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lunes, mayo 6, 2024

En Haití: ¿Quien por su gusto muere hasta la muerte le sabe a gloria?

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Está por verse si ciertamente la historia se repite.

El viejo refrán se ha confirmado millones de veces. Cuando haces algo negativo o perjudicial porque quieres, tienes que aceptar las consecuencias. Y sin ningún arrepentimiento.

China y Rusia, dos de las tres potencias mayores y más antiguas del mundo, conocen esa historia. Y se niegan a aceptar que una vez más, Haití, tenga que padecer las consecuencias de una repetible invasión de fuerzas en ese país, a donde se envía a hombres armados hasta los dientes, para combatir otros hombres armados, como mejor método puesto en práctica por la ONU, para conseguir la paz. Por eso no la apoyan, sino que prefieren esperar el desarrollo de los acontecimientos. Y esperar de nuevo, si de lo amargo nace lo dulce, y no, pura retama demoledora.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), triste protagonista de una de las más lamentables y sucesivas invasiones militares padecidas por Haití, en nombre de la paz, decidieron que un país africano, Kenia, sea el disfraz de la nueva ocupación de fuerza que arropará a los haitianos.

Quién no recuerda la Misión de las Naciones Unidas de Apoyo a la Justicia en Haití (MINUJUSTH), que finalizó su mandato el 15 de octubre de 2019, poniendo fin a 15 años consecutivos de operaciones de mantenimiento de la paz en el país. Desde entonces, las Naciones Unidas en Haití continuó apoyando a Haití con una nueva configuración, a través de las 19 agencias, fondos y programas presentes en el país y la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH), establecida por la Resolución 2476 del Consejo de Seguridad. (2019). Pero hoy todo sigue igual y volvemos a lo mismo.

En la ONU, ahora, lograron sumar 13 votos a favor, sin las 2 negativas (abstenciones de China y Rusia). La resolución promovida por Estados Unidos, y redactada por éstos, lo dice con claridad, con excusa y todo: es una misión multinacional de apoyo a la seguridad “ajena a la ONU, se crea para un período inicial de doce meses» con una reevaluación después de nueve meses. Todo está previsto para que sea una misión de larga duración. Martin Mavenjina, de la Comisión de Derechos Humanos de Kenia, dijo que los agentes de policía kenianos podrán ser enviados a Haití a más tardar en enero del 2024.

Pero ¿son los haitianos?, no son los haitianos. No es el pueblo haitiano el que ha pedido que lo invadan nueva vez. Lo han pedido a través de un grito desesperado, con rango de estertor, de un hombre incompetente, puesto ad hoc en el cargo de primer ministro, Ariel Henry.

William Ruto, presidente de Kenia
William Ruto, presidente de Kenia

Para escalar a ese cargo, estaba trepado en un partido político, para lo que hubo que asesinar al presidente Jovenel Moïse, un 7 de julio de 2021, en Petion-Ville, que lo había designado, en una confusa situación nunca aclarada. Porque así son las cosas en la historia de Haití: nunca se aclara nada.

Henry, repudiado ampliamente en las calles haitianas, pero quiérase que no, gobierna una nación que históricamente ha enseñado al mundo que, los esclavos, un día que lo decidan, pueden rebelarse para no ser más esclavos, aunque tengan que cargar con la gloria de lograr su libertad, como si fuese un castigo injustificado y sempiterno.

La idea dispersa en todo el globo por los más desacreditados voceros es la de que los haitianos son los culpables de que en ese país haya un desorden que lo criminaliza todo, en las calles y vecindarios, violando derechos, para cebarse en su propio desorden, apandillándose para el bandidaje que usufructúan miserablemente.

El Consejo de Seguridad de la ONU acogió, este lunes 2 de octubre, al envío a Haití de una fuerza multinacional encabezada por ¿cuántos militares? ¿Mil, dos mil? ¿Sólo de Kenia? Porque en los medios haitianos se están diciendo muchas cosas. Kenia se ha prestado para ello, en medio de un panorama africano cada vez más complicado Kenia no teme acogiéndose al amparo placentero del gobierno de Joe Biden, de Estados Unidos, para ayudar a Haití, del que se dice, su capital Puerto Príncipe, está abrumada por pandillas que utilizan armas, se dice, contrabandeadas desde los mismos Estados Unidos.

