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martes, mayo 14, 2024

Trump y Danilo, comparación inverosímil y cruel; mandos miserables frente al coronavirus

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SANTO DOMINGO.Una comparación, aun siendo especulativa, al momento de enfrentar la pandemia coronavirus, no estaría mal, si la misma contribuye a abrir los ojos de los afectados y los amenazados por la enfermedad.

Parecería inverosímil, pero al comparar la deficiente forma en que el gobierno de la principal potencia económica y en la mayoría de los órdenes,  en el mundo, está siendo derrotado por su estrechez de visión y su falta de liderazgo: Donald Trump, de aquel lado.

De este lado, en la República Dominicana, en donde un gobierno obsesionado por retener el poder, impuso su falta de visión y avanzó cruelmente en solitario, sumiendo el país en una catástrofe de salud pública que tiene a la población con rumbo incierto, sustentado su único tino en la falta de cultura y educación primaria, que coloca esa población en los últimos lugares de escolaridad en todo el mundo.

Ambos coincidieron en precipitar una apertura extemporánea prescindiendo de la presencia viva del virus. Lo hicieron en un mismo nombre: en nombre de la economía. Los ricos siempre se imponen, caiga quien caiga.

Y fijarse, sobre todo, en que la estrategia de ambos es muy simple: ignorar el coronavirus. Wakala! No hay que olvidar que Trump, como el PLD y Medina, se han enfrentado a una campaña electoral desfavorable. Danilo perdió. ¿Perderá Trump?

Donald Trump según Washington Post se presentó a una hora de entrevista en uno de los principales canales difusores de su país, Fox News, y “estaba nervioso, en un intento por defender el manejo fraudulento del coronavirus con falsedades y afirmaciones dudosas”. Norteamérica, Estados Unidos, ha sido víctima del coronavirus que le ha cobrado 137 mil vidas, de la sumatoria global de 600,000 vidas, cifra que se multiplica todos los días.  En el mundo han sido reportados casi quince millones de afectados por la desconocida y rara enfermedad viral.

Allí, 51 millones están desempleados. Aquí, el universo está desempleado.

El gobierno dominicano se ha mantenido pidiendo apoyo político para legalizar distintos períodos de emergencia durante los cuales ha primado la represión de la población, ninguna educación dirigida a las masas para orientación autodefensiva, y la difusión de cifras a conveniencia, elaboradas en forma unilateral, ya que no se decidió a concertar con los grupos más importantes del país en la elaboración de un plan maestro para enfrentar el covid-19. Este país ya registra más del millar de escalofriantes muertes y seis decenas de miles de contagiados por la pandemia. Se agotaron las camas y medicamentos en los hospitales, incluido un alto porcentaje de personal médico y paramédico que, por el atraso en la salud pública, está sobrecargado de envejecientes y personal en edad de retiro que no puede arriesgarse a la enfermedad.

Este gobierno se atrevió a decretar una desescalada, es decir la vuelta a la normalidad, cuando no había sido lograda la meseta o tope del avance del COVID-19 en el país. La situación se tradujo en un vuelco de la población rompiendo las medidas de rigor de distanciamiento y cuidado defensivo frente a la pandemia. El relajamiento oficializado hizo que la población saliera a celebrar que le liberaran del método de represión policial con que se quería simular el combate contra la enfermedad que ha logrado hasta un 142 por ciento de incremento progresivo.

Un gobierno que agota dos períodos de cuatro años y que, forzado a retirarse en forma definitiva, obtuvo, ahora, autorización para decretar mes y medio adicional de emergencia nacional, forzando al gobierno entrante a sumarse a esa medida, a partir del 16 de agosto. La población deberá abandonar los bares, salas de fiestas, balnearios y playas a la que había retornado festivamente. Por el momento esa población está sometida a una desconcertante incertidumbre sin saber cuáles serán las disposiciones concretas a tomar.

Trump en USA

Trump, presidente norteamericano asume un comportamiento de showman títere de grandes grupos económicos al defender solo el avance de focos económicos con mentalidad empresarial, pese al descalabro de la salud pública, simula combatir hablando falsedades y descuidando el liderazgo de los grupos técnicos que deben asesorarlo frente a la crisis.

Trump se niega a obligar la población al uso de la protección de la mascarilla cubriendo boca y nariz, y llama alarmistas a sus principales asesores sanitarios gubernamentales; mientras, científicos norteamericanos reprenden al presidente por su respuesta al coronavirus acusándolo de denigrar la experiencia científica; Trump no quiere costear las pruebas ni el seguimiento de la enfermedad con fondos públicos. ¡Pobre, rico país!

República Dominicana es un pequeño país, un punto borroso y diminuto en el hemisferio que siempre ha sido émulo, aunque obligado y pisoteado por las corporaciones norteamericanas. Ahora, ambos linderos confluyen en ver sus poblaciones abandonadas a su suerte al tener que enfrentar una pandemia histórica y cruel. ¿Contaremos con alguna astucia desconocida que sea confiable?

 

 

 

 

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