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miércoles, mayo 8, 2024

El debate de ANJE: un aporte anticipado a la derrota de Abinader el 19 de mayo

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El debate de ANJE: un aporte anticipado a la derrota de abinader el 19 de mayo

Los candidatos presidenciales de los partidos Revolucionario Moderno, licenciado Luís Abinader, Fuerza del Pueblo, doctor Leonel Fernández y Liberación Dominicana, licenciado Abel Martínez;  aceptaron participar en el debate presidencial que organiza la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE) para el próximo 24 de abril, que es un importante ejercicio de la democracia dominicana, que no ha tenido esa tradición como en EEUU o en otros países de América Latina que, incluso, está ya regulado por una ley. Y sin querer salpicar de sentimiento de revancha no es menos cierto que en éste ambiente la ciudadanía crea la expectativa, previa, de quien ganará el debate y luego de quien lo ganó.

Es en ese sentido, que el debate será, esta vez, letal con un impacto electoral que afectará al presidente Abinader perdiendolo y con esto también las próximas elecciones del 19 de mayo por tantas promesas incumplidas y sus limitaciones en el abordaje limitado en los temas nacionales e internacionales.

El doctor Leonel Fernández con una sólida capacidad de exposición o de comunicación curtida en el ejercicio de litigar en el derecho en los tribunales dominicanos por mucho tiempo y también como profesor de la escuela de periodismo en la ciencia de la comunicación. Con un amplio conocimiento de los problemas nacionales e intenciones con una sólida formación intelectual y académica. Además, proyecta una buena imagen en la televisión, como experto en el uso del mundo de la comunicación; por lo que tanto el candidato del PRM, como del PLD la tendrán difícil para contarla.

El líder de la FP al aceptar la participación afirmó de manera categórica: «Pero este debate es historia e importante, porque será el debate de la verdad contra las mentiras», quien es, además, el candidato presidencial de una coalición de partidos opositores.

Hay que señalar la tiranía de la imagen, beneficiará a expresidente Leonel Fernández en este debate al recordar el primer debate televisado de la historia enfrentó a John F. Kennedy y Richard Nixon en septiembre de 1960. Se dice que los estadounidenses que escucharon el evento por la radio consideraron que Nixon, entonces vicepresidente de Eisenhower, había vencido a un adversario más joven e inexperto.

Pero en 1960 el 88% de las familias americanas tenían una televisión en casa. Y la pantalla contó una historia muy diferente: en ella Nixon, recientemente hospitalizado, aparecía pálido, sudoroso y nervioso frente a un Kennedy mucho más carismático y tranquilo.

Quienes vieron el debate por televisión consideraron que era el demócrata quien había ganado. Nixon se repuso en un segundo debate, pero el daño ya estaba hecho. Kennedy, por su parte, llegaría a considerar que la televisión le permitió ganar las elecciones. Por lo que, en nuestro caso, en este tiempo, con un criterio híbrido por las redes sociales y los medios tradicionales las condiciones de exposición, experiencia de Estado y la propia imagen positiva de ser telegénico (se refiere a la cualidad de una persona de salir atractiva en televisión) será proyectado como ganador del debate.

Oportuno es señalar que el debate electoral o también conocido como debate presidencial es un tipo de escenario político en el cual, los candidatos a un proceso de elecciones, se confrontan ideológicamente, en igualdad de condiciones, exponiendo las propuestas de sus eventuales programas de gobierno, así como también su postura frente a diferentes temas contingentes o controversiales de interés nacional.

De este modo, los votantes, en especial los llamados «indecisos», pueden despejar sus dudas sobre un candidato e incluso cambiar o definir su intención de voto, además, de informar a la opinión pública con respecto a quienes son y qué es lo que pretende realizar cada candidato, si es que sale electo.

El hecho de que un candidato se presente a debatir frente a sus contendores políticos, demuestra un buen ejercicio de la democracia, la transparencia política y la libertad de expresión en un país determinado.

El hecho mismo del presidente Abinader, que reaccionó primero a ir al debate, con tanto interés de decidir a exponerse nos dice muy clara la realidad, que no es tal ventaja, vendida en las «encuestas» que se vienen publicando desde el Palacio Presidencial porque como dice el propio pueblo el que está ganado no pelea ni discute.

Hay que recordar que el país presenció en vilo en las elecciones del 1962, al profesor Juan Bosch, candidato presidencial del PRD, quien se enfrentó cara a cara con el padre Láutico García en uno de los debates políticos dominicanos más famosos de todos los tiempos el suscitado entre el profesor Juan Bosch y el sacerdote jesuita Láutico García, en el marco de la campaña electoral de 1962.

El 12 de diciembre de 1962, faltando apenas ocho días para las elecciones, el sacerdote jesuita, filósofo e historiador, Láutico García publicó en las páginas del periódico La Nación el artículo titulado “Juan Bosch: ¿Marxista- Leninista” ?, lo que originó de inmediato una reacción y respuesta de artículos del profesor Bosch, que terminó en debatir en público tres días antes de las elecciones en un debate televisado.

Hasta la madrugada del martes 18 de diciembre se extendería el debate, y las elecciones eran dos días después, el 20, que a juzgar por los críticos y analistas que siguieron el mismo, dio ganancia de causa al profesor Juan Bosch frente a Láutico García, y terminó definiendo el resultado electoral 48 horas después a favor del Partido Revolucionario Dominicano.

Por igual ocurrirá en el debate organizado por ANJE éste 24 de abril la victoria electoral se producirá el 19 de mayo favor del doctor Leonel Fernández, como ganador del debate, como lo alcanzó Bosch el 20 de diciembre en las elecciones del 1962, las primeras democráticas después de la muerte de Leónidas Trujillo Molina.

Nadie pensaría entonces que siete meses después, por esas veleidosas ironías de la historia, Bosch terminaría siendo derrocado, con base en los mismos argumentos que motivaron el debate político más trascendente que se registra en nuestro devenir contemporáneo.

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