En un observatorio global, que funciona como tribuna, pero que no es
la Fundación Global, de la que hablan con claridad el escritor Diógenes
Céspedes y el abogado y político Guillermo Moreno, ésta sí que es tribuna. El
tres veces presidente de la República, tiene este foro en un periódico que se dice es de su
propiedad, citó el 13 de noviembre del 2023, algo así como “los siete pecados
capitales de la reelección”.
Ahora, tratando de zafarse de la tasa de rechazo que lo adornan de
frente a los electores, ha insistido en los tales siete pecados capitales del
presidente Abinader. Desandando por calles y veredas se escucha que le
dicen: Bájale algo, hombre, aunque las encuestas te pinten como el
putchingbag de Abinader por tantos golpes diarios que recibes de Abinader.
Porque así son algunas personas que se dedican a hacer ver a los
demás, algún fallo o defecto, pero que son incapaces de reconocer los suyos
propios. Al respecto, abundan las leyendas y los dichos bíblicos.
¿No tiene Leonel, un hombre tan listo, más argumentos ni cómo
renovarlos, ya que el reeleccionista que le ha salido Abinader, no le da tregua
a una oposición, desgranada en una alianza rara?
¿Será que Leonel Fernández está viendo la paja en el ojo ajeno, y no le
alcanza la vista para ver la tremenda viga que se le cruza ante sus ojos?
Eso, siguiendo la pista al proverbio. Porque con mayor claridad se
puede encontrar lo crítico proverbial al comprobarse que es mucho más fácil
ver los defectos ajenos, cuando los propios pueden ser mayores.
En El Quijote, que no en Dante y su purgatorio, ya advirtió el caballero
andante, en conversación con su inseparable Sancho, que “el que ve la mota
en el ojo ajeno, que vea la viga en el suyo”.
Ya comprobó San Mateo, con su ojo crítico de comunicador ¿“por qué
te pones a mirar la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no te fijas en el
tronco que tú tienes en el tuyo? Y si tú tienes en tronco en tu propio ojo,
¿cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame sacarte la astilla que tienes en
el ojo? ¡Hipócrita! Saca primero el tronco de tu propio ojo, y así, podrás ver
bien para sacar la astilla que tiene tu hermano en el suyo”.
Es donde San Marcos se junta con Mateo, y también exclama: “Saca
primero el tronco de tu propio ojo, y así podrás ver bien…” Son los Evangelios
los que hablan con claridad, más que en el purgatorio de Dante.
Hay que andar con cuidado para predicar, cuando se estuvo tanto
tiempo con la varita mágica en las manos “pagando para no matar”.
La señora Raquel Arbaje, esposa del presidente Abinader, le dijo con
franqueza a Leonel, que sea sincero y que diga la verdad de lo que ven sus
ojos, a propósito del desastre que está observando por doquier, para
enrostrarlo, a quien lleva apenas tres años en el gobierno, y no a quienes
tales pecados capitales deben ser endosados: los veinte años de gobierno
que él conoce muy bien, cuando el Partido de la Liberación Dominicano
(grupo que Leonel ahora tiene que enfrentar consecuencia de uno de sus
erráticos decursos).
Ahora, habla de pecados. Por su formación religiosa de origen, que no
su formación política, ¿Leonel sabrá que en el texto bíblico el “pecado es
culpa, iniquidad, maldad, ofensa, prevaricación, transgresión”? ¿Alcanza su
terminología para desbaratar la tasa de rechazo de hasta un 37% que lo
agobia cada día, cuando la gente recuerda aquellos gobiernos cuando la
norma era la de una moral sin memoria?
¿Siete pecados capitales? El término siete, en la Biblia, se traduce
como un número cuantitativo que significa muchos, muchas veces siete.
¿Cuántas veces cabe el siete, en doce años de gobierno hasta fraguar
tremenda tasa de rechazo?
