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domingo, mayo 5, 2024

Guerra mundial sicológica

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SANTO DOMINGO. Eso que estamos presenciando en vivo que no es más que un síntoma de los tiempos, la presión de Rusia para conseguir objetivos específicos en sus relaciones con Ucrania, es una oportunidad magnífica para los estudiosos de la comunicación social.

La coyuntura nos ofrece la excepcional oportunidad de incursionar en los intríngulis de una faceta de la permanente guerra de intereses entre las grandes potencias. Dígase de paso: todos estos países que son conducidos por mentalidades subyugadas, viejas y anacrónicas, asesores de jóvenes carcomidos por los usos de la narcomanía, no importa sus niveles de responsabilidad. (Recordemos cómo los alemanes, durante la Segunda Guerra Mundial hacían pelear a sus soldados, hasta por tres días seguidos sin dormir, dándoles como merienda pastillas de anfetamina. Y esto, es historia, no guerra sicológica).

Europa, ah, la vieja Europa con Alemania, ah, Alemania, Francia y Gran Bretaña, han conformado siempre las circunstancias para las grandes guerras. Como Rusia, hoy día tan capitalista como China y Japón, han sido también, los armadores de las grandes guerras generadoras de millones de muertes, hambre, atraso económico, destrucción de todo avance de la humanidad, y generadores de todo tipo de penurias. No hay que dejar a ninguno fuera de esta apreciación. Son todos iguales al momento de juzgar sus roles de monstruos.

Hoy, más que ayer, el instrumento de la comunicación ha sido arma preferida por los bandos. Mientras más poderosos son, tienen mayor predilección por los recursos, hoy más avanzados que nunca, para la desinformación que siembra confusión y perversidad en las mentes.

La guerra sicológica no es cosa de hoy. Tomémosle el pulso en la Roma imperial.   La difusión de noticias falsas que la generación de las altas tecnologías denomina hoy “fake news”, y qué bueno que sea en inglés, no tiene una lengua preferida, sin embargo.

Esa manía desinformativa y confusionista ha convertido la generalidad de la prensa norteamericana y sus corporaciones en verdaderas industrias del panfleto. Es algo increíble, aunque no nuevo, lo que está ocurriendo.

Los medios de prensa europeos por igual. Y no sólo hay que hablar de la manipulación de lo difundido. Está a la moda, la supresión de los medios del contrario. Las redes virtuales corporativas son la mejor muestra de esto.

Lo peor podría ser que países dependientes de esos frentes poderosos se plieguen borreguilmente a reproducir todo lo que les llega, sin ejercer el músculo de la inteligencia de sus pueblos. Como está ocurriendo, aquí, entre nosotros.

En el caso de los sucesos entre Europa y su terrorífica banda armada que denominan OTAN, no hay nada nuevo. Sólo hay que revisar la historia. Las dos grandes guerras mundiales, la nacida en Europa, la primera, con Alemania y Occidente a la cabeza.  Y la segunda, también con Alemania a la cabeza y su verdugo, mayor genocida de judíos y de gentes de todo tipo por puro racismo conocido por la humanidad, Adolph Hitler, verdadero generador de esa segunda gran guerra mundial.

Tal vez, China, sus adláteres y Rusia, sean nuevos sujetos modelos de guerras, ahora inmersos en el nuevo capitalismo.

Quedaría la necesidad de recomendar a todo quien pueda, disponer de las facilidades de la comunicación social de hoy día, para obviar las propagandas de la mejor manera. Y recurrir a los almacenes de informaciones disponibles para edificación propia. Aunque con sumo cuidado, porque Google y Microsoft no son excepciones.

Sigamos adelante, pues, con la desnazificación (eliminación de grupos neonazis surgidos a partir del 2014) de Ucrania, que impulsa Rusia, hoy.

Pero, esto, de la desnazificación no es más que la rehabilitación de aquella iniciativa de los ejércitos aliados (Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Soviética contra las fuerzas armadas de la criminal y vengativa Alemania nazi, el Japón imperial y la Italia fascista), después de su victoria sobre la misma Alemania nazi, el 8 de mayo de 1945.

La eliminación propuesta e iniciada manu militari, hoy, por Rusia, apunta a erradicar de Ucrania a los focos pro nazis (Milicia Nacional o movimiento Azov, terroristas oficializados en Ucrania), existentes en las zonas declaradas por Rusia como repúblicas independientes, como en toda Ucrania.

Veamos todo esto sin perder de vista que estamos inmersos en una guerra sicológica, más que en una amenaza de una tercera gran guerra, que ahora sería mucho más terrorífica y destructiva, aunque los focos tradicionales constructores de grandes guerras nos quieran engañar desinformándonos con fake news y sus grandes mentiras represivas de la libertad.

 

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