La peor tragedia de las Dunas de Baní es que, inmediatamente después del proceso electoral, los medios las colocarán, otra vez, en la sombra. Los maravillosos 15 kilómetros de largo con tres de ancho, con una altura máxima de 35 metros, formadas por finas arenas de cuarzo y feldespatos, de paisajes cargados de vida exclusiva, en una línea costera que es hábitat reproductivo de especies tropicales, muchas endémicas, volverán a las apetentes manos de sus depredadores, ¡gane quien gane! y los medios volverán a su silencio habitual.
El dinero es primero y las corporaciones mediáticas apuntan hacia donde se mueve y ahora la clase política ha identificado a las Dunas de Baní como un buen objetivo, un “target”, para desmontar posicionamientos electorales. El trabajo de los medios de comunicación sólo consiste en cargar de posverdad a sus audiencias que ahora aparecen valorizadas, desde todas partes del país, denunciando no sólo problemas ambientales, sino abandonos de barrios, calles, hospitales y escuelas.
Inmediatamente después de la contienda electoral, las voces de los ahora importantizados dirigentes comunitarios de Las Calderas no volverán a ser escuchadas. Las especies de las Dunas de Baní como la Saona Cimarrona, el Aceituno, el Cambrón, la Tuna Brava, los Mangles botón, prieto, rojo, amarillo, o los lagartos pequeños como los Leiocephalus y las Ameiva, o las gaviotas, flamencos, el rey congo y las garzas volverán al anonimato y al silencio mediático.
Desde hace muchos años todos los medios tienen en sus archivos la continua y repetida historia de las Dunas de Baní, tienen las recomendaciones para su protección, todos los estudios de flora y fauna, cuales están en peligro, cuales son endémicas, como funcionan sus ecosistemas. Pero los medios no tienen los nombres de los militares depredadores, ni de los comerciantes que se enriquecen con la venta de volquetes de la singular arena de esa Reserva Científica.
Tampoco los medios se preguntan por qué el Ministerio de Medio Ambiente nunca ha sido dirigido por ambientalistas, en su historia sólo una vez un biólogo fue ministro, que según parece, aceptó ser atado de ambas manos por los políticos y comerciantes. El clamor de los medios, de la clase política y de los comerciantes por la naturaleza, es parte de las campañas electorales. Nunca protegerán la naturaleza ya que es el lugar de dónde sacan sus riquezas y renuevan sus capitales.
En lo inmediato, el Ministerio debe poner freno a los devastadores de turno de las Dunas, para eso tiene a sus guardaparques y que los medios publiquen los nombres de los depredadores, ¡sea quien sea!, que el Ministerio establezca un sistema de fichas, por región, de los infractores para conocerlos y evitar lo ocurrido en Constanza con el héroe ambiental Francisco Ortiz Báez, asesinado a sangre fría por desaprensivos al defender del extractivismo un río en Tireo.
La defensa de las Dunas de Baní será una realidad cuando deje de ser tema político electoral por aquellos que se ponen el traje de ecologistas cuando se otean algún beneficio. La historia está ahí. Por suerte en esta media isla todos nos conocemos.