La nueva resolución, que tal vez sea implementada en su totalidad dentro de meses, precisamente, como para no dejar, generaliza el embargo de armas pequeñas y municiones a Haití, que hasta entonces solo se aplicaba a los líderes de las pandillas, objeto del régimen de sanciones implementado en octubre de 2022.

Antonio Guterres, secretario general de la ONU dice, para sustentar la decisión de su organismo, y resume: que la crisis económica, política y de seguridad que atraviesa Haití ha empeorado aún más durante el último año, con bandas «más numerosas y mejor armadas » que los aproximadamente 14.000 policías contabilizados a finales de junio. En total, entre octubre de 2022 y junio de 2023 se contabilizaron cerca de 2.800 asesinatos, entre ellos cerca de 80 menores, según su informe.

Este contrabando de armas ha sido una preocupación permanente, precisamente, de Rusia y China, naciones que han propuesto un embargo de armas para Haití. Claro, siendo rechazado por el mismo Consejo de la ONU que ahora ordenan invadir Haití, como otras tantas veces.

Previo a la resolución de la ONU, la semana pasada, el ministro de Defensa de Kenia, Aden Duale, a nombre de su gobierno firmó un acuerdo de defensa con Estados Unidos. Ese día, durante su visita a Nairobi, el Secretario de Estado estadounidense de Defensa, Lloyd Austin, reiteró la promesa de Biden ante la ONU, de que hay por lo menos 100 millones de dólares en apoyo a la intervención keniana en Haití.

En las redes se recoge la versión de que mientras Estados Unidos se prepara para la invasión de militares africanos a Haití,  ya las fuerzas especiales estadounidenses han estado desplegadas en territorio haitiano, durante más de un mes y están formando una brigada policial especializada recién formada y anunciada llamada UTAG, la Brigada Temporal Anti -Unidad de Pandillas . El haitiano-estadounidense Jean-Pierre Alfred, ex soldado del Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea, en una entrevista en profundidad, hizo tales revelaciones esta semana en el sitio online Redacted. (https://www.youtube.com/watch?v=fMzPR1FMJs8&ab_channel=HaitiToutNews ).

El doctor Ekuru Augot, abogado y político, ex candidato presidencial de la Tercera Via, de 2017, en Kenia, declaró a la prensa, sobre los fondos norteamericanos que es «dinero que ni siquiera irá a parar a la policía, sino que se envía a Haití para limpiar el trabajo sucio de Estados Unidos y Francia. Dejemos que Estados Unidos y Francia arreglen el desastre que crearon. Ya ha calificado la misión de Kenia en Haití, como una potencial «misión suicida» para los oficiales kenianos.

El Ministro de Relaciones Exteriores de Haití, Jean Victor Geneus agradeció, de inmediato, en la ONU lo que llamó la «expresión de solidaridad» que supondrá la fuerza multinacional de Kenia. Geneus, en una reacción a la defensiva, insistió en que Généus en que la resolución aprobada hoy «reafirma el compromiso con la independencia, soberanía e integridad de Haití y que en definitiva corresponde al Gobierno haitiano la responsabilidad última para garantizar la estabilidad, el respeto de la ley y los derechos de su pueblo en el territorio». Pues de eso se trata, cuando lo dejen y puedan.

En la misma ONU, el embajador ruso Vasili Nebenzia dijo que su país no quiso oponerse a la fuerza multinacional, pero recordó que «Haití ya tiene muchas experiencias de interferencia extranjera irresponsable» y que esta misión «está autorizando de nuevo el uso de la fuerza sin un preciso entendimiento de los parámetros de la misión».

También, el embajador de China, Zhang Jun, dijo que le costó aceptar que la resolución apele al capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas, ya que «siempre ha tenido un enfoque cauto y responsable, en lo referente a la soberanía estatal y la no interferencia en asuntos internos».

 

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