El mar Caribe pertenece al océano Atlántico y baña las costas de Centro América y América del Sur. También conocido con el nombre de Mar de las Antillas es un arco natural compuesto por un conjunto de islas mayores y menores formando la parte insular que protege el Caribe Peninsular; lo que es conocido como El Gran Caribe.
La “Región del Caribe” identifica al conjunto de islas y países bañados por las aguas de este mar que albergó diferentes grupos aborígenes, como fueron los arawacos, los tainos y entre ellos “Los caribes” de donde se presume pudo haber surgido dicho nombre, aunque persiste otra versión.
Esta cuenca del Caribe fue el escenario de múltiples acontecimientos de importancia universal que no se dieron en otras partes del mundo.
En las Antillas se produjo el encuentro intercultural entre Europa y América y de ellas partieron las naves españolas hacia la conquista del resto del continente.
La cuenca del Caribe se convirtió en un centro mundial de comercio que estuvo en su órbita por más de dos siglos.
En las antillas volcánicas, ciclónicas se fraguó el sistema colonial del Capitalismo. Fueron fuente fundamental de la acumulación originaria de capital de Europa y Estados unidos.
En las antillas se libró la primera guerra imperialista de la historia. El neocolonialismo se engendró en ellas.
En la llegada de los imperios al Gran Caribe, no hubo contenido “civilizador” ni caminos de equidad y justicia ni senderos celestiales, sino explotación pura, espíritu de rapiña y de codicia.
La piedra angular fue el exterminio de los aborígenes bajo el peso del trabajo y de los látigos furiosos y el sometimiento a la esclavitud de millones de africanos/as arrancados violentamente de su tierra y transportados a las Antillas en el fondo oscuro y nauseabundo de sus cárceles flotantes.
En la antillas han ocurrido dos acontecimientos de capital importancia: la rebelión de esclavos más grande de la historia, en Haití, en 1791, que trastornó los proyectos del imperio francés en el nuevo mundo; y la primera revolución socialista del hemisferio occidental, triunfante en Cuba, el 1 de enero de 1959, que trastornó los planes de imperialismo yanqui en nuestra América.
A pesar de estos acontecimientos que cambiaron en cierto modo el rumbo de la historia, esto no ha sido suficiente para que los dominadores sigan teniendo como política tradicional el fomentar rivalidades y fricciones entre los países del Caribe, en mantener aisladas a sus islas, en impedir el acercamiento y la unidad de pueblos que tienen un origen, una historia y unas aspiraciones comunes.
Con estas tácticas han intentado destruir sus relaciones de amistad, solidaridad, colaboración y el respeto mutuo entre los pueblos antillanos.
