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lunes, mayo 6, 2024

Nuevo Orden Multipolar: China, Rusia, Estados Unidos ¿India? Ruta de la Seda y Ucrania

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¿Qué inventarán los multimillonarios de las grandes corporaciones norteamericanas representadas en la figura de su presidente de turno, para contener el auge de la nueva economía multipolar impulsada por China, y que ya tiene un rosario de amarres, hasta en el patio del imperio, en América Latina, y en todo el mundo?

Aparentemente, eso es lo que se está peleando en Ucrania.  La construcción de un nuevo mundo económico y financiero. En eso coinciden especialistas y analistas.

«Más allá de Ucrania, lo que está en juego, ahí, obviamente, es el nuevo orden internacional, yo ya les dije hasta el cansancio, será tripolar o no lo será, será entre China, Rusia, Estados Unidos», estimó el especialista politólogo Alfredo Jalife-Rahme, en el sitio de internet ruso Sputnik.[1]

Lo dijo al abordar el tema de la respuesta que elaboran tanto Rusia como China para sobrellevar las sanciones económicas que impone en su contra tanto la Casa Blanca como la Unión Europea, en rechazo a la operación militar especial iniciada por Vladímir Putin en territorio de Ucrania.

Esto es, China impulsa su propio sistema de intercambio interbancario, con miras a desligarse de la dominación financiera estadounidense, destacó este internacionalista, el Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos (CIPS, por sus siglas en inglés).

Jalife-Rahme dice que a pesar de que las relaciones entre la India y China no son las mejores, el vínculo entre el país que gobierna Narendra Mori y Rusia es muy fuerte, por lo que es un factor relevante en el reacomodo de fuerzas geopolíticas.

“La idea de que Rusia rechaza la incorporación de Ucrania a la OTAN y de que Estados Unidos y Europa defienden el derecho de Ucrania a tomar esa decisión, es una idea que tiene fundamento, pero que no expresa la principal razón política del conflicto, la cual, en mi opinión, tiene que ver principalmente con el interés de Alemania, Italia y Francia de incorporarse al proyecto de la Ruta de la Seda que impulsa China, así como el interés de China, Rusia y la India porque esas potencias europeas se integren a dicho proyecto y el interés de Estados Unidos porque tal cosa no ocurra, según opina César Sención Villalona, un analista columnista del Portal Alba, en Internet.

La Nueva Ruta de la Seda. Algo se ha oído por aquí sobre eso.

“China no puede tener inversiones en puertos, telecomunicaciones y aeropuertos en República Dominicana”, declaraba el presidente Luis Abinader, y señalaba que eso es así, en su gobierno, porque “esas son áreas estratégicas” del país. En actos simultáneos con el Palacio Nacional, la Embajada de Estados Unidos acreditada en el país, lo aplaudía. Pero, República Dominicana firmó relaciones diplomáticas en mayo de 2018, echando por la borda sus tradicionales relaciones con Taiwán.

Eso quería decir con precisión que, automáticamente, los dominicanos quedaban fuera de los planes de China y de importantes sectores latinoamericanos de enrolarse en el proyecto de intercambio de producción y financiero que impulsa el poder asiático, el primero, hoy, en el mundo.

Abinader, sin embargo, cosas de la vida, acaba de viajar a firmar acuerdos con el presidente argentino, en Buenos Aires, que precisamente, es el último régimen latinoamericano que se ha insertado en la Ruta de la Seda. Abinader, de Argentina viajaría a Chile, otro país con fuertes nexos con la Ruta de la Seda China. En su viaje Abinader para promover el turismo ofertó “cursos para enseñar a bailar merengue a los argentinos que se lleguen por aquí, de gratis”. Claro, todos rieron, incluyendo al gobernante de la oferta.

Marco Polo, solo, también se sonríe, y avista que se trata de una nueva ruta que es su misma ruta de entonces.

