Cuentan los estudiosos e investigadores de nuestra historia universal, que en el año 193 después de Cristo, el Imperio Romano entró en un período de inestabilidad política que más tarde concluyó con la estrepitosa caída, habiendo sido por casi mil años la más gloriosa potencia de la época.
En aquel año la guardia pretoriana, cuenta Leonardo de León Miranda en su libro, El Secreto de los Líderes, como era llamada la escolta del emperador, decidía los nombramientos de los césares y éstos optaron por subastar la corona entre dos reconocidos potentados romanos.
Al final de la subasta se cuenta que ganó la corona subastada el potentado Bejio Juliano, quién ofreció repartir a la numerosa milicia una suma equivalente a cinco años de sueldos a cada uno; con este hecho quedó establecido un procedimiento, al que más tarde hizo alusión el presidente norteamericano Jimmy Carter en su campaña para gobernador del Estado de Georgia en el año 1970, cuando dijo en un discurso «que grandes contribuciones económicas comprometen grandes favores».
Lo anterior es lo que explica el tema con la ONU y el campo de refugiados para Haití en el territorio nacional por el compromiso visible del presidente Abinader con esos intereses internacionales en perjuicio de la soberanía nacional. Que por igual ocurrió con el canal imponiéndolo Haití dejando en ridículo a nuestro país frente a nosotros mismos y a la comunidad internacional porque se comenzó y terminó mal, muy errático, que fue la fuerza para no imponerla, y no ir a la discusión de la diplomacia internacional en los espacios y organismos correspondientes.
Situación ocurre con actuales y pasado funcionarios de su propio gobierno, incluso, autoridades electas cuestionas al más alto nivel por organismos nacionales e internacionales. Estos hechos, ampliamente, conocidos por toda la opinión pública del país sin espacio a refutar.
Es ahí, que hay que retomar a Jimmy Carter cuando se refería a que su campaña electoral no contaba con ostentosas sumas de dinero para gastar en propaganda, a diferencia de sus oponentes que disponían de muchos recursos para derrochar, exactamente, lo mismo que viene ocurriendo con el gobierno del PRM y Abinader gastando más de la escalofriante suma de 9 mil millones de pesos en publicidad y el país en el caos total con la falta de calidad en sus servicios, con ausencia de pequeñas, pero importantes obras e intervenciones del gobierno en necesidades en apartadas comunidades de nuestros municipios.
Sostiene Leonardo Miranda en su obra, que mientras Jimmy Carter se dirigía de una ciudad a otra en trenes y autobuses, su principal oponente lo hacía en jet privado; por supuesto que Carter no tenía los mismos compromisos que los demás poseían con la financiación de campaña, lo que explica que cuando ganó esas elecciones no tuvo que preocuparse a la hora de tomar las decisiones correctas.
Esto es, si sus decisiones como autoridad ya electa éstas lastimaban los intereses particulares de alguien como persona, sector o país, si iban en favor de la mayoría de la nación. La decisión que había tomado el pueblo eligiéndolo a él estaba justificada.
Todo lo contrario, viene al caso por la forma de gobernar del presidente Abinader para tomar las medidas beneficiosas en favor de los más vulnerables del pueblo dominicano porque sus acciones, es vidente, están sujetas y atadas a los intereses de los ricos y otros sectores nacionales e internacionales claramente conocidos.
Cuando en una campaña el dinero llega a ser el instrumento que decide una elección, más si entra de todos los lados sin depuración y control, crea un círculo vicioso que cada vez se hace más difícil de eliminar y más comprometedor en perjuicio de los intereses nacionales y la gente común de ese pueblo.
Decía Tácito, historiador romano, que las cadenas de la esclavitud no sólo las tienen aquellos que trabajan con azote y sin paga, sino aquellos que se atan moralmente a algo o a alguien. Cómo puede un candidato o un presidente en un país que debe busca actuar con principio de igualdad con todo el mundo, como mandatario de una nación hablar de cambios, si esto no es esclavitud moderna frente a grupos económicos, sectores o países no importa su tamaño cómo entonces podemos llamarle.
Por eso es oportuno recordar que el dar congela el estímulo y embota la fuerza, aniquilando el ego de quienes lo recibe. Además, se evidencia todo esto con el fracaso de gobernar del presidente Abinader expresado en la cárcel de La Victoria (evitable con menciones de muertes indefinidas), la inflación, desempleo, inseguridad ciudadana etc. Solución de los problemas nacionales que día tras día se agravan más por estar atada la solución a los compromisos extranjeros y a los ricos empresarios nacionales. Por esto es hora ya de dejar las riendas de dirigir al país a quienes saben gobernar como lo indican los hechos.
Hasta una próxima entrega!!!
