Una de las grandes satisfacciones como novelista y melómano que he tenido es haber tenido la oportunidad de conocer a extraordinarias personas, algunas de las cuales han sido fundamentales en mi desarrollo como escritor. Dicen que una sola gaviota no hace verano, pero las palabras precisas, elogiosas, de una sola persona hacen la diferencia en este difícil arte de escribir, pues te estimulan a continuar y a revalorizarte.
Sin desmedro de mis grandes amigos periodistas del solar, uno de los momentos más especiales, estelares de mi vida como amante del bolero y apasionado de la literatura, fue cuando el cubano Jaime Masó Torres me contactó para hacerme una entrevista, que fue publicada en el digital oncubanews.com.
En un amplio reportaje hablamos sobre Lupe Victoria Yoli Raymond, la inmensa Yiyiyi, y mi novela “Con diablo en el cuerpo”, así como de mi pasión por el bolero, que, es decir, mi pasión por Cuba. Para amar el bolero, inevitablemente hay que amar a Cuba, a esa caterva de extraordinarios boleristas de esa isla hermana que han entretenido nuestras noches y días.
Gracias a Cuba (y a México), hoy el bolero es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, declaratoria hecha por Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
No puede existir una noche de bohemia, de disfrute del bolero a plenitud, sin que estén presentes los boleristas cubanos, los de ayer y los de hoy.
En esa ocasión me voy a referir a una cantante de una calidad indiscutible, por cuyas venas corre sangre cubana. La conocí a través de la página de Facebook de Masó Torres, que sigo, porque me permite conocer como la marcha la música tropical en esa nación hermana.
Se trata de Mayelín Naranjo, una mezzosoprano elogiada por la mismísima Celia Cruz (1925-2003), “La Reina de la Salsa”, una cantante con una voz limpia, potente y con carisma único.
Le escuché decir al periodista Masó que los productores de un disco de Naranjo andaban buscando una buena canción para completar el álbum y que se le ocurrió la idea de incluir “Tu voz”, que popularizara la Guarachera de Cuba.
Ese fue el inicio de una relación melómana-musical con Mayelín Naranjo, pues en cuanto la escuché, como dice la canción, “Tu voz se adentró en mi ser/Y la tengo presa”.
Pienso que esta canción, “Tu voz”, define la calidad de esta interprete sonera, por eso fue una acertada decisión incluirla en su repertorio:
“Tu voz que es susurro de palmas
Ternura de brisas
Tu voz que es trinar de sinsontes
En la enramada”.
Podría decirlo todo sobre la calidad artística de Mayelín apelando a algunas estrofas de “Tu voz”, escrita por el cubano Ramón Cabrera.
“Tu voz cristalino torrente
Cual una cascada
Dios te bendiga mi bien
Tu gracia y tu ser
Que me hacen soñar
Tu voz que es gemir de violines
En las madrugadas
Es el divino poder
Que tienes mi bien, para enternecer”.
Mi exhortación es sacar tiempo para escuchar a Mayelín Naranjo, quien ha compartido escenario con figuras de la talla de Celia Cruz, Gilberto Santa Rosa, Oscar de León y Compay Segundo, disfrutar de su potente voz, y estoy seguro de que no se arrepentirán