 

A propósito, Estados Unidos advirtió, ahora mismo, que las empresas chinas que desafíen las sanciones a Rusia y Bielorrusia, se enfrentan a acciones «devastadoras», según la secretaria de Comercio de esa nación, Gina Raimondo , lo dijo en entrevista al The NewYork Times. Uf, que miedo.

Mientras, en América Latina, Argentina decidió entrar en la Franja de la Ruta de la Seda. Este país es el número 21 que toma esa decisión. En el mismo tono está la declaración común que hicieron en Moscú, los presidentes Jair Bolsonaro, de Brasil y Vladimir Putin, de Rusia. Ya se conoce de las relaciones estrechas entre Moscú, Pekín y Caracas, con el presidente Nicolás Maduro, en Venezuela. Hay que sumar, además, a Nicaragua, que acaba de firmar un acuerdo multisectorial con China, en diciembre, 2021. En Honduras, eso está decidido. Se suman a estos, desde 2018, varios países latinoamericanos más: Costa Rica, El Salvador, Surinam, Guyana, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Chile y Uruguay. En 2019 fue el turno de Cuba y Perú. Y España.

La Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRICS), por sus siglas en inglés) o ‘Nueva Ruta de la Seda’ es un programa impulsado por el Gobierno de China para promover su comercio internacional, tanto terrestre como transoceánico.

Mediante el programa, el gigante asiático canaliza varias de sus inversiones en infraestructura en terceros países, como una forma de fortalecer las capacidades productivas y comerciales de países que pueden ser socios comerciales relevantes para China. La iniciativa empezó a expandirse desde 2013. Desde 2017, entró Panamá. En el proyecto entran Rusia, India, Afganistán, Irak, Rusia y Ucrania.

Incluye inversiones en ferrocarriles de alta velocidad, puertos y redes de fibras ópticas que pasan por amplias zonas de Eurasia y que irían desde la república de Irán hasta Turquía y Alemania. También incluye la construcción de carreteras en el Sudeste Asiático y en Asia Central, una carretera marítima en el Océano Índico y otras obras de gran envergadura. Ese proyecto, que está en marcha y expresa la fuerte alianza de China y Rusia, obligaría a una reducción de las barreras arancelarias y estimularía una cooperación financiera en beneficio de las monedas de esos dos países y de la India. La posible incorporación de las potencias europeas aceleraría el crecimiento de Asia y Europa y le pondría fin a la superioridad de Estados Unidos.

Resulta que el actual conflicto entre Rusia y Ucrania ayuda a lograr ese objetivo. En esa contradicción radica el aspecto esencial del conflicto en Ucrania, cuyo telón de fondo es la rivalidad entre China y Estados Unidos.

Vladimir Putin
Vladimir Putin

Sudáfrica, hace rato está en el BRICS o Ruta de la Seda. Todo eso ha sido discutido con seriedad entre las naciones de la UE, Francia, Alemania y la misma Inglaterra. Italia ya dio su firma en ese convenio. En todo esto está en juego si sobreviviría la preeminencia del dólar permitiendo que norteamericana lo maneje a su manera, imprimiendo la cantidad que le parezca la mejor, sin respaldo o con respaldo.

Digámoslo en ese tono: Consciente del avance de China y del BRICS y de la posible alianza de Alemania, Francia e Italia con las grandes naciones de Asia, el Gobierno de Estados Unidos ha estado dando pasos para impedir el cambio de hegemonía mundial. Hay temor a una dependencia del poder multipolar.

Y como de dinero se trata, no hay que olvidar el reciente escándalo desatado en Ucrania, como en linderos cercanos: Volodymyr Zelensky presidente de Ucrania, sonó con fuerza en los Papeles de Pandora, junto a su mujer. Y no es puro teatro.

La fiereza contra Rusia y la doblez de los aláteres de Estados Unidos, sin velas en ese entierro, por lo de Ucrania, ha empezado develar el misterio.

Es el mismo misterio, que no es tal, que ya generó dos guerras mundiales con miles de millones de muertes y miseria global.

Volveremos sobre el tema.

 

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