotos a los asistentes al festival.
Al verlo en ese lugar, alistando cámaras y demás; lo saludé, me pidió que me mantuviera en el sitio y me explicó el objetivo. Se trataba de invitar personas para que se dejaran fotografiar y luego, además, se le regalaría una foto instantánea. Las personas convidadas en su mayoría fueron accesibles e incluso hubo un momento, que se tuvo que formar una fila. Fue más que un honor para mí, ser su asistente esa tarde.
Las fotos fueron tomadas con una cámara Mamiya reflex y las instantáneas con una cámara Polaroid. Fui el primero quien posó como “modelo” . El propósito de captar todas estas imágenes de rostros, era presentar diversas exposiciones sobre las características del dominicano, en cuanto a su fisonomía, según entendí. A pesar de encontrarme con el profesor García en varias ocasiones, nunca le pregunté si las exposiciones se efectuaron.
No fue hasta el sábado 27 de febrero de 2016, cuando leyendo la columna semanal del sociólogo José del Castillo Pichardo (Conversando con el Tiempo, Diario Libre, en la fecha mencionada), que supe sobre las presentaciones de esas exposiciones; incluso, hubo una que se efectuó fuera del país. Tal vez mi rostro estuvo en una de ellas y no pude contemplarme yo mismo, sobre una imagen fotográfica.
Wifredo García, el referente de la fotografía en la República Dominicana, presentó varias exposiciones temáticas de la gran cantidad de fotos tomadas durante su carrera como fotógrafo. La última fue el 15 de junio de 1988, llamada: 30 Años en Fotografía, en la Galería de Arte Moderno de la Plaza de la Cultura. Esta, fue un homenaje-despedida, pues ya él se encontraba diezmado por un cáncer. Fuimos muchos quienes nos acercamos a él y lo saludamos por última vez.
El 1 de septiembre de 1988, hace ya 35 años, se apagaba la luz de su vida, esa que iluminaba los objetivos que él fotografiaba. Con apenas 53 años nos dejó para siempre, pero su legado permanece con nosotros por una eternidad. Sus obras están en la Galería de Arte Moderno, así como en La Casa Fotográfica Wifredo García y en otras salas fuera de nuestro país. Una calle del sector Arroyo Hondo, lo honra con su nombre.
