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viernes, mayo 3, 2024

El arte de debatir

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El debate presidencial del próximo miércoles 24 de abril -fecha primerísima en la historiografía dominicana- ha despertado un cuchicheo entre indecisos y votantes activos, que vale analizar: en lo alto y en el llano el tema está en boga.  La gente, de todos los niveles, hablan de política -a viva voz- ponderando la importancia del debate y deseando lo mejor para el candidato de su preferencia, en un terreno donde las ideas y la retórica serán claves; dependiendo del nivel de arte que exhiba cada exponente para proyectarse creíble y posible; en lo que oferta.

Son muchos los que apuestan a que de ese debate saldrá un líder triunfal -directo a Palacio, en primera vuelta- y uno que otro al retiro político.

Debatir, es un discurso oral -según la Real Academia de la Lengua Española- catalogado como un tipo de conversación estructurada. Y su objetivo es enfrentar dos o más opiniones, acerca de un determinado tema político, o al menos, discutible desde diversos puntos de vista.

En el caso nuestro -primer debate, completo- con la asistencia del presidente en funciones y candidato a reelegirse; la ocasión siembra un precedente que, por el hecho de que Luis Abinader Corona acuda al encuentro con el entusiasmo que exhibe -a sabiendas de que los que ahora llaman a debatir antes se negaron, burlones y rotundos- esa disposición, ya le gana simpatías al presidente actual y lo proyecta responsable ante nuestra democracia, además de que fortalece las instituciones que la modelan.

¡Amén a la buena fe! El presidente Luis Abinader se crece ante el país y ante el mundo al aceptar debatir cuando su popularidad es la más alta exhibida por presidente alguno en nuestra historia republicana: (72% del electorado criollo y en la diáspora lo aceptan -y aumentando- según mediciones internacionales). Y con ese margen, políticamente -Abinader tiene mucho que perder debatiendo con rezagados- así se comenta por lo bajo y nadie dude que algún asesor suyo secunde esa preocupación. Pero, más allá de temores superfluos, predomina la determinación y el buen obrar del hombre que nos gobierna y que le da primacía al deber cumplido: responsable en suma es el primer ejecutivo al cumplir sus promesas e impulsa eventos y cambios que harán del nuestro un mejor país: una República Dominicana vanguardista -a tono con el primer mundo- gobernado con buena fe, con ejemplos puntuales y prudentes… Sin triquiñuelas políticas a la hora de actuar y de frente al impulsar medidas que fomenten un mejor porvenir para todos los dominicanos… Sin importar que el mundo está convulso, que se habla de guerra nuclear y a pesar del caso Haití -fuera de control y grave para la estabilidad nuestra- el gobernante dominicano -contra viento y marea- aplica medidas equitativas y se emplea a fondo manteniendo en buen curso la economía y a raya las presiones internacionales que, a toda luz, confabulan para que la República Dominicana cargue -todavía más- con los desaciertos haitianos.

Pero, se hace evidente que, el Altísimo no hace porquerías y -sabio por demás- ante las oraciones de un país que en todo le da ¡GRACIAS A DIOS! El Señor escogió a hombres y mujeres oportunas para dirigir mejor los destinos de la nación en tiempos de crisis…

Ahora, vale exigir que los candidatos convocados a debatir aporten lo mejor de sí y expongan sus propuestas de gobierno con altura -diáfanos y creíbles-. El presidente, Luis Abinader, ha cedido la llave que abre puertas de mucha valía en la cuestión futura de hacer política y lo ideal sería que los actores beneficiados maticen el respeto de lugar y que de ninguna forma se violente el programa: que ninguno acuda a bajezas yéndose a lo personal y que predomine la mejor ética y camaradería…

La oportunidad es positiva -para la política nuestra- además de histórica, por ser primera vez y porque en lo adelante, debatir entre candidatos -cada cuatro años- podría ser obligado y elegante -como en otros estados democráticos del mundo- donde el votante espera con ansias los debates para ver y escuchar -de primera mano- todo lo relacionado a propuestas y a candidatos y así acudir a votar con una mejor claridad sobre el que sea beneficiado con su voto.

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